Por: Zulema Alanes B. |
37 días de marcha y 60 días de espera por respuestas del gobierno, terminaron por demostrar que el Movimiento Al Socialismo (MAS) no es una expresión genuina ni pionera del proyecto indígena y popular.
Evo Morales usurpó las luchas del katarismo de Genaro Flores en la resistencia a las dictaduras, las conquistas de la primera Gran Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad de 1990, entre ellas la Asamblea Constituyente; las luchas contra la privatización y por el bien común en la histórica Guerra del Agua del año 2000 en Cochabamba y donde nada tuvo que ver el Chapare, las luchas de la CSUTCB contra el neoliberalismo a la cabeza del Mallku que fueron el detonante de la Guerra del Gas en octubre del 2003.
Ya en el poder, desvirtuó el Pacto de Unidad entre campesinos e indígenas que, si bien en la Asamblea Constituyente encarna posiciones territoriales culturales, ideológicas y políticas que expresaban la síntesis de sus luchas, que se expresan en una nueva Constitución de avanzada que es partidizada por el MAS.
PARLAMENTO INDÍGENA Y AUTODETERMINACIÓN
La XI Marcha Indígena partió de Trinidad, Beni, el 25 de agosto, recorrió 560 kilómetros hasta la ciudad de Santa Cruz, y permaneció 60 días en la capital oriental esperando una respuesta a la solicitud de diálogo formulada al Gobierno.
La columna representó a los 34 pueblos originarios de tierras bajas, pero también contó con el apoyo del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), de las tierras altas. Participaron 30 líderes de la primera marcha de 1990, hoy ancianos, que testimonian que desde hace 31 años los pueblos del Oriente caminan por un pedido recurrente, el respeto al territorio.
Plantearon una agenda de 14 puntos, que además del principal, demandaba la creación de un fondo indígena, la derogación de leyes y normas que afectan a sus pueblos, atención a los problemas de salud, educación y la aprobación de una nueva ley de Amazonía, entre otras.
Cabildeo Digital realizó la cobertura de la marcha y recogió el reclamo Marcial Fabricano: “el gobierno ha declarado la guerra a los indígenas” como vocero del Parlamento Indígena que reivindica los territorios de tierras bajas contra los avasallamientos, las quemas indiscriminadas y la deforestación.
Actividades extractivas sin consulta previa o con una supuesta consulta de la que pocas veces se enteran las bases, avasallamientos cada vez más violentos de colonos y el hostigamiento de grandes empresarios agropecuarios, más la destrucción de las áreas protegidas, fueron algunas de las razones que hicieron germinar la marcha.
“Nos están dando un mal pago, olvidan que gracias a nuestras luchas históricas fue posible la reforma del Estado boliviano”, dijo Fabricano a Cabildeo Digital y anunció que se ha iniciado una nueva etapa “para consolidar la autodeterminación de nuestros pueblos”.
UN COCALERO SIN PROYECTO INDÍGENA
Arce ha seguido las mismas políticas del cocalero Evo Morales, que no sólo no expresa el proyecto indígena, sino que no es indígena, no domina su idioma nativo y no maneja la ideología indígena, territorial, es un campesino genuino de Oruro que se fue al Chapare y se erigió como representante de los colonizadores de las tierras altas del Trópico.
Evo Morales no entiende el territorio sino simplemente la tierra. La tierra hace del campesino una clase, el territorio hace de una etnia, una nación. Para la mentalidad de Morales la capa arable es un pedazo de tierra que da frutos, para la concepción indígena originaria el territorio es subsuelo (petróleo, gas, minas, suelo, espacio aéreo) y representa biodiversidad. El territorio y la tierra no son lo mismo, inspiran diferentes proyectos.
ESTADO PLURINACIONAL FALLIDO
Bajo la visión del MAS el proyecto indígena quedó mediatizado y truncado. Se impuso el proyecto de los interculturales, o mejor, cocaleros que avanzan hacia el TIPNIS, provocan quemas para ampliar la frontera agrícola y avasallan las áreas protegidas para producir coca.
Chaparina, Takovo Mora y Tariquía son los símbolos de la resistencia indígena ante el avasallamiento del régimen de Evo Morales.
“Los vamos a reventar” fue la amenaza de los colonizadores interculturales contra los indígenas de tierras bajas que el 2011 protagonizaron la Octava Marcha en defensa de su territorio y en contra de la carretera que atravesaría el TIPNIS. Y el 25 de septiembre, Evo Morales ordenó el operativo policial que reprimió violentamente a hombres, mujeres y niños indígenas que se encontraban en el campamento instalado en Chaparina.
El 18 de agosto de 2015 el gobierno del MAS ordenó a la Policía la represión de las protestas guaraníes en Takovo Mora. Gasificaron hasta los domicilios y entraron a las viviendas para arrestar a la dirigencia de la movilización que exigía que el gobierno cumpla con la consulta previa a la exploración petrolera en su territorio.
Y en marzo de 2019, nuevamente el régimen masista burló el compromiso firmado con las comunidades indígenas que rechazan la actividad petrolera en la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía e ingresó con el uso de la fuerza policial al área protegida. Fue el inicio de un largo proceso de valiente resistencia liderada por las mujeres indígenas de esa región.
Por obra y acción del MAS el Estado plurinacional es un Estado fallido porque en la letra de la Constitución se sustenta en 36 naciones o pueblos indígenas, pero en la práctica solo potencia la hegemonía aymara y alienta el revanchismo colonizador intercultural.
A continuación, Cabildeo Digital presenta las notas que relatan la marcha indígena, sus reivindicaciones y la frustración por el proyecto indígena truncado.
FABRICANO: EL GOBIERNO HA DECLARADO LA GUERRA A LOS INDÍGENAS