Por: Wilson Garcia Merida |
En su edición del 23 de agosto de 2020, Sol de Pando publicó el informe titulado “Evo Morales, pedofilia, poder y negocios” destacando que el Gobernador del MAS en Cochabamba, Iván Canelas Alurralde, había entregado en 2018 una vagoneta de uso oficial a la familia de Noemí Meneses Chávez, una de las concubinas adolescentes del entonces presidente Evo Morales.
Era una vagoneta Nissan Patrol, color negro, con vidrios polarizados y placa de circulación 3151 GAH.
El vehículo era un activo de la Unidad de Cuencas de la Gobernación de Cochabamba, cuyos funcionarios tuvieron el tino de denunciar formalmente la extracción como un “robo”, lo cual permitió a la Policía hacer el rastreo respectivo. Los mismos funcionarios aseguraron a Sol de Pando que el auto también era usado por el dirigente cocalero Leonardo Loza, correligionario íntimo de Evo Morales.
EL FABULOSO DESCUBRIMIENTO EN EL CELULAR DE NOEMÍ
El domingo 12 de julio de 2020, investigadores policiales recuperaron la vagoneta en un mercado del municipio rural de Tiraque, con la concubina de Evo Morales y una hermana suya a bordo, junto al chófer Jhonny Meneses.
En el operativo policial se confiscaron los celulares de las dos muchachas; en el de Noemí se descubrió que mantenía una relación amorosa con Evo Morales desde 2015, es decir cuando aún era una niña de 14 años, nació en 2001.
El teléfono contenía archivos —entre fotos, videos y mensajes, algunos con alto contenido sexual— que demostraban sin margen de duda la relación pedófila que el líder cocalero mantenía con Noemí durante más de cinco años.
IVÁN CANELAS Y ARTURO MURILLO HERMANDOS POR FINSA
El 21 de agosto de ese 2020, el viceministro de Gobierno Javier Issa anunció que el ex Gobernador sería convocado a declarar para esclarecer su participación en la entrega indebida de aquel vehículo oficial a la familia de Noemí Meneses. Sin embargo el Ministro de Gobierno, Arturo Murillo, desautorizó a Issa ordenando que la citación policial a Canelas sea desactivada. El ex Gobernador jamás compareció para esclarecer su participación en aquel uso indebido de un bien del Estado. Canelas y Murillo eran viejos amigos.
A inicios de los años noventa, el entonces periodista emigró de La Paz a Cochabamba para recuperar su dinero depositado en la tristemente célebre inmobiliaria FINSA. Se conoció con el empresario bananero Arturo Murillo —que también tenía depósitos en la narco-inmobiliaria—, y entre ambos trabaron amistad con los hermanos Arévalo, dueños de FINSA, logrando la devolución expedita de la plata, junto a algunos pocos acreedores privilegiados como Los Kjarkas. La mayoría de los ahorristas, gente del pueblo, perdieron sus ahorros en la estafa, entre ellos mineros relocalizados que tuvieron que migrar al Chapare para convertirse en cocaleros. Canelas terminó trabajando al servicio de Nelson Arévalo como su “asesor de imagen”, y su amistad con Murillo se hizo inquebrantable.
A inicios de los años 2000, encabezando un grupo de periodistas con Alex Contreras y Marcos Carrillo, Iván Canelas se apegó a Evo Morales armando el primer entorno de aduladores y celestinos que acompañó al cocalero en su voraz su ascenso al poder. Fue Ministro de Comunicación y luego Gobernador de Cochabamba.
El acto de proxenitismo que Iván Canelas cometió despojando al Estado de un bien público para satisfacer la promiscuidad sexual de su jefe, corrompiendo a una menor de edad, ha quedado impune; y desde entonces se borró de la escena.
Quizá, este caso, debería ser reabierto para un Juicio de Responsabilidades en el nuevo contexto jurídico del país.
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©Redacción Sol de Pando
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