Por: Mgr. Hugo Perez Romero |
Es preciso comenzar con una analogía del premio nobel en economía Milton Friedman, la inflación es como el alcoholismo, al principio se sienten los efectos buenos antojándose de beber mas pero luego viene la resaca; de la misma manera actúa el incremento salarial, al existir una severa confusión entre dinero y riqueza, se pretende engañar a la población camuflando con un incremento nominal es decir en números nada más, pero no real; en el entendido que al principio se tendrá la ilusión de comprar mayor cantidad de bienes de capital, es decir nos alcanzara para comprar mayores insumos de la canasta básica, pero en un tiempo corto subirá el precio y los afectados son la población en general, haciendo de este incremento una suerte de que la cura es peor que la enfermedad.
Pero naturalmente es predecible esta proyección debido a una ley básica económica que los estudiantes de las facultades de ciencias económicas y empresariales notan desde muy lejos, al existir mayor dinero en mercado, se presume la compra de mayor cantidad de productos lo cual genera escasez, por lo tanto, el efecto inmediato según la Ley de oferta y demanda, es subir el precio de los productos escasos, siendo así que nuestro país va realizando incrementos salariales desde la gestión 2005 con un Salario mínimo nacional de 405 Bs. con el actual para la gestión 2021 de 2164 Bs.,
Es decir 5 veces más que cuando comenzó con estas políticas de estado mezquina, las cuales quitaron productividad en el empresariado, potenciaron el desempleo, quebraron emprendimientos y son espanta pájaros para las inversiones sea nacional o extranjera.
Cualquier inversionista en su sano juicio dudaría en invertir en nuestro país, comenzando con el infierno fiscal en el que se vive y un miedo rotundo a la seguridad jurídica a la cual se tiene que atener.
El incremento salarial se tiene que entender como pan para hoy pero hambre para mañana, ya que no significa que con unos cuantos pesos estamos solucionando el problema real que azota el país, son medidas analgésicas que el estado utiliza para contentar a sectores obreros los cuales sin un criterio técnico exigen al gobierno dispararnos en el pie, para ir sangrando poco a poco hasta llegar a un estado de mendigo que tendrá como opción solicitar créditos o lo mas peligroso imprimir billetes los cuales eventualmente potenciaran la inflación para la siguiente gestión, y así sucesivamente, hasta llegar a una crisis económica donde los que tendrían que soportar el peso del país que son los empresarios a través de sus tributos, estarán escuálidos debido a que pagaron el incremento salarial y el doble aguinaldo.
Ahora, imaginemos que se aprobó el incremento… y los beneficiados de dicha medida serán los empleados privados y públicos, bajo esta lógica en donde quedaron los empleados informales que ganan menos de lo estipulado en la ley y trabajan más horas de las debidas, donde quedaron las pequeñas y medianas empresas que apenas se están recuperando de la crisis económica por la pandemia, donde quedaron las personas que viven de trabajos del día, no obstante que nuestro gobierno se jacta de una ética anti discriminatoria, vemos como con una mano acaricia y con la otra azota, lo lamentable es que azota a la mayoría, la misma que según los datos estadísticos de las elecciones nacionales votaron por él.
Es preciso entender que los mejores salarios no son los que más ceros y dígitos contenga la cifra, si no mas bien, son los que permitan mayor productividad empresarial y pretender un empleo total, en esencia motivar a que los ciudadanos tengan la ambición de convertirse en empresarios para proporcionar empleos; y de esta manera estaremos evitaremos a corto plazo una cirrosis económica como presume Friedman.
| Hugo Pérez Romero es asesor general Colegio de Ciencias administrativas y empresariales de Cochabamba