Calderón, por su lado, se comprometió a asumir la nueva etapa al frente de la estatal y encaminar la nueva etapa de industrialización del litio.
Vía: Datapolis |
De manera sorpresiva, Karla Calderón asumió este lunes como nueva presidenta ejecutiva de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). Fue posesionada por el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, con la misión de acelerar los proyectos industriales que se encuentran pendientes.
El ministro de Estado atribuyó el cambio de Carlos Ramos –quien estuvo al frente de YLB desde agosto de 2021– debido a que el mandatario Luis Arce encomendó que se deba asimilar un nuevo ciclo en la conducción de la empresa estatal.
En ese sentido, la potosina Calderón fue posesionada por su amplia trayectoria en el área y los diferentes cargos que asumió en YLB desde hace seis años. Molina expresó que en las nuevas funciones que asuma contribuirá de manera positiva en la empresa.
“Para nosotros es que necesitamos impulsar una dinámica distinta a YLB, acelerar no solamente los proyectos que estamos ejecutando sino también lograr avanzar en los proyectos estratégicos industriales como es cátodos y baterías”, afirmó el ministro durante el acto de juramento.
Uno de esos proyectos es justamente la consolidación de la Planta Industrial de Carbonato de Litio, emplazada en el desierto de sal de Uyuni, del departamento de Potosí, el cual debe asumir la nueva autoridad de YLB.
La construcción de esta complejo demandó una inversión de aproximada de $us 130 millones y se proyecta que tendrá una capacidad de producción de al menos 15.000 toneladas (t) por año cuando alcance su capacidad máxima.
Para el analista y exdirector del Banco Central de Bolivia, Gabriel Espinoza, «el cambio que acabamos de ver es desesperado y signo del total deterioro de gestión en el gobierno de Arce. Con todo el respeto que merece la nueva Presidenta de YLB, gestionar un proyecto tan importante como para que reemplace los ingresos de gas, y que además debe moverse en un mercado global y mucho más complejo que lo que en su momento fue el de gas; va mucho más allá de las capacidades que sugiere su perfil público».
En la red social X Espinoza presentó una suerte de listado de cinco dudas:
1. En enero se firma un acuerdo (no contrato) con CATL (la primera calificada en la licitación abierta en 2021) y luego, seis meses después se firman acuerdos con la segunda y tercera calificadas… sin haber visto avances con la primera ¿cuál es el motivo que lleva al gobierno a la firma de convenios en los tiempos que vemos?
2. Aún no nos han dicho de dónde vamos a obtener el agua para la primera etapa anunciada en enero (expansión de la planta de carbonato de litio, todavía bajo la tecnología de evaporación).
3. Se sigue hablando de “inversión” de empresas chinas y rusas, pero eso choca con el esquema constitucional, en el que la propiedad y control del litio debe estar siempre bajo YLB. En el mejor de los casos tendremos préstamos o plantas llave en mano que deberemos pagar (la gran diferencia entre esto último y una “inversión”: el riesgo es todo de YLB). ¿La llegada de estas empresas es bajo el formato de inversionistas, prestadores de servicios o constructores y operadores solamente?
4. De ley de litio ni se habla, por lo que no sabemos cuán grande o chico es el Government Take. Si vamos a pagarles a los operadores en plata ellos podrían entender que el riesgo de impago es menor, pero si vamos a pagar en litio, ahí podríamos tener una explicación sobre el retraso en la implementación de los convenios: sin saber cuánto se queda el gobierno, ninguna empresa en el mundo pondrá un peso para arrancar nada.
5. Esto último es todavía más preocupante en un momento en el que parece que el Gobierno de Arce se prepara para romper con la ALP y empieza a buscar alternativas para gobernar por decreto ¿El ejecutivo ha mandado una norma a la ALP sobre el litio? ¿Cuál es el esquema de rentas e impuestos? ¿Cómo se distribuyen esos ingresos?