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METIENDO LA CUCHARA EN EL DEBATE DORIA MEDINA, SARAVIA Y BRETEL -SOBRE EL CAPITALISMO DE ESTADO O DE MERCADO-

 

Por: M. Sc. Joshua Bellott Sáenz | 

Seguí con algún detenimiento el debate acalorado que se originó con el discurso de Samuel Doria Medina al finalizar el 2022, a propósito del aniversario de su partido político, la critica de Antonio Saravia, la respuesta de Doria y la réplica, nuevamente de Saravia. Pero también, la intervención de Guillermo Bretel que complementa y trata de conciliar las posiciones, que él mismo denomina, ortodoxas y apegadas al liberalismo clásico de parte de Saravia y de poca claridad y falta de principios rectores en su modelo de administración pública, por parte de Doria Medina. Sin duda, la intervención de este último, es poco refutable porque justifica muy bien todas sus afirmaciones. 

Sin embargo, para introducir algunas ideas expuestas en este debate, me parece importante hacer algunas puntualizaciones conceptuales y teóricas.

Se debatió sobre el capitalismo como sistema económico, y su adjetivación como “capitalismo boliviano”. Aclaramos que el capitalismo en su concepción pura es un modo de producción y no un sistema, en el que existe un dueño de los medios de producción y trabajadores asalariados que son parte del proceso de transformación productiva para obtener bienes y servicios. 

Prefiero hacer esta aclaración, porque el dueño de los medios de producción puede ser un capitalista privado, pero también podría ser el Estado. Por lo tanto, para hablar del capitalismo como sistema, deberíamos referirnos al mismo como capitalismo de mercado o capitalismo de Estado. Lo que sí es evidente, es que el capitalismo como modo de producción es más eficiente (empíricamente comprobado) en el mercado libre, y el mercado libre se reproduce de mejor forma en un sistema democrático que asegura las libertades individuales. La diferencia entre un capitalismo de Estado y uno de mercado, es que el dueño de los medios de producción, en el primer caso, son los que detentan el poder (o sea los administradores del Estado o gobierno), y en el segundo, los privados, o sea, el pueblo.

Por eso que, el socialismo es un capitalismo de Estado que otorga el control de los medios de producción a la clase obrera (según Marx), pero que en los hechos son representados por el Estado que, además, asume la abolición de la propiedad privada y del capital para “anteponer los intereses colectivos a los individuales”. Por lo tanto, es un simple cambio de capitalistas enmarcado en un sistema de organización social autoritario. 

En consecuencia, cuando Saravia afirma que un verdadero capitalismo requiere que el mercado defina qué producir, se refiere al capitalismo de mercado, y es evidente que, éste es el sistema económico más exitoso de la historia de la humanidad, y es el responsable de haber sacado de la pobreza a millones de ciudadanos. El sistema capitalista de mercado, está compuesto; por un lado, por un modo de producción capitalista en manos de los privados que acelera e incrementa la producción de bienes y servicios para abastecer las necesidades crecientes de la población, y por el otro, por un mercado, como base institucional que le ofrece a ese modo de producción las mejores condiciones para su reproducción y acumulación de riqueza.

Era importante esta aclaración, porque en economía se le atribuye al mercado, y a millones de decisiones descentralizadas e individuales, el poder de definir qué producir, cómo producir y para quien producir. Pero para que estas decisiones sean las mejores y se asignen eficientemente los recursos, se debe cumplir algunas condiciones. Quizás la más importante: “que existan muchos oferentes y muchos demandantes”. Este es precisamente; según mi percepción, el mayor problema histórico de la economía boliviana. La producción, siempre fue de muy pocos. Es lo que, en mi libro de reciente publicación, denomino: “problemas de escala” (Diagnóstico y Acciones en el Ámbito Productivo – Comercial, para la Recuperación Económica. Bolivia 2030, https://bibliotecavirtual.del.org.bo/nuevo/).

Samuel, afirma que su modelo es diferente porque no promueve un capitalismo oligárquico, acusando al neoliberalismo de haberlo hecho. Cuando en realidad, todos los gobiernos en la historia de Bolivia promovieron que sólo algunos puedan generar valor y riqueza, olvidándose de la mayoría de los bolivianos. De hecho, creo que el gobierno del MAS fue el que exacerbó en los últimos años, este capitalismo oligárquico. En Bolivia, tan sólo 100 empresas pagan el 65% de las recaudaciones. Los grandes contribuyentes que representan el 1,17% del padrón, aportan con casi el 62% de la recaudación. Entonces, si sólo unos pocos mantienen los ingresos del Estado, sin duda tenemos una economía oligárquica. Por lo tanto, en Bolivia nunca se instauró una economía o un capitalismo de mercado para la gran mayoría de los bolivianos, sino sólo para unos pocos, y sin duda, una de las causas es que el excesivo tamaño del Estado confisca la riqueza de los bolivianos con el objetivo de concentrar el poder en muy pocas manos.

Uno de los principales reclamos que Antonio le hace a Samuel, es precisamente la indefinición respecto al papel del Estado en la economía. Si sabemos que el Estado es un mal administrador de las empresas, ¿por qué debemos mantener en sus manos, incluso las llamadas “empresas estratégicas”? Saravia sugiere “privatización”. Doria replica, que mantendrá las empresas estratégicas en manos del Estado y las demás también, siempre y cuando sean autosuficientes y no sean un gasto para el Estado. Samuel teme que esta medida no sea política y socialmente sostenible y no quiere despidos. Entonces, si todas las empresas estatales serían autosuficientes, Samuel no propone ningún cambio. 

Al respecto, Bretel propone una solución neoclásica de la economía del bienestar, los bienes públicos deben ser administrados por el Estado y todos los bienes privados, por un sistema capitalista de mercado. Por supuesto, para algún caso, esto no quita la posibilidad de crear una alianza público – privada, donde el privado sea el administrador y el Estado el fiscalizador y el “protector”. Pero esta solución no representa un cambio en la estructura oligárquica del mercado, apenas define la administración. 

El MAS, Samuel y Saravia quieren una mayor participación de los privados en la producción, sólo que en distintas escalas y en el plano de las buenas intenciones. Los primeros, creen en los privados, pero piensan que el Estado debería tener una participación activa como productor, para distribuir los excedentes a los demás, con el discurso de “equidad” y de favorecer a los más pobres. Samuel propone mantener las empresas estratégicas y las empresas autosuficientes en manos del Estado, con un giro del extractivismo a la producción de recursos renovables, una masificación y liberalización del emprendimiento, una mentalidad emprendedora, un recorte de la burocracia, una facilitación máxima de las actividades, etc. Samuel quiere un Estado fuerte, adaptado a las necesidades de creación de riqueza, sin la necesidad de privatizar las empresas estatales, pero creando nuevas empresas privadas. Pero, ¿las intenciones mencionadas son suficientes para este cambio? ¿el Estado creará empresas privadas o dejará que el mercado las cree en 10, 20 o 30 años?

Por su lado, Saravia cree que el capitalismo de mercado es la solución y que el 21060 no tuvo éxito para generar un desarrollo y crecimiento de largo plazo, porque no se generó una institucionalidad y reglas de juego eficientes que respeten la propiedad privada y generen incentivos productivos. Si bien, básicamente estoy de acuerdo con esta aseveración, debemos pensar si las instituciones se crean por iluminados políticos o economistas, o nacen de la necesidad de las personas y la sociedad. Así como los políticos no pueden decidir cuáles son empresas estratégicas o no, porque no tienen información; cómo afirma Saravia, supongo que tampoco pueden decidir qué instituciones son las adecuadas para el pueblo, por la misma razón (ni siquiera por el “sentido común”). 

Para establecer el punto neurálgico de la discusión, acudo a las palabras de Saravia respecto a la “ideología” y al “dogma”, cuando afirma que la ideología es un norte, es un objetivo. Por lo tanto, el debate expuesto sólo se dio en el marco ideológico, o sea, en torno a lo que “queremos para el país”. Queremos un capitalismo de mercado porque ha demostrado ser el mejor sistema económico de la historia, o por lo menos queremos profundizarlo hacia un “capitalismo para todos”; pero, y ¿cómo lo hacemos?...nunca dijeron cómo!

Bolivia tiene varios problemas. El tipo de desarrollo en la actualidad está impuesto por la “globalización” y no es precisamente un desarrollo que corresponda al devenir histórico y cultural de la sociedad y la historia boliviana; por lo tanto, debemos adecuarnos al mismo y acortar nuestro rezago histórico. Una de las principales trabas para este fin es el rezago tecnológico. Si en este momento nos dan todas las condiciones y libertades de producir y generar valor, con todas las buenas intenciones, la mentalidad adecuada y la ideología correcta, ¿será que podemos competir con la producción que viene fuera de nuestras fronteras?, o ¿será que de todas maneras estamos condenados a que sólo el capitalismo oligárquico pueda generar valor en el país, como desde el inicio de nuestra historia republicana?

Lo que requiere Bolivia no es un norte, ni un objetivo, porque más o menos hay consenso en él, lo que realmente requerimos es una “política de aceleración del crecimiento”, con un Estado cuyo rol debe ser estimular el cambio; en lo que estoy de acuerdo con Samuel, pero no sólo con buenas intenciones y con operadores más honestos y capaces. Requerimos que el Estado promueva la “disponibilidad, acceso y uso de los factores productivos” en manos de la gran mayoría de los bolivianos y no de unos pocos (oligarquía). Debemos solucionar el problema principal de la economía Bolivia: la escala.

Mientras sean muy pocos los que generen valor y riqueza en nuestra economía, siempre vamos a pensar en un Estado que promueva la equidad y redistribuya los excedentes, “quitándole a los ricos para dársela a los más pobres”. Pero, si somos muchos los que producimos, no necesitamos un Estado que redistribuya el “rebalse” o la “limosna” de los ricos, existirá en los hechos, una “distribución primaria de los excedentes” y no se requerirá una “redistribución”. 

Los factores productivos: “tierra, trabajo y capital” son la riqueza de un país y según nuestra Constitución, pertenecen a todos los bolivianos. Pero, también dice que el Estado en representación nuestra, puede administrarlos. ¿el Estado, somos todos?

Por otro lado, estamos de acuerdo que hablar de “privatización” produce urticaria, porque siempre ha significado favorecer a muy pocos -a los que podían comprar la empresa- (a las transnacionales, por ejemplo). Asimismo, se piensa en nacionalizar una empresa con la idea que “ahora es de todos”, cuando en realidad es propiedad de los que la administran (los que trabajan para el Estado). ¿Pero cuando se pensará en que esas empresas se nacionalicen de verdad y pertenezcan realmente a los bolivianos?

Si proponemos cómo cambiar la estructura económica del país, incrementando el número de agentes económicos que producen, se creará competencia, por lo tanto, eficiencia. Este proceso exigirá la creación de instituciones que se adecúen al mismo, se generará un ambiente para la innovación, se creará más empleo y se producirá el crecimiento, con lo cual lograremos el desarrollo. Debemos transitar de una economía oligárquica y para muy pocos, a una economía en la que las grandes mayorías generen riqueza, de lo demás se encargará el mercado.

Nuevamente, les invito a leer mi libro de reciente publicación donde detallo estas ideas, e intento transmitir cuál debe ser la verdadera “nacionalización de las empresas públicas” y la política de “aceleración del crecimiento”, así como el “nuevo rol del Estado”, tratando de explicar el “cómo”; dejando de un lado las buenas intenciones y las ideologías.


| M. Sc. Joshua Bellott Sáenz es economista.     

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CABILDEO DIGITAL: METIENDO LA CUCHARA EN EL DEBATE DORIA MEDINA, SARAVIA Y BRETEL -SOBRE EL CAPITALISMO DE ESTADO O DE MERCADO-
METIENDO LA CUCHARA EN EL DEBATE DORIA MEDINA, SARAVIA Y BRETEL -SOBRE EL CAPITALISMO DE ESTADO O DE MERCADO-
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