Por: Amalia Pando |
Ocho horas duró el frente a frente entre el presidente Luis Arce y Evo Morales, comandante de las Seis Federaciones de cocaleros del Trópico de Cochabamba que tuvo lugar este lunes en la Casa Grande del Pueblo.
Evo Morales ingresó por la puerta lateral de la calle Potosí y al salir se esfumó sin hacer declaraciones, ¡quién diría!
En la reunión estuvo acompañado por su séquito de cocaleros encabezados por el senador Leonardo Loza.
A principios de junio, después de la fracasada interpelación al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, la bancada de cocaleros fue la encargada de pedir esta cita. En realidad, querían que Arce fuera en el Chapare a rendir cuentas, pero Arce los hizo esperar 17 días y los recibió el 20 de junio, tal como estaba previsto en su agenda presidencial, pero además los citó en su terreno, en el edificio de 30 millones de dólares que Evo Morales mandó a construir pensando en la eternidad del poder y que este lunes recorrió otra vez en calidad de visitante.
El vocero del gobierno, Jorge Richter dijo que el encuentro fue “altamente positivo” y con un lenguaje enredado dijo que Evo Morales aceptó contener la virulencia verbal de sus ataques al gobierno: “… respeto en las formas en las cuales hay acompañamiento y a partir de ésto poder diseñar estas decisiones”.
A propósito de formas, Richter no ha comentado si Evo se quejó por la señal de la cruz, en vez del puño en alto, con la que vuelve a juramentar a las nuevas autoridades.
EDUARDO DEL CASTILLO
Evo Morales ha hecho de todo para sacar a del Castillo del gobierno por ser presunto colaborador de la DEA, desde bloqueos hasta entregar comprometedoras grabaciones de encubrimiento al narcotráfico. Cuando un periodista le preguntó si pretendía que su fiel seguidor Juan Ramón Quintana reemplace a del Castillo respondió: “Jamás estaría en este gobierno”
A cambio de “cerrar el pico”, a decir de Rolando Cuellar, Arce va a considerar, sin compromiso, va a considerar la exigencia de Evo para destituir a del Castillo del Ministerio de Gobierno.
Un día antes, del Castillo estuvo desafiante en Chimoré, en una visita sorpresiva e inconsulta, como si nada pasara, departiendo un tambaquí con autoridades locales y policiales. Llegó en su condición de ministro de Gobierno, con el anuncio de una construcción para la FELC y la Fuerza de Tarea Conjunta y con ocho vehículos para donarlos a institutos técnicos y con ese motivo recorrió Chimoré, Villa Tunari y Entre Ríos. Los seguidores de Evo Morales quedaron pasmados y algunos reaccionaron con carteles que decían: “Narco, terrorista de la DEA”, “El cargo te quedó grande”, “Pitita corrupto”.
EL FANTASMA DE LA DIVISIÓN
Las ocho horas de lamentos, reproches y mutuas acusaciones entre Arce y Evo estuvieron cruzadas por el fantasma de la división del MAS, un fantasma que se llama David Choquehuanca a quien no pueden destituir ni controlar porque es vicepresidente electo del Estado Plurinacional de Bolivia.
Mientras Arce y Evo se sacaban los trapitos al sol, Choquehuanca estaba en Buenos Aires haciendo su propia campaña como lo viene haciendo en las provincias de La Paz.
En Sacaba, dos días antes, el sábado, hubo la previa donde estuvieron los tres, Arce, Choquehuanca y Evo, en un encuentro corto e incómodo que, por las declaraciones del cocalero Loza, debió salir mal: “Fue una reunión de coordinación para cerrar filas en torno a la unidad. Una sola familia, un solo gobierno y un solo instrumento político. Nadie, ningún resentido, ningún derechoso nos va a dividir”.
Tras lo cual, Choquehuanca se largó hacia Argentina a seguir con su campaña para forjar su propio liderazgo. Lo acusan de estar armando otro partido, pero es algo peor.
Quiere ser la nuevo Jefazo del MAS, lo que significa sepultar en vida a Evo Morales. Ha empezado por los ponchos rojos, cerca de la sede del gobierno. Se ha dado la tarea de recorrer comunidad tras comunidad y de dirigirse a ellos en aymara como el nuevo mesías, anunciando un nuevo Jacha Uru.
Entre tanto, Evo Morales se atrinchera bastante lejos del centro de poder, en el Chapare, de donde parten los aviones rumbo a México, rodeado siempre de cocaleros que son los únicos que lo acompañan a la Casa Grande del Pueblo, hablan por él y lo proclaman como el único, histórico e irremplazable “comandante” del MAS.
DE LAS FISURAS A LAS GRIETAS
Ni bien se conoció su nobel título de comandante, el diputado del MAS, el “renovador “Rolando Cuellar, le pidió que “cerrará el pico”, a propósito de las críticas de Evo a la política económica de Arce quien fuera su ministro de Finanzas durante 13 años, y afirmó que “Un comandante no abandona a su pueblo, se queda en palacio de gobierno, como Allende o Lula que aguantó cárcel y que pronto volverá al gobierno tras ganar las elecciones”.
Para este 22 de junio, hay otro ampliado del MAS, que se reducirá a la presencia de los cocaleros de Evo Morales, otra fecha más que marca el reloj del tiempo en el que una fisura se abre como una grieta que se ensancha por la fuerza centrífuga del poder, el poder que unos quieren recuperar y que otros no piensan aflojar.