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La Planta de Amoniaco y Urea (PAU) prioriza la exportación del fertilizante, mientras que el mercado interno se abastece de la urea que se produce en Rusia.
Según datos de YPFB, en 2021 la comercialización al exterior del fertilizante nacional alcanzó los $us 37,3 millones y al mercado interno $us 14,7 millones. Esta información confirma que se priorizan las exportaciones de urea.
Un reportaje elaborado por El Deber hace un análisis de esta situación que enfrentan los productores bolivianos.
Según el medio, Bolivia requiere más de 178.000 toneladas (t) de abonos y productos similares, de las cuales el 60% se cubre con las importaciones y la mayoría es urea, aunque se produce en el país. La urea se importa, en mayor porcentaje desde Rusia (60%), conforma a información del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Los fertilizantes importados más usados son la urea (17,8%), el fosfato diamónico (16,7%), el NPK (14,1%), y el fosfato mono amónico (10,5%). Con menores volúmenes figuran el sulfato de amonio (6,1%); el nitrógeno, fósforo, azufre y zinc (5,6%); y el cloruro de potasio (2,52%).
El principal proveedor de urea para el agro boliviano es Rusia (60%), le sigue Perú (29%) y en tercer lugar China. El año pasado, YPFB vendió a los productores bolivianos urea a $us 510 la tonelada.
Mientras que las ventas de urea de la Planta ubicada en Bulo Bulo, en 2021 alcanzaron los $us 37,3 millones y al mercado interno $us 14,7 millones.
PROYECCIONES
De acuerdo a proyecciones a 2021 de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), en el país se cultivan poco más de 4 millones de hectáreas (ha), de las que unas 900.000 ha (22%) se enriquecen con 178.000 t de fertilizantes que provienen de otros países (60%) y de la producción nacional de empresas privadas y públicas, así como del comercio ilegal (40%).
El uso adecuado de estos y otros productos, destacó APIA, permite aumentar los rendimientos en un rango de entre 40 y 70%, según el medio cruceño.
“El uso de fertilizantes en el sector agropecuario es cada vez mayor”, afirmó Eduardo Nostas, presidente de APIA.
La afirmación se confirma con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que registraron en 2021 un récord en las compras externas de abonos y fertilizantes: 113.513 toneladas por un valor de $us 80,3 millones.
SI HAY PRODUCCIÓN, POR QUÉ MÁS SE IMPORTA
“¿Por qué hay un mayor volumen de importación? Porque se quiere producir más en la misma superficie”, aseguró el titular de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Óscar Mario Justiniano.
El empresario explicó que, a medida que se posee mayor tecnología, la semilla tiene también mayores exigencias de nutrientes, para rendir a niveles óptimos.
“Es bueno tener una mayor cantidad de producción por superficie y no seguir abriendo más tierras para sembrar más volumen, queriendo sacar el mismo rendimiento”, dijo el representante de los productores.
“La ampliación de la frontera agrícola se ha detenido, principalmente en tierras cruceñas, que son el granero de Bolivia”, acotó el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez.
Hasta 2018, el 46% de las compras externas de fertilizantes se destinaba a Santa Cruz, el 26% a Cochabamba, el 12,8% a La Paz y el 15,2% a los otros seis departamentos, según el último estudio del sector de la Autoridad de Fiscalización de Empresas (AEMP), que identifica que el producto más empleado es la urea (32%).
Estos insumos se utilizan más en la soya, la papa y el maíz. En un segundo grupo están el trigo, arroz, sorgo, caña, quinua, banano y arveja. “Bolivia tiene en sus tierras, en general, una deficiencia importante de nitrógeno, que es un fertilizante clave”, precisó Justiniano.
“El que las importaciones de abonos y fertilizantes hayan crecido tiene que ver con aumentar el rendimiento agrícola en un mismo espacio de cultivo, pero también con el hecho de que hemos tenido momentos en los que la producción nacional ha disminuido”, observó Rodríguez.
“En fertilizantes aplicados a la tierra, como la urea y el nitrógeno, tenemos el abastecimiento interno suficiente, siempre y cuando la planta (de Bulo Bulo) funcione y tenga stock. Pero ha pasado que la planta no funcionó algún tiempo”, recordó el presidente de la CAO, en referencia a las paradas programadas que tuvo el complejo petroquímico desde su inauguración en 2017. “Es en los fertilizantes foliares -aplicados a las hojas- en los que tenemos que generar importaciones”, precisó Justiniano.
“Con la producción intermitente que tiene la planta de urea se ha tenido que importar más fertilizantes de base (aplicados a la tierra)”, indicó Nostas.