Por : Zulema Alanes B. |
Activistas de diferentes agrupaciones y colectivos de Cochabamba, lanzaron la campaña “Todos Somos Resistencia Juvenil Cochala” para denunciar “el ensañamiento de la represión política que el gobierno del MAS ha desatado” contra integrantes de esa organización.
“Esta campaña es la respuesta urgente e impostergable a la escalada represiva que se ha desatado en el país y ataca a la punta de lanza de esa escalada que son las acciones represivas contra la Resistencia Juvenil Cochala (RJC)” explicó, Alejandro Almaraz, activista de CONADE Cochabamba.
En declaraciones a Cabildeo Digital, dijo que el ensañamiento represivo del gobierno se expresa “en el encarcelamiento arbitrario y abusivo de la dirigencia de la RJC, la persecución de muchos y la tortura de algunos, como Tonchi Bascopé, con un evidente propósito intimidatorio y escarmentador”.
SOLO TENEMOS LAS CALLES PARA PROTESTAR
“Masificaremos la resistencia por dignidad, democracia y libertad” dijo Almaraz y subrayó que “le saldrá el tiro por la culata a Nelson Cox”, el exdelegado de la Defensoría del Pueblo en Cochabamba y actual Viceministro de Gobierno, a quien responsabilizó de la persecución y el ensañamiento.
Anunció que, como adhesión simbólica a la RJC, el 21 de septiembre marcharán hacia la plaza de Las Banderas luego de una concentración convocada para las 17.00 horas en la plaza principal de Cochabamba.
En su opinión, la defensa de la RJC “es una inexcusable razón moral para los defensores de derechos humanos, porque hay que parar la escala represiva y para ellos necesitamos una respuesta fuerte y movilizada que nos saque del miedo y eso no se logra con comunicados y declaraciones”.
Insistió que no queda otro camino porque “no tenemos institucionalidad para acudir, ni Ministerio Público, ni Defensor del Pueblo, sino solo las calles y nuestro legítimo derecho a la protesta”
¿QUÉ REPRESENTA LA RJC?
El pronunciamiento de la campaña “Todos Somos Resistencia Juvenil Cochala” cuestiona que “el Ministerio de Gobierno no toma acción contra los grupos oficialistas que hace muy poco disparaban armas de guerra contra los ciudadanos desarmados gritando “ahora sí guerra civil” y que ahora anuncian que incendiarán la casa de Amparo Carvajal y pretende proscribir y eliminar a la RJC acusándola de ser una organización paramilitar, fascista y racista”.
Añade que “los cochabambinos sabemos que fue la espontánea y legítima auto-defensa de la pacífica movilización ciudadana contra el fraude y ante la violencia brutal con la que los grupos de choque masistas pretendieron aplastarla”.
Frente a quienes critican el accionar de la RJC, reivindica que esa organización “evitó que las masivas marchas, los multitudinarios cabildos, y los incontables bloqueos con pititas fueran brutalmente disueltos con garrotes y dinamita. La RJC aglutinó y movilizó a miles de jóvenes de todas las zonas del conurbano cochabambino, de diversa condición social e identidad étnica. Por eso fue –y es- ideológicamente plural, pero está sólidamente articulada en torno a la voluntad de vivir en democracia y, por lo tanto, de rechazar todo apresto dictatorial o vulneración de la voluntad popular”.
Asegura que es evidente que “no se proscribe a la RJC, ni se encarcela y tortura a sus dirigentes, por las ridículas mentiras que el gobierno lanza en su contra, se lo hace para castigarla por haber sido la primera línea en el levantamiento ciudadano que, en toda Bolivia y con la decisión irreductible de millones de bolivianos, derrotó el fraude y puso en fuga al cobarde dictador. Pero se lo hace también para escarmentar e intimidar a todos los cochabambinos, para que, a fuerza de miedo, no volvamos a osar movilizarnos contra los designios de ese autócrata que dijo “patria o muerte” y desde otro continente mando a matar y morir para perpetuar su dictadura”.
Y según Almaraz, el accionar de la RJC fue clave en los momentos de la movilización ciudadana porque “los que salíamos a bloquear con pititas volvíamos a casa al final de la jornada y no íbamos a dar al hospital o al cementerio gracias a la Resistencia, eso es lo que el gobierno no perdona, esa es la razón de la represión, no que sean derechistas, cosa que no se puede afirmar, fue un movimiento amplio de miles de jóvenes de clase media alta y de sectores populares y de diferente condición étnica y con enorme diversidad ideológica pero con el claro punto de aglutinación política que fue y sigue siendo la democracia”.
PUEDE SER DEMASIADO TARDE
En opinión de Alejandro Almaraz, que acompañó al MAS en la primera gestión de gobierno como Viceministro de Tierras, el país se enfrenta a una compleja y peligrosa situación “que ha sido ideada en La Habana, Cuba, minuciosamente implantada en Nicaragua y Venezuela y que ahora se la quiere implantar en Bolivia, a estas alturas no hay que hacer conjeturas porque lo ha confesado el propio Evo Morales”.
Insistió que “hay una clara injerencia externa en la política boliviana” y alertó sobre la necesidad de poner atención en lo que ocurre en Cuba, Nicaragua y Venezuela que “inspiran el pensamiento criminal que guía las acciones del MAS en el país”.
Almaraz advirtió que “no hay que tener confianza en que las particularidades bolivianas nos vayan a salvar del genocidio, pero tampoco paralizarnos por el miedo, tenemos que actuar y cuanto antes, no con comunicados ni con pronunciamientos sino con gente en las calles”.
Proyectó que “si no lo hacemos ahora mañana puede ser demasiado tarde y podemos estar ahogados en sangre “.