Por: Zulema Alanes B. |
Lucía Zapata Calisaya murió la mañana del 12 de junio en la ciudad de Cochabamba. Un complicado cuadro de salud, agravado por el COVID-19, terminó con su vida.
Su muerte pudo pasar desapercibida como tantas otras muertes, de no ser por su hijo William Colque que irrumpió en las redes sociales con un mensaje desesperado pidiendo un tubo de oxígeno y un espacio en terapia intensiva “para salvar la vida de mi madre”.
El pedido se hizo viral y Lucía Zapata Calisaya fue internada en el Hospital del Sur, en Cochabamba, pero su frágil estado de salud se agravó como consecuencia del COVID-19, a 17 días de la muerte de su esposo, también debido al coronavirus.
En los últimos 30 días, según los reportes oficiales, fallecieron al menos 2.000 personas por COVID19 y, según el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), de enero a la fecha, se procedió al levantamiento legal de 2.094 fallecidos en vía pública o en domicilios sospechosos o positivos de COVID-19.
Las cifras no cuadran y crece la sospecha sobre el subregistro de muertes en pandemia. Claramente la muerte de Lucía Zapata Calisaya, pudo haberse perdido en medio del subregistro, de no mediar el pedido desesperado de su hijo.
UN SUEÑO DE ESPERANZA
William Colque, logró la solidaridad de mucha gente. La adhesión que sumó en las redes sociales, permitió que su madre sea internada y operada del apéndice, pero no pudo enfrentar el rigor de la enfermedad. Murió 48 horas después de ser trasladada desde su domicilio hasta el hospital.
Fue el segundo golpe mortal que William y sus dos hermanos recibieron en 17 días. Enterraron primero a su padre, que también falleció por COVID-19.
“Yo soñé con mi madre, que me agarraba de las manos y me decía, estoy bien, ya no me duele, estoy tranquila hijo”, contó William a poco de conocer la muerte de su madre. “La noche que murió mi madre ore a Dios, le dije tú decides (…) Al día siguiente mi hermana me despertó diciendo ‘la mamá ha muerto’ (…)”, relató a varios medios de comunicación.
La historia de William no es la única en estos trágicos tiempos de la pandemia. Los contagios se han multiplicado y las muertes han devastado a muchas familias. Las redes sociales están plagadas de pedidos de ayuda. Ora para un espacio en un hospital. Ora para medicamentos y para cubrir los costos hospitalarios. Ora para los gastos que sobrevienen después de la muerte. Y la solidaridad no se multiplica al ritmo de las muertes.
VER MORIR EN TIEMPO DE COVID-19
Para Sofía Calle, enfermera de emergencias, la palabra que mejor define a esta enfermedad es “devastación”. Desde que empezó la pandemia, vio morir muchas personas, “no estaba preparada para tantas muertes, no estamos aún preparadas para esta enfermedad”, dijo a Cabildeo Digital.
Sabe que está altamente expuesta al contagio, pero dice que mantiene estrictas medidas de bioseguridad, con implementos que los cubre con sus recursos, y ese tema deja de preocuparle porque por alguna razón “te supera recordar a todas las personas que viste partir, aisladas de sus familias, eso hace mucho más doloroso todo” añadió.
Detalló que las muertes por Covid-19 en terapia intensiva suelen ser “más rápidas en casi la mitad de los casos, más de las mitad de las personas que ingresan a la UTI, mueren. Y los pacientes viven todo este proceso separados de sus familias”.
Sofía siguió de cerca el caso de Lucía Zapata Calisaya y se enteró de su muerte a través de una prima suya, “me llamó llorando, no sabía cómo iba a dar la noticia a sus hijos, especialmente a William que hizo todo por salvar la vida de su madre”.
Aseguró que por más muertes que una atestigüe, “transmitir esta angustia es complicado. Somos un enlace con la familia, con su entorno. Y nos toca dar las malas noticias. Cuesta porque cuando una persona muere, una muere también un poco”.
LAS SECUELAS DE LA MUERTE
Las muertes por Covid-19 “no son muertes comunes”, afirmó Sofía Calle y recordó que en la primera ola “lo peor era la soledad en la que muchas personas murieron” y lamentó que “cuando apenas estábamos procesando esa forma de morir, nos enfrentamos a circunstancias más dramáticas, he visto morir a dos, tres y hasta cuatro miembros de una sola familia, eso no ocurría antes la frecuencia de ahora”.
Y todo la lleva a pensar en William Colque. “Es sorprendente todo lo que logró en su intento por salvar a su madre, pero ahora viene lo más difícil” señaló y recordó que el virus se llevó a papa y mamá y dejó a tres jóvenes huérfanos.
"No quiero perder a mi mamá, la necesito", dijo entre lágrimas el joven que salió a las redes para pedir ayuda para su madre y cuando le informaron del fatal desenlace no tuvo más que ocuparse de sus muertos.