Por: Carlos federico Valverde Bravo
El país está frente a la elección más importante desde el retorno a la democracia; así lo debe ver la gente en el país.
En efecto, después del 21F, de las elecciones Judiciales y, porqué no, de las llamadas elecciones Internas o Primarias, el Movimiento al Socialismo ha puesto en evidencia su declive y, probablemente, de no mediar un fraude de proporciones (confiar en el TSE es peligrosos), el fin de un ciclo que no significó otra cosa que una permanencia larga en el poder y, en ningún caso, un proceso como el del MNR, así haya habido una apertura en materia social/indígena, no deja de ser eso: un largo tiempo.
Sería la temprana salida del aparato de apoyo ideológico representado por el espacio indianista (expulsión, para ser mas concretos) que hizo que se quede simplemente en una idea inconclusa y el indigenismo (que no es lo mismo que indianismo) formó parte del discurso evista como una muletilla que en los hechos no se expresa en la presencia india en el poder real; Choquehuanca, Huanacuni y Pary son la expresión de lo que se dice: el decorado exterior, para que “quien pase los vea”su peso especvífico es nulo, así se haya hecho ver a Choquehuanca un “pensador”.
En ese escenario, es decir, en el post 21F, siempre se planteó a los partidos, plataformas y activistas que sean capaces de encontrar una fórmula de “unidad posible” /que no significaba una montonera), habida cuenta lo que se juega en octubre, pero, no hubo ni posibilidad ni unidad y lo que es peor, parece que los que van a participar en las elecciones no sólo no tenían idea de unirse, sino que no tienen la posibilidad de armar estructuras electorales, en forma y contenido, es decir, movilización y programas.
Tal cual, los partidos no encuentran la manera de generar una posibilidad política que, vaya más allá de la calle que les es ajena; parece que nunca entendieron el magro escenario que tiene el gobierno que no logra articular una propuesta electoral, que no sea la realización de cientos de spots y páginas de periódicos en los que se habla de un presente que no existe , es decir de un Estado que no existe, porque, así sean bien logrados, la gente los ve como “lo que pudo haber sido y no fue”, salvo algunas excepciones que no demuestran un país en buen estado
El forzado “paráte” de fines de agosto en algún momento debía terminar; los incendios generan hecho político evidente, sobre todo después de ver a los ministros correr tras del fuego y no contra él, en muestra de incapacidad operativa y publicitaria no parece haber “calentado” (valga la palabra y la situación) a los candidatos opositores que hasta ahora atinan a generar debate sobre sus propuestas, crear su espacio político crítico y obligar a sus oponentes, el oficialismo y la oposición a referirse a ellos y discutirlos; parece que nadie, menos aún el gobierno atina a generar debate sobre su idea o visión de país y eso no le hace bien ni a la política ni a los votantes que se mantienen en la idea de “votar por el menos malo”, por “cualquiera que no sea el presidente”, mientras el número de indecisos, “otros” y blanco/nulo” se mantienen en ese 23/24%, mostrando con ello que la oposición, que es el lugar donde deben ir esos votos, si acaso se es capaz de conmover a tan alto número de “electores”.
En ese escenario y prácticamente a 40 días de las elecciones, este recomenzar lo que no comenzó aún, parece ser una pesada carga para las 3 primeras candidaturas y la ausencia de ideas se nota; es urgente que generen contenidos, temas de debate, que se pongan en consonancia a la expectativa de la gente que espera que esto tenga alguna certidumbre de cambio.
Están a tiempo? Creo que si, que es posible… la pregunta que viene es clara: podrán?