Por: Wilson García Mérida - Redacción Sol de Pando |
El conductor del programa “Poder y Placer” lanzó la noticia falsa, causando preocupación en todo el país al insinuar que la diputada-esposa del Vicepresidente estaría “luchando por su vida”. El informe hospitalario aclaró que la paciente tuvo un dolor de cabeza que fue tratado en el área de Emergencias…
“La esposa de Edman Lara, está en terapia intensiva”, informó el periodista José “Pepe” Pomacusi, al mediodía del pasado viernes, con un tono alarmista que causó preocupación en la opinión pública nacional, presentando aquella “noticia de último momento” como “seria, humana, inquietante y preocupante”. Sin embargo se trataba de una noticia absolutamente engañosa, falsa.
El sábado, un vocero de la clínica privada en Santa Cruz, donde la diputada Diana Romero había sido internada el 27 de noviembre con un cuadro de cefalea (dolor de cabeza), aclaró —desmintiendo a Pomacusi— que la paciente nunca fue internada en la Unidad de Terapia Intensiva. “Ingresó al servicio de Emergencias y pasó después a Cuidados Intermedios”, precisó el médico Víctor Carlos Huanca que la atendió.
Diana Romero fue dada de alta la tarde del domingo, a solicitud de su esposo, el vicepresidente Lara, según informó la misma clínica, cuya tarifa de internación es una de las más caras en Bolivia. Ella fue medicada y sometida a los análisis de rigor; el dolor de cabeza había disminuido sin mayores consecuencias.
UNA FALSEDAD QUE ENGAÑÓ A TODO EL PAÍS
“Ahora, al paracetamol se le dice ‘terapia intensiva’”, protestó en su red social el académico Puka Reyes Villa, ante la mentira propalada por Pomacusi.
La noticia falsa lanzada por el desacreditado periodista en su programa “Fama, Poder y Ganas" (antes llamado "Poder y Placer"), fue replicada por los principales medios periodísticos del país con titulares que causaron alarma nacional. “Horas difíciles para Lara: reportan que su esposa pelea por su vida en terapia intensiva”, tituló de buena fe el diario Opinión creyendo en Pomacusi.
Sin mencionar ninguna fuente médica fehaciente, el oficioso portavoz de Lara aseguró que la diputada Romero prácticamente agonizaba en la Unidad de Terapia Intensiva, esperando ser sometida a una cirugía craneal.
Según el periodista, se le extirparía a la paciente un tumor cerebral que tuvo reacciones adversas a un tratamiento alternativo con fármacos. Dio por hecho que, en las próximas horas, Diana Romero ingresaría al quirófano para la extirpación del tumor, operación que ponía en inminente peligro su vida. “Recuerden que Edman Lara dijo que eso les provocaba un gran temor, porque tienen hijos pequeños, y porque una cirugía en la que te abren la cabeza siempre implica un nivel de riesgo”, remató Pomacusi manipulando sin ningún escrúpulo la sensibilidad pública.
En el reporte hospitalario emitido por el médico a cargo, no se menciona absolutamente nada de lo que había afirmado Pomacusi. No hubo ningún plan de someter a la paciente a ninguna cirugía. Romero se fue caminando el domingo una vez que le bajaron los mareos; nunca estuvo en Terapia Intensiva.
LARA Y UN USO CRUEL DE LA SALUD Y LA IMAGEN DE SU ESPOSA
La desalmada mentira de Pomacusi y Lara, engañó al propio presidente Rodrigo Paz Pereira que emitió un comunicado oficial de solidaridad con la esposa del Vicepresidente, anunciando que instruyó iniciar trámites para trasladar a Diana Romero a un hospital especializado en Estados Unidos, con los costos cubiertos por el Estado, privilegio del que ninguna mujer trabajadora goza en Bolivia.
Curiosamente, Lara no tuvo ningún gesto de agradecimiento por la solidaridad franca que Rodrigo Paz había expresado con la situación de su victimizada esposa. Al contrario, el mismo domingo, el Vicepresidente se presentó en un acto de auto-proselitismo en una zona rural de Santa Cruz, atacando nuevamente al presidente Paz y acusándolo de encabezar un “gobierno corrupto”.
Lara tampoco desmintió la falsedad propalada por Pomacusi, más bien convalidó la mentira, ese mismo viernes cuando estalló el Fake News, presentándose en la clínica privada donde su esposa recuperaba en una sala común. Sin aclarar por qué no convalecía en Terapia Intensiva, la filmó para un video en TikTok dirigiéndose a sus adversarios como exhibiendo un trofeo de guerra, mientras ella dormía, sedada.
Es cruel la forma en que Lara usa la salud y la imagen de su esposa, para beneficio propio. Unos días antes de acusarla públicamente de serle infiel con su “mejor amigo”, el Vicepresidente justificó por qué ella no había asistido a la plenaria inaugural de la Cámara de Diputados, ventilando de manera impúdica la intimidad de la vapuleada mujer:
“Mi esposa tiene un tumor en la cabeza, un tumor que está causando trastornos hormonales que le producen fuertes dolores de cabeza, desmayos, problemas en la vista, problemas en los senos, problemas en su organismo, problemas en su menstruación” —dijo Lara el 6 de noviembre a “su gente” desde su consabido TikTok—. “Eso es lo que no saben ustedes, pero se los digo, se los informo, porque nadie tiene la vida comprada”.
El escritor Alex Aillón Valverde observa, con su ácida agudeza, que en el afán de un ruidoso protagonismo Lara ha pasado “del nudismo mediático a la pornografía sentimental”.
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