Por: Rafael Archondo / Amalia Pando
Especial para Cabildeo
Elizabeth Burgos, historiadora y antropóloga venezolana, aceptó conectarse desde París, Francia, con dos periodistas bolivianos, que una tarde de sábado le demandaron una comparación urgente entre Bolivia y Venezuela, dos países que desde el inicio del siglo fueron atravesados profundamente por los discursos de Fidel Castro y Hugo Chávez.
Burgos ganó el prestigioso premio Casa de las Américas en 1983 a causa de una entrevista suya que tomó la forma de libro. En su texto, ella daba a conocer al mundo la vida de Rigoberta Menchú. Sus insumos biográficos influyeron en la otorgación del Premio Nobel de la Paz a la mencionada líder guatemalteca en 1992. Conversamos con Eli el reciente 25 de octubre, pocos días después de que su compatriota María Corina Machado fuera receptora de la misma distinción decidida en Escandinavia.
Hagan un pacto
Elizabeth Burgos conoció Bolivia en 1964, cuando llegó a la ciudad de La Paz en compañía de su entonces pareja, el filósofo Regis Debray, uno de los teóricos mundiales más importantes de la guerra de guerrillas. Desde entonces ella se interesó vivamente por el país andino, que en este momento transita hacia un cambio de ciclo político, que empieza a apartarlo de la influencia de Evo Morales y de las ideas del llamado “socialismo del siglo XXI”. En Bolivia hubo elecciones en dos vueltas, el 17 de agosto y el 19 de octubre. La izquierda vinculada a Cuba o Venezuela fue derrotada de forma inapelable en las urnas.
Eli Burgos cree que hay grandes similitudes entre lo que ocurre ahora en Bolivia y lo que pasó en su Venezuela natal entre 1958 y 1959. “Me recuerda el momento del 58 en Venezuela, cuando cae la dictadura de Pérez Jiménez, llega Rómulo Betancourt a la presidencia, y entonces para mí esa es la revolución más radical que se había hecho en América Latina, que consistió en que, en un país bonapartista, militar desde la independencia, por primera vez, se pudiera instaurar una democracia, una república liberal, civil y eso en términos latinoamericanos es lo más radical que se puede hacer”, afirma. Nuestra entrevistada nos recuerda que a partir de ello surgió la llamada Doctrina Betancourt, por la cual solo se debía reconocer diplomáticamente a los gobiernos electos por el voto popular. Así se pensaba vacunar a América Latina de las tiranías.
¿Cuál fue el principal logro de Venezuela en 1959? En palabras de Eli Burgos: “Lo que se logró es que los diferentes partidos políticos que habían luchado contra la dictadura de Pérez Jiménez y que habían participado en la elección de 1958, firmaron lo que se llamó el Pacto del Punto Fijo. Y es muy importante saber usar las palabras. Betancourt nunca quiso la unidad, aquel era un pacto político. No es como en el cuento de la caperucita, es decir, nos unimos ‘para comerte mejor’. No, cada partido tenía su identidad, pero todos compartían una meta que era el sostenimiento de la democracia. En eso estaban de acuerdo: en jamás atentar contra ella. Y el pacto del punto fijo fue el milagro que dio esa democracia venezolana, que la hizo posible”.
Elizabeth Burgos piensa que las recientes elecciones bolivianas han abierto un camino en la misma dirección de la Venezuela de Betancourt. Entre 1959 y 1999, el país caribeño vivió, a decir de Burgos, una lluvia de dólares y felicidad. “El boliviano René Zavaleta, que terminó exiliado en Venezuela, él me decía ‘hasta los pobres acá botan la comida que no se comen, eso sería imposible en Bolivia’, recuerda.
Burgos describe la prosperidad de su país al grado de que en aquel tiempo no se consideraba que Venezuela fuese realmente parte efectiva de América Latina. Ella rememora lo que vivió como niña y adolescente. En efecto, cuenta que cuando se descubrió el petróleo, el país “era pobrísimo y rural”. De forma muy acelerada, “violenta”, de repente se construyeron carreteras, grandes hospitales, extendidas urbanizaciones, “los trabajadores petroleros que dormían en hamacas, recibieron de los inversionistas americanos pabellones como viviendas”, y llegaron a las ciudades miles de inmigrantes europeos. Así fue que se construyó la Venezuela moderna, de la mano del voto y del petróleo.
Burgos traza entonces la comparación necesaria. Mientras Venezuela se inundaba de felicidad material, la sociedad se interesaba cada vez menos en la política. Llegaron los exiliados del Cono Sur, y los venezolanos no sabían por qué se había producido tanto destierro. Eli Burgos subraya que ahora que Venezuela vive un gobierno de fuerza, recién se empieza a comprender lo que América Latina vivió durante la segunda mitad del siglo XX.
Y entonces el contraste está trazado. Burgos lo expresa con claridad: Venezuela no pudo defenderse del chavismo y el castrismo como sí lo hizo Bolivia, una sociedad que vive la política “de un modo apasionado”. Ella recuerda mucho a Liber Forti, quien fue secretario de cultura de la legendaria Central Obrera Boliviana (COB). Él le habría dicho textualmente a su amiga venezolana: “¿Sabes qué?, hermana, es que en Bolivia no aguantamos las dictaduras”. “Hay algo de eso, está la cultura boliviana”, conjetura Eli.
La recomendación está hecha.
Elizabeth Burgos les sugiere a los políticos bolivianos, que ahora representan a un 70% de votos “liberales”, que hagan un pacto en el que la democracia se transforme en la meta principal a salvaguardar y no en una herramienta de apetitos personales o grupales. “El objetivo es convertir a la democracia en algo que va a persistir. Crear una tradición democrática que, por ejemplo, existe en Chile y la posición de Boric así lo demuestra. Que no vuelva a ocurrir que cada vez que llega un señor al poder, se va poner a adaptar la Constitución para favorecer a su proyecto político”, plantea.
La reciente descripción pone en claro lo que Venezuela y Bolivia aún viven en estos momentos. Eli lo expresa usando las siguientes palabras: “Esos veintitantos años del MAS, el partido de Evo, forman parte de la nueva fase que se instauró a partir de la caída de la Unión Soviética y que Fidel Castro instauró primero en Venezuela. Lo que dijo Fidel Castro fue: ‘quieren democracia, vamos a darles democracia”, es decir, instaurar una democracia que se iba vaciando de todas las características de la democracia. La famosa Constituyente, una nueva constitución… todo ese proceso se fue dando en Venezuela primero y luego se aplicó en Bolivia, claro, adaptándose a las circunstancias de cada país. En Bolivia tenían el tema indígena, en Venezuela era decir que la democracia no había servido para nada. Había que liquidar con eso, decían. En Venezuela tenemos 26 años y no se ve cómo salir de eso”.
¿Invasión?
La situación actual de Venezuela también fue abordada en la entrevista.
La pregunta precisa fue: ¿Hasta dónde quiere llegar Trump en Venezuela? Aunque Eli admite que “nunca se sabe” lo que puede pasar en el plano militar, “la oposición alrededor de María Corina Machado no ha querido caer en la guerra civil o en el enfrentamiento armado, porque eso es lo que busca Maduro”. Provista de los recuerdos de abril de 1961 para Cuba, Burgos afirma que lo que espera el régimen de Caracas es “un Girón venezolano”, es decir, una invasión foránea, que le permita autoafirmarse como baluarte de la soberanía nacional. “Eso están esperando”, agrega.
“A mí me parece que no habrá intervención americana en Venezuela. Los Estados Unidos saben que América Latina no significa un peligro para su seguridad nacional. Además, veo fácil la relación con Trump, porque es un hombre de negocios que funciona con negocios. Si la gente pone a funcionar al país y no se producen guerras, Trump estará contento. Es más fácil tratar con él que con otros líderes más ideológicos. Deberíamos dejar de ser colonizados, dóciles, superar el resentimiento teniendo tanta riqueza, hay que trabajar y ser competitivos”, complementa. Burgos piensa que esa racionalidad es la que comparten Rodrigo Paz, el presidente electo de Bolivia y la Premio Nobel María Corina Machado.
“Haber llamado a María Corina para felicitarla fue un gesto que refleja que Rodrigo Paz tiene bien reflexionado lo que quiere hacer. Por eso es necesario ese pacto en Bolivia con el otro candidato que tuvo muchos votos”, dice nuestra entrevistada. En efecto, la posibilidad de que, en noviembre, en Bolivia se forme un gobierno de ancha base con el respaldo de casi todos los partidos representados en el Congreso, se perfila con mucha fuerza. De ser así, la intuición de Elizabeth Burgos habrá dado en el blanco.
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