Vía: El Tiempo |
De acuerdo con el portal web 'Desde la Fe', la veneración al Santo Niño de Atocha se ha difundido en estados de México, donde se han erigido varias iglesias en su honor. Además, esta devoción se extiende a otras regiones de América del Sur como Colombia.
Es importante destacar que el Santo Niño de Atocha es una figura importante en la religión católica y es venerado también por su capacidad para brindar consuelo y protección a aquellos que lo invocan en momentos de necesidad.
Su devoción ha perdurado a lo largo de los siglos y sigue siendo una parte importante de la tradición religiosa en las regiones donde se le rinde culto.
El Santo Niño de Atocha: un símbolo de devoción y protección
Según el diario mexicano 'Milenio', el Santo Niño de Atocha es uno de los santos más populares en México y Centroamérica. Se le representa como un niño peregrino portando un sombrero de ala, capa de peregrino, un bastón, un 'calabazo' para llevar agua y una canasta para llevar pan.
Su historia se remonta a la época de la invasión de los moros (musulmanes) en España. Durante ese tiempo, los prisioneros cristianos no podían recibir visitas, excepto de niños pequeños que les llevaban agua y pan.
Según la leyenda, el Santo Niño de Atocha apareció para acompañar a los prisioneros en sus momentos más difíciles, brindándoles consuelo y alimento. Esta imagen se convirtió en un símbolo de ayuda y protección.
Cuando los españoles llegaron a América, llevaron consigo la devoción al Santo Niño de Atocha, compartiéndola con los trabajadores europeos que trabajaban en las minas de plata y, posteriormente, con la población en general.
La petición de milagros en situaciones difíciles
Se cuenta que los prisioneros cristianos, acompañados por el Santo Niño de Atocha, recibían alimentos, agua y un milagro: después de comer, la canasta y el calabazo del niño seguían estando completamente llenos. Este milagro se convirtió en un símbolo de esperanza para los creyentes.
En celdas de prisión, algunos delincuentes han adoptado la fe en el Santo Niño de Atocha como un acto de 'salvación'. Buscan su protección y milagros en situaciones difíciles, lo que ha llevado a la apropiación de esta figura religiosa por parte de algunos criminales.
Otras figuras de devoción en el mundo del crimen
El fenómeno de la veneración de santos por parte de delincuentes no se limita al Santo Niño de Atocha.
Personajes notorios en el crimen organizado, como Pablo Escobar y la familia de Joaquín 'El Chapo' Guzmán, han buscado salud y protección en figuras religiosas. Además, en México y otros países de América Latina, la 'Santa Muerte' es objeto de devoción, especialmente entre narcos mexicanos, sicarios colombianos y miembros de pandillas.
También existen 'santos sicarios' propios, como 'Jesús Malverde', el 'Santo Niño Huachicolero', 'San Heriberto Lazcano' y 'El Chayo', fundador de la familia Michoacana.
Estas figuras se han convertido en objetos de culto para aquellos involucrados en actividades criminales.