Por: Jhonny Vargas |
Cansado del circo de la política doméstica, ahora vuelco mi mirada a las relaciones internacionales, que para mi gusto es contrario a todo buen principio político, es una barbaridad lo que presencian nuestros ojos, por como la política internacional esta capa caída, hasta esto huele a decadencia, más allá de los esfuerzos diplomáticos para mejorar las relaciones entre los Estados. De aquí en adelante todo es cuestión de tiempo y de una fina diplomacia entre los países de Bolivia - Argentina y no es menos importante que la seguridad de Bolivia, la vida política misma del presidente depende de su adaptación y conformidad con el sistema internacional, que paradigma, pero Bolivia tiene que conformarse en la necesidad, pues siendo pragmático hay que ganarse la buena voluntad de los amigos y enemigos más allá de nuestras fronteras. En un mundo arbitrario y por lo tanto inseguro.
Después del triunfo de Milei en la Argentina, Latinoamérica desea atreverse a pensar por si sola, mientras mayores sean las agresiones de la dictadura, más ardiente es la llama de la liberación, por eso le aconsejo al presidente Arce, mostrar buen criterio diplomático con sus comentarios públicos, previendo espero acertadamente las contingencias futuras y las relaciones sobre todo comerciales y migratorias entre los dos países vecinos. Porque siempre en política internacional, los acontecimientos que no pueden evitarse, deben encausarse. En política exterior hay que seguir el camino conveniente. La diplomacia y la política militar se hallan unidas intrínsicamente.
Por su posición geográfica, Bolivia debiera estar llamada a tener el papel de guardián de la paz política, militar y social de Sudamérica, pero el ex presidente Morales, lo embrolla todo, lo ensucia todo, a pesar de esta mancha negra en nuestra Historia nacional, Bolivia tiene todavía una gran fuerza moral, en el contexto internacional, no perdamos ese prestigio por las movidas políticas de este personaje, que no le importa absolutamente nada, solo retomar el poder a cualquier costo. Tenemos que ser más realistas en cuidar la relación Bolivia - Argentina será una constante tensión, porque tenemos muchos problemas comunes entre ambos países, (Narcotráfico, contrabando, trata y trafico de personas, migración y balanza de pagos). En pocas palabras aplicar la Realpolitik.
Hay que tratar a Argentina, con guante blanco, para lograr su cooperación y no ganarse su enemistad, en política exterior señor presidente Arce su corazón debe ser frio y mundano, alejado de los apasionamientos ideológicos. Bolivia debe ser ejemplo de orden, paz y tranquilidad y esto no es precisamente lo que mostramos al mundo, lo que mostramos al mundo es un país en llamas, un país incendiado, que no respeta la democracia, ni las instituciones, un país coludido con el narcotráfico y el crimen organizado internacional, donde la trata y trafico de personas y órganos es un problema invisible para nuestras autoridades nacionales. Con ellos todo es una total ambigüedad.
Existe una interrelación necesaria entre Bolivia – Argentina, mediante las embajadas, los asuntos consulares y migratorios y una sana coordinación en materia de política interior y exterior. Cuando el Kirchnerismo dominaba el poder en la Argentina, la relación mas que amistosa fue de interés mutuo y económico, entre los dos países, por un lado, Argentina inundaba nuestros mercados con sus productos y el producto estrella de Bolivia, la “merca”, salía de los puertos Argentinos a Europa con toda intensidad, Bolivia exportaba gas a la Argentina, hasta que ellos nos absorbieron hasta la ultima molécula de gas y descubrieron “Vaca muerta” y curiosamente nos dijeron que ya no necesitaban del gas boliviano, bueno ahí podemos ver que más prima el interés económico que la famosa Diplomacia de los pueblos, matizada por el Estado Plurinacional de Bolivia que terminara en tragedia.
Pero ahora es una buena oportunidad para que la diplomacia sea el instrumento y el arreglo de las diferencias de visión de país, con el nuevo Gobierno Argentino encabezado por Javier Milei, espero que la Diplomacia sirva para que Argentina cumpla sus contratos de exportación de bananos hacia ese vecino país, no por algo el resto del mundo nos dicen “países bananeros”, que ironía, pero más allá de todo esto, los problemas más profundos que tienen estos dos países vecinos, no son territoriales, sino psicológicos, morales (Narcotráfico, contrabando) la configuración del futuro dependerá en ultima instancia de las convicciones y si hay química o no entre ambos presidentes, que trascienden en mucho el equilibrio de poderes, en especial la balanza de pagos y el comercio.
En el futuro hay un elemento articulador y de ventaja mutua para ambas naciones que es el Litio, nosotros con las mayores reservas en la región y ellos con reservas importantes al igual que Chile, el triángulo del litio será una realidad solo el tiempo lo dirá, el único entusiasmado con el cambio de política en la Argentina es el multimillonario Elon Musk, quien pretende también un viraje en la política Boliviana, nuestro oro blanco interesa a todo el mundo, a multimillonarios, a potencias China, Rusia y los EEUU, UE, en el fondo esta pugna por quien se gana las presidencias en Latinoamérica, es una lucha entre BRICHS y OTAN, la seguridad del orden internacional esta en peligro, pero al mismo tiempo en el balance de las fuerzas y en su expresión el equilibrio, pero ahora esta guerra fría esta desequilibrando nuestras democracias latinoamericanas. Quieren nuestros recursos naturales.
La Diplomacia entre Bolivia y la Argentina en el futuro, puede lograr mucho mediante la evaluación correcta de los factores y actores internacionales y su hábil utilización. La estabilidad en las relaciones diplomáticas entre estos dos países depende exclusivamente de la ausencia de las diferencias ideológicas, Milei como libertario comerciará con todo el mundo, Bolivia no será la excepción, fortalezcamos nuestras relaciones comerciales, es la única manera de liberar las fuerzas de la economía, esclavizadas tanto tiempo por el estatismo estéril y corrupto.
| Jhonny Vargas es politólogo y docente de postgrado.