Por: Luis Fernando Romero Torrejón |
La presente opinión es personal, pero en base a estadísticas oficiales.
Sin dudas, estamos viviendo un “trimestre negro” para la economía boliviana, algo que no se esperaba para este 2023, pero tampoco es una gran sorpresa, es consecuencia del “desgaste” del modelo económico y de la coyuntura mundial, que hizo que desde el 2014 se de un punto de quiebre en nuestra economía; entre las principales razones un elevado gasto público, un tipo de cambio fijo y un país donde su crecimiento económico fue en “cantidad” pero no en “calidad”, todo esto reflejado actualmente en indicadores e informes internacionales negativos sobre nuestra economía nacional.
Todos sabemos que nuestra economía tiene problemas estructurales que no se solucionaran de la noche a la mañana, sin embargo, hay que tomar medidas “hoy” para que el “mañana” no sea peor. Analizando un poco lo ocurrido en estos tres primeros meses del año, cuando el BCB aplico una política cambiaria con un tipo de cambio preferencial para los exportadores (Bs. 6,95 por 1 USD), ocasiono el fortalecimiento del mercado paralelo o informal, ávido de especulación y mucha incertidumbre, lo que derivó en una sobredemanda en el mercado de la divisa americana generando una escasez sobre todo en el sistema financiero nacional; posteriormente redujo el encaje legal en moneda extranjera para que las entidades bancarias dispongas de 240 millones de USD, luego vendió directamente al público alrededor de $us. 24 millones y últimamente hizo efectivo sus DEG por 300 millones de dólares, para disponer de efectivo para la venta a la población. Es bastante irónico que el BCB haya pasado en tan poco tiempo de comprador compulsivo a un vendedor forzoso de dólares americanos, sin embargo, esta medida dejo la puerta abierta para que cientos de personas compren esta divisa para especular y/o negociar, quitando liquidez a agentes económicos que realmente lo necesitan. ¿La cura será peor que la enfermedad? ¿Es efectiva una política donde se compra y se vende al mismo precio una moneda extranjera?
Pensar en “desbolivianizar” la economía, eliminando el ITF o subiendo las tasas de interés pasivo para los depósitos en dólares tal vez no sea una buena idea ahora, nuestra economía no está para más experimentos; así que a esta escasez del mercado del dólar se la debe frenar por dos lados, una dotando al público en general de los dólares que demandan, a riesgo que se usen para fines especulativos, pero por el momento no queda de otra que el BCB siga inyectando estos recursos a la economía. También, aunque riesgoso, seguir endeudándonos externamente, actualmente están en proceso $us. 1.600 millones, pero sus fines son otros a los de fortalecer las RIN y que usen como producto de venta, pero la necesidad al parecer obligará al gobierno a utilizar cierta parte de estos fondos para garantizar la importación nacional y que no se devalúe nuestra moneda, a costa de un menor crecimiento económico este año.
Liberar las exportaciones es la medida económica más sana y viable a corto plazo, tanto para equilibrar el mercado del dólar americano y que entren divisas frescas a nuestras RIN, sobre todo de los “productos no tradicionales”, aprovechando aún sus buenos precios en los mercados internacionales, gracias a la guerra europea; si bien los mismos representan cerca al 25% de lo que exportamos como país, su efecto económico puede ser importante en términos de valor.
Lastimosamente, Fitch Ratings bajo a Bolivia de “B” a “B-” pasando de una economía estable a una negativa, además el “riesgo país”, elaborado por el banco JP Morgan, califico a nuestro país con un indicador superior a los 1.000 puntos, todo esto por la caída sostenida de nuestras RIN, en más del 75% desde el 2014 hasta la fecha; todo es repercutirá en menor inversión extranjera, inclusive que inversores nacionales lleven sus capitales a otros países, en que nuestro títulos de deuda pública bajen de precio en los mercados internacionales, que sus tasas de rendimiento tenga que ser más elevadas, en fin, no seremos bien vistos ante los ojos del mundo, ya que somos una economía con inestabilidad económica y política según estos informes: Pero esto no solo es por el temas de nuestras RIN, sino también por una deuda pública que supera el 80% de su PIB y un nivel de gasto publico elevado, que a pesar que el 2022 tuvo un déficit fiscal cercano al 7% de este indicador, fue como producto de una menor ejecución presupuestaria en inversión pública. Estas calificaciones negativas no cambiaran mientras exista tensiones políticas y problemas macroeconómicos en el país, en torno sobre a los factores anteriormente mencionados; para que las mismas mejoren, dependerá de lo que haga el gobierno en materia economía, procurando devolver la seguridad y certidumbre tanto a los nacionales como a los extranjeros.
¿Los subsidios son una fuga de divisas? No directamente, ya que las mismas son financiadas mediante el gasto público estatal, entre la diferencia de comprar caro y vender barato los carburantes dentro del país, lo que si provoca es un mayor déficit fiscal; la gestión pasada su gasto en esta política energética fue por $us. 1.700 millones, sin embargo, estas subieron en su valor por el tema de un mayor gasto en importación de combustibles, por un monto de $us. 4.365 millones, un 94% más respecto al 2021. Pero si sigue el “subsidio” al diésel y gasolina, mismos que también son utilizados por autos “chutos” y para el contrabando, el mismo continuará ejerciendo una presión a las RIN y por ende a una mayor importación de carburante y por tal motivo una fuga de dólares americanos. Si queremos que esto no continue, se debe controlar de manera efectiva la venta de estos combustibles en surtidores, no hay otro lugar donde se venda inicialmente, es el primer contacto entre el proveedor y los consumidores de mercado, se puede frenar en algo un consumo ilegal; si bien no reduciremos los precios de compra, se pueden reducir las comisiones para algunas empresas, el volumen de importación puede reducirse y por ende el consumo de nuestras divisas estatales, ya que existen 500 mil autos indocumentados que usan carburantes subvencionados y que el contrabando es un negocio millonario ya que sus precios son los más bajos de la región, la gestión pasada se decomisó más de Bs. 90 millones en diésel y gasolina Los ingresos fuertes que se esperan por la producción y venta de litio, urea y hierro son a mediano plazo, así que hay que buscar otras alternativas para fortalecer nuestras RIN y conseguir una mayor entrada de divisas a nuestra economía, pero que no comprometan nuestra frágil estabilidad económica o produzcan desequilibrios en los mercados a nivel nacional.
Si bien después de la pandemia nuestra economía aún sigue recuperándose, estamos en un contexto delicado, no servirá de nada el crecimiento del 4% indicado por el gobierno, si la tendencia según los organismos internacionales es que nuestra economía se contraiga, más aún en el contexto que estamos viviendo, un mercado insatisfecho por una alta demanda de dólares americanos, una corrida bancaria, informes negativos sobre nuestra economía, peligro latente con nuestra deuda pública nacional y la ausencia clara de reducir el gasto público en el país.
Mas allá de aconsejar y citar más medidas para ayudar a frenar nuestro camino rumbo a la crisis económica, donde su mayor problema es un gran gasto público, un tipo de cambio fijo, subvenciones, conflictos políticos y otros, el factor clave no solo es lo económico sino lo político, es primordial aceptar que la situación del país esta complicada, que es necesario hacer un cambio de timón a nuestro actual modelo; no se trata de cambiar la ideología del gobierno sino buscar su pragmatismo, poner los pies en la tierra, trabajar entre todos y buscar soluciones sostenibles para que nuestra economía salga adelante.
| Luis Fernando Romero Torrejón es presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.