En su afán de reelegirse por tercera vez, Evo Morales convocó a referéndum para modificar el artículo 168 de la Constitución, disposición que autoriza solo una reelección consecutiva.
El 21 de febrero de 2016 se realizó la consulta a la población, cuyo resultado fue negativo para el dirigente cocalero enajenado por el ejercicio del poder. El 51,3% de las y los bolivianos le dijimos NO a la segunda reelección.
Los contundentes resultados de ese 21 de febrero, empero, fueron groseramente burlados por el ambicioso gobernante, quien manipuló al Tribunal Constitucional hasta conseguir que sus serviles miembros emitan, en noviembre de 2017, la funesta Sentencia 0084/2017, que artificialmente convirtió en derecho humano a la reelección indefinida; argumento forzado con el que, en realidad, violaron el legítimo derecho humano de las y los bolivianos a expresar nuestra voluntad en una elección libre y auténtica, totalmente diferente a los fraudulentos comicios de 2019.
El arbitrario desconocimiento de la voluntad popular puso al descubierto la naturaleza autoritaria del MAS- IPSP y de Evo Morales Ayma, cuya esencia antidemocrática se había ya expresado a través de múltiples acciones realizadas en los años anteriores, como la represión violenta en La Calancha, Sucre, que ocasionó tres fallecidos y decenas de heridos, y la brutal represión a la marcha indígena en Chaparina de 2011, para citar sólo dos casos cuya conducta continúa actualmente. Se explica así porqué existen hoy más de 200 detenidos y perseguidos políticos en el país y porqué el gobierno del MAS ha convertido a los fiscales y jueces en verdaderos sicarios políticos.
De ese modo, la contradicción principal que necesita resolverse en Bolivia está planteada entre democracia y autoritarismo. Crecientes sectores sociales vienen exigiendo regir la vida cotidiana del país con base en la Constitución y las leyes, dejando de lado disposiciones y conductas dictatoriales de los gobernantes. El desarrollo social y económico del país requiere de paz social, y ello sólo es posible respetando el pluralismo político, las diferencias sociales y regionales y constituyendo los órganos del poder público según las reglas pre-establecidas, con la garantía de un Órgano Electoral independiente.
Por todo ello, en este 21F de 2023, siete años después del referéndum de 2016, las Plataformas Ciudadanas de La Paz manifestamos públicamente nuestra indeclinable voluntad de continuar luchando por restituir la democracia en el país, derrotar a la dictadura, devolver independencia a la justicia y al Órgano Electoral y reconstruir la Paz Social y la Unidad Nacional.
Comprendemos las dificultades de esos objetivos aunque, por supuesto, confiamos en la madurez del Movimiento Ciudadano que después de errores, derrotas y mezquindades hoy sabe que la unidad es una necesidad histórica. Conscientes de la magnitud de este desafío, asumimos la responsabilidad de contribuir al diseño y articular la construcción de un Bloque de Unidad del conjunto de las fuerzas democráticas.