A medida que se acerca la final de París del 28 de mayo, en el Real Madrid aumenta la preocupación con el estado de forma de Eder Militao. Echando la vista atrás, y no sólo al partido contra el Cádiz, el central brasileño lleva una progresión inversamente proporcional a la del año pasado. La preocupación es normal, aunque desde el seno del club intenten echar balones fuera.
Vía: ESPN |
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Cuando Militao llegó al Real Madrid no era más que un desconocido del que existían buenos informes y que llegó avalado por un ex compañero suyo como fue Iker Casillas, quien admitía públicamente que Militao era un “gran fichaje”. A pesar de que su aterrizaje no fue el mejor, el año pasado demostró ser un central de garantías cuyo techo todavía estaba por explorar.
Sin embargo, llegó el punto de inflexión del pasado verano: Sergio Ramos y Raphael Varane abandonaron la disciplina blanca y sus sustitutos, el propio Militao y David Alaba tuvieron que dar un paso al frente para hacer olvidar a los dos primeros. Sinceramente, lo peor que les pudo pasar a ambos fueron las comparaciones. El madridismo más exacerbado de las redes sociales, aupado por el gran rendimiento de la pareja Alaba - Militao de la primera vuelta, olvidó a Ramos y Varane al instante. Y también parte del club.
Craso error. Primero, porque las comparaciones se tienen que hacer a final de cada trayectoria. Segundo, porque hacer olvidar a Sergio Ramos, una de las mayores leyendas del club, y a su acompañante en tantas noches históricas de Champions League como Varane no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Y es ahí donde Militao, a nivel individual, tuvo a su peor enemigo.
La primera vuelta del brasileño fue fantástica, todo hay que decir. Además, su compromiso fue intachable para que Alaba pudiera desdoblarse en otras posiciones (por las lesiones) y adaptarse cuanto antes al ritmo y exigencia del Real Madrid. Suena raro, pero uno de 24 años (Militao) ayudó como nadie a que un central de 29 (Alaba) supiera desde el principio qué significa jugar en el Real Madrid.
Y así fue durante tres cuartos de una temporada para enmarcar: en un año de transición, los blancos han ganado la liga a falta de cuatro fechas para el final y han conseguido colarse en la final de Paris contra el Liverpool. Aquí llegan las dudas.
El último tramo de Militao no está siendo el ideal. El brasileño, quizá por su -todavía- juventud, está teniendo fallos que no son propios del Madrid. Desde desconexiones peligrosas y errores en la defensa y salida de balón que están costando, como mínimo, ocasiones en contra de los de Ancelotti. La duda es normal, la exigencia también.
Desde dentro se cuenta que esa “preocupación” es “normal”, y esperan que Militao vuelva a su mejor versión ya que hay margen de sobra hasta el día 28. De hecho, muchas voces desde el propio club indican a que la falta de intensidad de estas semanas puede provocar cierta “relajación involuntaria” no sólo en Militao, sino también en otros jugadores. En otro club estos detalles podrían pasar de largo, pero no en el Real Madrid: los blancos no pueden permitirse perder ni en los entrenamientos, por lo cual exigirán otro rendimiento inmediato para no dar alas al Liverpool.
Militao todavía es muy joven y no hay dudas en su fichaje. Nunca las hubo y, seguramente, nunca las habrá. Eso sí, el toque de atención es claro porque nadie puede bajar los brazos ni un minuto en un club como el Madrid, donde la historia obliga a ganar las finales, no sólo a disputarlas.