Por: Amalia Pando |
“Necesito municiones, no un aventón”. ¡Qué grande Zelensky! Esa fue su respuesta a Biden que le había ofrecido evacuarlo cuando caían los primeros misiles rusos sobre Kiev, la capital de Ucrania.
Qué abismal contraste con Evo Morales que huyó en el primer avión que le enviaron los mexicanos cuando la OEA pronunció la palabra FRAUDE. Huyó de las “pititas” que éramos como Bambi, lo más pacífico del mundo.
Qué suerte tienen los ucranianos de tener a Zelensky, un comunicador, un humano, un convencido de la causa democrática, un líder político y militar que inspira a los habitantes de nuestro planeta porque no acepta aventones ni ultimátum algún.
“No habrá rendición”, dijo después que al teléfono el Primer Ministro de Israel, Natali Bennett, le aconsejó capitular para evitar mayor destrucción y cuando Putin le dio horas para que la devastada Mariúpol se rindiera.
Debemos aprender de los ucranianos y de Eduardo Abaroa. Cuando se trata de la libertad, de la democracia y de la soberanía, nadie puede rendirse a pesar de los costos y el sufrimiento. Pienso en Jeanine Añez y en los otros 50 presos políticos, son prisioneros de guerra, obligados a resistir con valentía ucraniana.
EL CERCO DEL QUE NOS LIBRAMOS
“Es un infierno, lleno de cadáveres y edificios destruidos”, así describió Human Rights Watch a la sitiada Mariúpol, al sur de Ucrania, ciudad costera bajo constante bombardeo donde ya han muerto 20 mil civiles, según estimación de la ONU.
“Los civiles atrapados en Mariúpol, unos 100 mil, beben agua de lluvia y comen palomas para sobrevivir al cerco impuesto por las tropas de Putin”, describe un relato de prensa.
Así y todo, los militares rusos no han podido sofocar la resistencia de los sobrevivientes que siguen disparando en medio de los escombros.
Guardando las distancias, Evo Morales tras su cobarde huida ordenó lo mismo, cercar La Paz y Cochabamba para matar a miles de civiles de hambre y sed hasta obtener una rendición del gobierno transitorio de Jeanine Añez.
La presidente Añez, la policía y el ejército actuaron en defensa propia y ajena. Ahora los agresores se hacen las víctimas como también lo hace Putin que afirma que Ucrania es una amenaza neonazi. Sin embargo, el único invasor y el único que actúa como Hitler es Putin.
LA CRUELDAD DE LOS DICTADORES
Cuando buscas la muerte de tu propia gente, como lo hizo Evo Morales, con el único fin de sacar provecho político de los muertos, tienes que estar muy malo de la cabeza.
Y Putin también lo está, una locura propia de los dictadores que tendrá consecuencias a gran escala. “Es frio, como un reptil”, así lo describió Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de la administración de Bill Clinton, en un último artículo para el NY Times.
Putin no confía ni en su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, a quien ha hecho desaparecer y aparecer, pero no se sabe si está vivo o muerto.
CARNE DE CAÑÓN
Trata a sus propios soldados como pedazos de carne, sin recoger sus cadáveres y menos repatriarlos, dejando que se pudran en los descampados de Ucrania.
Son muchachos de 18 a 20 años, la mayoría conscriptos que partieron sin saber a dónde iban, enviados a morir como carne de cañón, literal. Un reporte de prensa dice que en Mykolaiv la tropa rusa tiene los pies congelados y sienten que han sido abandonados. Otro relato cuenta que un soldado ruso fue fusilado por negarse a disparar contra civiles.
Si Putin trata así a sus propios soldados, qué se puede esperar de la suerte que corren los civiles ucranianos.
INMISERICORDES
En la localidad de Chernigov, 10 vecinos que hacían cola para el pan cayeron muertos por una ráfaga.
Las tropas rusas actúan sin misericordia, es lo que Putin les exige.
de los bombardeos en Kiev | Associated Press
Frente a una residencia de ancianos “simplemente condujeron el tanque frente a la casa y comenzaron a disparar”. 56 murieron y los 15 sobrevivientes fueron llevados como rehenes.
230 escuelas y 155 guarderías han quedado completamente destruidas, de las 566 afectadas por el impacto de artillería o misiles, al igual que otros 62 hospitales, bibliotecas y centros deportivos.
Pero lo indescriptible está ocurriendo en Mariúpol que tenía 400 mil habitantes antes de la invasión. Los rusos bombardearon un teatro donde se refugiaban 1300 civiles. 150 salieron de los escombros tambaleándose. Los demás quedaron sepultados en el sótano. No permitieron ningún intento de rescate.
Por otra parte, la Fiscalía General de Ucrania informó a través de Telegram que 136 niños han muerto y 184 resultaron heridos desde que comenzó la invasión.
3,5 millones de ucranianos tuvieron que refugiarse fuera del país. (Los venezolanos que huyeron de Maduro y el hambre duplican esa cantidad, esa ha sido la magnitud de esa otra tragedia).
4,3 millones desplazados. | REUTERS / Carlos Barria
En todo caso, mujeres y niños buscan huir de los bombardeos a través de los corredores humanitarios que los rusos también han bombardeado.
“Infobae vio cómo las tropas rusas están atacando civiles, están atacando las vías de fuga, los corredores humanitarios, las vías de escape no están siendo seguras, cada 5 minutos es necesario agacharse porque se escucha un bombazo y disparos de artillería”, escribió Joaquín Sánchez desde Kiev.
se refugiaron en otros países | Reuters / Carlos Barria
Estos son crímenes de guerra por los que Putin deberá responder ante la Corte Penal Internacional.
Los crímenes que el gobierno del MAS no quiere condenar y que de modo cobarde encubre cuando se abstiene en las votaciones de la Asamblea de las Naciones Unidas.
EN UCRANIA SE JUEGA NUESTRO DESTINO
Putin es padrino de todos los dictadores del planeta y si gana la guerra contra Ucrania expandirá su tiranía a través de monigotes que le sean fieles. No podremos liberarnos del férreo vínculo del MAS con Maduro, Ortega y la dictadura del PC en Cuba. Nuestro destino, el de Bolivia, no se jugará en los tribunales ni en las urnas ni siquiera en las calles. Se está definiendo en Ucrania.
LARGO HISTORIAL DE DESTRUCCIÓN
Putin ha invadido y demolido países para salvar a dictadores que maneja como marionetas, ocurrió en Siria y Chechenia. También intervino en Bielorrusia y Kazajistán, invadió parte de Georgia y toda Crimea. Estuvo diez años en Afganistán, dos veces en Chechenia y en 2015 no dejó piedra sobre piedra en Alepo, la segunda ciudad de Siria.
en la segunda invasión rusa de 1999 | Getty Images
Como Unión Soviética invadió Finlandia, Hungría y Checoslovaquia, pero además los tanques rusos impusieron el socialismo en toda Europa del Este hasta que en 1989 se cayó el muro de Berlín y se acabaron las dictaduras socialistas, incluyendo la Unión Soviética, pero últimamente Putin intenta reconstruir el imperio perdido y expandir su influencia inclusive a Latinoamérica.
PUTIN NO SOLO PERDERÁ SUS YATES
Por el contrario, si Ucrania triunfa Putin será derrocado, triunfará la democracia, la libertad y la independencia de los países para definir sus alianzas y tratados. Si la victoria es de Zelensky y del pueblo ucraniano nos llenaremos de coraje y vigor para restaurar la democracia en Bolivia y todo el continente donde los dictadores quedarán a la deriva.
Como escribió la periodista Anne Applebaum en The Atlantic “En este momento hay un solo objetivo, la victoria de Ucrania que se convertirá en el símbolo global de la resistencia de la democracia y el Estado de derecho frente al avance de la tiranía. Envalentonará a los ciudadanos de otros países que también luchan contra dictaduras y autocracias.”
¡Gloria a Ucrania! Pero también gloria para los valientes ciudadanos rusos, los miles que a riego de sus vidas y libertad cada día en Moscú y Leningrado protestan contra la guerra y la barbarie impuesta por Putin, para los que están en la cárcel, para los que salen al exilio, para los 7000 científicos que se pronunciaron contra la guerra, para los astronautas que oportunamente se vistieron de amarillo, para las y los bailarines que renunciaron al ballet Bolshoi, para los deportistas, periodistas y artistas, para las madres de los soldados cuyas lágrimas serán la tumba política de Putin, para todos, que son muchos, que defienden una Rusia democrática en un mundo democrático.