El clérigo chií, que renunció a la política generando una escalada de extrema violencia, emitió un discurso donde lamentó el derramamiento de sangre iraquí, aseveró que “esto no es una revolución porque se perdió el carácter pacífico” e instó a sus seguidores a que culminen las movilizaciones. Sucede luego de que al menos 30 personas murieran y cientos fuesen heridas.
Vía: France24 |
Este martes 30 de agosto, el influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, volvió a hacer declaraciones públicas tras comunicar su renuncia el último lunes. Después de que explotara la violencia entre sus seguidores, las fuerzas de seguridad y otros miembros chiíes disidentes –que incluyó la detonación de cohetes en la Zona Verde– pidieran por el retorno a la paz.
Al Sadr les ordenó a sus fanáticos que abandonen todo tipo de protesta en el corazón de Bagdad, tanto los violentos como el acampe de cuatro semanas frente a la Casa de Gobierno.
“Sigo creyendo que son disciplinados, por eso, si no abandonan las protestas, incluso frente al Parlamento, me iré de este movimiento”, advirtió.
El religioso subrayó que “esto no es una revolución porque ha perdido su carácter pacífico”, tras la muerte de al menos 30 personas –según cifras otorgadas por autoridades médicas- y más de 200 heridos.
Posterior a los choques contra grupos armados leales a Irán, que abarca también a la mayoría chií que gobierna Irak desde 2003, Al Sadr rechazó la violencia de sus fanáticos.
“Hay milicias descontroladas, sí, pero eso no significa que el Movimiento Sadrista también deba estarlo”, recalcó.
Durante la noche, la capital iraquí fue escenario de los estruendos provocados por cohetes que dispararon los militantes contra la Zona Verde y las calles se transformaron en un campo de tiro con armas de alto calibre.
Las autoridades nacionales en funciones no están en condiciones de retomar el control por voluntad propia. “El Ejército está dividido entre leales a Irán y sadristas”, le dijo un funcionario no identificado a la agencia Reuters. Los toques de queda establecidos por el Gobierno fueron ineficaces para torcer la postura de los manifestantes.
Irak vive un contexto de parálisis política, cuando hace 10 meses no se formó una nueva Administración luego del triunfo del sadrismo en las elecciones de octubre pasado. El boicot proiraní llevó a una renuncia masiva del bloque sadrista en el Parlamento y su traslado a marchas en las calles, con los seguidores acampando en la puerta de la Casa de Gobierno impidiendo el correcto funcionamiento.
Irán reabrió sus fronteras
El país vecino había clausurado este martes el paso fronterizo a Irak por temor a que se extendiera la violencia y les sugirió a sus ciudadanos que evitaran viajar hacia allí. La televisión estatal explicó que los servicios aéreos se han detenido por los disturbios suscitados en Bagdad.
Sin embargo, tras el discurso de Al Sadr, las fronteras fueron habilitadas nuevamente. "Como la seguridad y la calma se han restablecido en Irak, todas las fronteras están abiertas ahora", afirmó un funcionario.
Militantes, hombres del Ejército y gran cantidad de políticos mantienen lazos y alianzas fuertes con Teherán, uno de los asuntos de mayor controversia en esta disputa con el movimiento sadrista.
Por su parte, Estados Unidos también reaccionó a los hechos de violencia en la capital iraquí. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, avisó que no evacuarán de manera inmediata al personal de la embajada en la atacada Zona Verde.
Distinta fue la postura de otras delegaciones, como la de Países Bajos, que abandonó el consulado por causa de la violencia. El ministro de Exteriores, Wopke Hoekstra había avisado que “tan pronto como sea seguro” volverían a funcionar en sus instalaciones.
Con EFE, AP y Reuters