ROMPIENDO MITOS: MADRE NO HAY UNA SOLA

Por: Zulema Alanes B | 

94 años después de que se instituyera el Día de la Madre en Bolivia, la fecha adquiere nuevos sentidos.  Pasó el tiempo de las Heroínas de la Coronilla en cuyo homenaje se dictó la ley por la que desde 1927 se celebra a las madres.  Aunque aún rige el fin comercial de la fecha, se reparten cada vez menos electrodomésticos en esta celebración. 

Sin duda, el Día de la Madre adquiere nuevos sentidos.  La maternidad se ha empezado a nombrar en plural, rompiendo el mito  de que “madre hay una sola”  y reconociendo las maternidades diversas, desde una visión emancipadora.

A partir de sus propias vivencias pero también de una reflexión en clave feminista, Cabildeo digital recogió las percepciones de tres mujeres ofrecen una nueva perspectiva acerca del Día de la Madre, y renovadas miradas que cuestionan los patrones tradicionales que inspiraron esta celebración.

Dunia Mokrani

Celebremos todas, propuso Dunia Mokrani: “Las que desearon ser madres y lo son, las que lo fueron sin haberlo deseado realmente, las que quisieron ser madres y no lo fueron, las que no quisieron ser madres y no lo son”.  Mónica Novillo añadió  que ya no cabe una celebración “desde la exaltación de la maternidad como una maternidad única”.  Patricia Flores lamentó que “la sociedad deposita en las mujeres todas las responsabilidades de la maternidad”.

LA MATERNIDAD ABNEGADA

En un balance no muy optimista, Patricia Flores  aseguró que aún “estamos en una sociedad que ama la maternidad, somos enormemente marianos, creo que tenemos una cultura arraigada en que las mujeres sólo nos podemos realizar en la medida en que seamos madres, estamos muy anclados en este ideal mariano de la maternidad abnegada a la que debemos aspirar las mujeres”.

Patricia Flores

Dijo que eso constituye una suerte de paradoja porque a pesar de los procesos  sociales y de las conquistas de las mujeres  esa forma de concebir la maternidad “sigue siendo un ancla que impide la realización de las mujeres en otros campos de actividad porque como sociedad depositamos en las mujeres todas la responsabilidad de  la maternidad,  seguimos con los mandatos bíblicos por los que supuestamente debemos parir los hijos que nos mande la vida, lo que  trae implícitamente la negación  de los derechos sexuales y reproductivos y la libertad de decidir tener o no tener hijos, cuántos hijos tener y cuándo tenerlos”.

Además, en su opinión es muy duro para las mujeres porque “implícitamente el mandato religioso y social exime de responsabilidad a los padres, como queda evidenciado en los altos índices de mujeres jefas de hogar que se registran en la sociedad boliviana”.

LAS MATERNIDADES DESOBEDIENTES

Mónica Novillo, dejó sentado que para romper esos esquemas tradicionales hay que “pensar las maternidades en plural, reconociendo las diversas formas de ser madre, cuestionando los mandatos sociales y los moldes preestablecidos” y aseguró que ha llegado el tiempo de “una visión emancipadora”. 

Mónica Novillo

En su criterio, hay un cuestionamiento a “esta maternidad que es un modelo impuesto de sacrificio, de permanente sacrificio, que nos demanda ser súper mamás y súper mujeres, ser buenas profesionales y seguir con las tareas de cuidado, sin cuestionar la forma como se distribuyen esas  tareas de cuidado, eso nos genera culpa, porque tenemos la sensación de que nunca vamos a poder ser buenas madres”. 

Retomó la propuesta de las maternidades desobedientes, que desde una mirada feminista “implica cuestionar el modelo, no cuestionar la maternidad sino el valor político, social y económico de la maternidad, en un contexto en el que estamos, una sociedad capitalista y patriarcal que aprovecha la exaltación de la maternidad”.

Novillo planteó que “hay que reivindicar el rol de la maternidad en lo político, social y económico, porque a pesar de que la maternidad es sublimada y exagerada, ninguna política pública acompaña el proceso de la maternidad, no se  hace referencia al tema de la violencia obstétrica, al maltrato en el momento de parir, no hay políticas públicas para acompañar la reproducción, ni a las madres que adoptan, ni a las madre solteras”.

Subrayó que hay una serie de carencias en relación a la maternidad que se manifiestan en contradicciones en términos de política pública, ni siquiera se cumple la Constitución que en un artículo específico protege la maternidad.  

LA LIBERTAD DE NO SER MADRE

Flores y Novillo reivindicaron la libertad de elegir de las mujeres, porque ser o no ser madre conlleva el derecho a decidir una maternidad libremente elegida y cuestionaron que las políticas públicas no acompañen esa decisión.

Coincidieron que hay presión social para ser madres, porque se considera que es uno de los destinos ineludibles del ser mujer.  “Se considera que no eres  mujer completa si no has tenido hijos” puntualizó Flores.

Y Novillo insistió que para romper el mandato de la maternidad como parte de un destino ineludible “está  la idea de la libertad de elección, puedes ser madre adoptando, asumiendo los hijos de tu pareja hay tantas formas de ser madre como mujeres pueden existir en el mundo, no responder a un modelo único sino construir formas diversas de maternidad”.

Desde su vivencia personal, Dunia Mokrani, compartió que “Para mí, decidir no ser madre fue un parto difícil: tuve primero que permitirme dudar sin culpa, tuve que gestar más de nueve meses de dudas y certezas; rechacé, con alegría, la creencia de que había solo dos posibles “momentos más felices de la vida de una mujer”: el de su boda y el momento en que te entregan a tu bebé y me di a la tarea de inventar una felicidad que no está en los libros y menos en los manuales de buenas costumbres”.

Aseguró que “Cultivar serenidad sobre mí no deseo de ser madre o sobre mi deseo de no serlo (que es lo mismo, pero no es igual) ha sido un camino largo y muy enriquecedor, pues a la vez cultivé alegría con cada una de las mujeres a las que acompañé con amor en la llegada de sus wawitas y en sus crianzas felices, complejas y contradictorias. Así de feliz, compleja y contradictoria fue mi decisión, aprendí mucho de mí misma al cultivarla, no soy de las que tuvieron siempre claro que no querían ser madres, yo gesté esa decisión a lo largo de mi vida”.

Subrayó que “Desde mi propia vivencia se me hace muy violento escuchar decir, cuando una mujer que no ha sido madre muere, que el pesar es menor porque no ha dejado hijas o hijos que la lloren. Quizás quienes lo ven así no sepan que a esa mujer le costó parir y criar la decisión de no ser madre en una sociedad en la que lo único que realmente venera en las mujeres es el  tipo de maternidad sublime y abnegada”.