Por: Redacción central |
“Pititas habían sido”, le dijo el presidente Luis Arce al dirigente de CONAMAQ que lo llamó desde las intervenidas instalaciones de EPSAS y le repitió dos veces que ya había instruido al ministro de Aguas que proceda a las destituciones, motivo de la crisis en esa empresa pública.
Esta grabación, obtenida de las redes sociales, prueba que el propio presidente del Estado Plurinacional es el encargado de demoler las instituciones y abusar de su poder para poner y sacar autoridades y personal en función de intereses políticos, sin importarle nada más.
Los supuestos “pititas” no vienen del gobierno de Añez, como podría suponerse, sino que fueron posesionados por este mismo gobierno.
Ocurrió que a principios de enero el gobierno cambió de interventor en EPSAS, la empresa que abastece de agua a las ciudades de La Paz y El Alto.
Nombró al abogado Miguel Ángel Gonzales Quispe que pensó haber recibido un cheque en blanco. En 50 días, con el pretexto de las “pititas” y una supuesta restructuración, despidió al personal técnico de la empresa. Los ingenieros fueron los primeros. Al mismo tiempo, creó ítems con alta remuneración para sus allegados y los ingenieros despedidos fueron reemplazados por militantes del MAS.
El malestar en la empresa fue enorme y el reclamo de los trabajadores fue tal que lograron el cambio del abogado González por un ingeniero de la misma empresa, el ingeniero Tomás Quisbert que tiene más de 20 años de experiencia en EPSAS.
Quisbert duró dos días, quiso priorizar lo técnico a los criterios políticos y retomar los proyectos de inversión que manejan muchos millones de dólares, motivo central de tantos cambios.
Quisbert fue acusado de ser “pitita” por los masistas sedientos de “pegas”, movilizados por la organización campesina CONAMAQ, y los seguidores del abogado González quienes no quieren soltar sus escritorios.
Y, así, por orden presidencial, el ingeniero Quisbert fue echado y reemplazado por un agrónomo que tiene aval de CONAMAQ y ninguna idea sobre el rubro de agua potable y alcantarillado. Bladimir Traizos, el agrónomo, hasta ahora no pudo consolidarse en el cargo porque los trabajadores de base explotaron en una protesta masiva que incluye algunos piquetes de huelga de hambre.
En respuesta, grupos del MAS han ocupado parte de las instalaciones de EPSAS y la policía se presentó para darles protección.
El pasado 26 de febrero se abrió la posibilidad de abrir un diálogo que se frustró porque el presidente Arce no adepta dialogar con “pititas “.
Lo que quiere Arce es quedar bien con los movimientos sociales cuya lealtad al gobierno se compra con cuotas de poder. Para abrirles paso, se procede al despido masivo usando como pretexto una acusación política: “pitita” que, primero, no es delito ni motivo legal de un despido, y, segundo, no se sabe siquiera si es verdad porque el acusado no tiene derecho a decir ni “pio”.
En el gobierno de Evo Morales se entregó EPSAS a la Federación de Juntas Vecinales de El Alto y como resultado se tuvo que la ciudad de La Paz se quedó sin agua durante un mes. Es evidente que no aprendieron la lección.
El despido por motivos políticos, ser “pitita”, es decir, haber apoyado la lucha contra el fraude electoral de 21019, es un delito de discriminación. En la Cancillería es aún peor, la causa de los masivos despidos, según Rogelio Mayta , es la posición social y condición racial: “ Son de nariz respingada”, justificó el canciller Mayta.