Elecciones 2020: el retorno del MAS

Por Jenny Ybarnegaray Ortiz.-

Como pulga en la oreja

Pasado el arrebato de la madrugada del 19 de octubre, me siento a escribir estas líneas procurando comprender qué es lo que pasó. Los datos oficiales del TSE, publicados definitivamente el día 23 de octubre dan como resultado el triunfo en las urnas del MAS, con el 55,10%, seguido de CC con el 28,83% y Creemos con el 14%. El resto, no cuenta para efectos de composición de la ALP.

Durante la semana pasada he leído y escuchado diversos análisis de personas que buscan dar explicación a este resultado tocando diversas aristas, Roger Cortéz, Pablo Solón, Amalia Pando, Zulema Alanes, entre otros. ¡Léanlos!

EL ESPECTRO DE LAS CANDIDATURAS

Sin duda, el MAS cuenta con un poderoso aparato político que se expande por todo el territorio nacional y que no ha sido afectado sustancialmente en el último año. “Matarás callando”, el aparato se puso en movimiento a pocas semanas de la renuncia de Evo Morales, y obtuvo el resultado que ahora conocemos. Quien pretenda negar esto está siendo presa de sus deseos, antes que de los hechos objetivos.

El año pasado, no me cabe la menor duda, el MAS cometió fraude para impedir la segunda vuelta, manipuló datos y actas a fin de ajustar el resultado a su propósito de prorrogar a Morales y García Linera como máximas autoridades por otros cinco años. No contaban con la reacción de la gente que ya estaba harta de las menudas y grotescas manipulaciones a las que sometieron al país, sobre todo a partir del desconocimiento del resultado del referendo del 21F. Jugaron mal sus cartas, pensaron que el vacío de poder que dejaban con la renuncia de toda la línea de sucesión constitucional bajo su mando, provocaría una situación favorable hacia ellos. No contaron con la astucia de quienes sacaron de la manga la sentencia constitucional que habilitó a Jeanine Añez, como segunda vicepresidenta del senado, para asumir el mando de la nación. Así construyeron la narrativa del “golpe de Estado”.

Sacaron a sus bases a enfrentarse con las fuerzas del orden, con el fatal resultado de 37 personas fallecidas y muchas heridas. ¿Quiénes son responsables de ello? En mi criterio, los propios masistas, a quienes no les importa sacrificar la vida de unos cuantos, con tal de lograr sus propósitos. Así construyeron la narrativa de las masacres de Senkata y Huayllani. Ojala que en algún momento se esclarezcan esos hechos, pero dudo que ello suceda mientras siga operando un sistema de justicia sobre el cual me ahorro adjetivos en esta oportunidad. 

Jeanine Añez asumió la presidencia con un discurso conciliador, prometió gobernar con justicia y con el compromiso exclusivo de garantizar elecciones limpias y transparentes. Pero, “pisó el palito”, la pusieron (o se puso) de candidata por una coalición de fuerzas políticas pequeñas que erraron en todo, desde suponer que la suma de los pequeños crea una fuerza grande, hasta identificar a Carlos Mesa como su “enemigo principal”, contra el que dirigieron toda la artillería de su campaña, pretendiendo sacarle tajada. ¿Tan grande les quedaba el MAS que no podían contra él? Teniendo el aparato gubernamental en sus manos, no fueron capaces de coleccionar las evidencias de todas las matufias de ese régimen, apenas rascaron donde menos escocía. 

La pandemia, terrible sobre la gente, sirvió de excusa para postergar las elecciones de mayo a octubre, y encima se hicieron pillar mostrando que si de hacer matufias se trata, no se diferenciaban de los otros, salvo en la cuantía; que si se hubiesen quedado, no sabemos a cuánto hubiese ascendido. Y ahí, el torpe del régimen, Arturo Murillo, saliendo a amenazar cada día a alguien. 

La candidatura de Añez fracasó, “se bajó” el 17 de septiembre, mucha gente se lo agradeció, yo le dije clarito: “tarde, señora, el daño está hecho”, y el resultado de las elecciones me dio la razón, el daño estaba hecho. Tras ella, “se bajó” Tuto Quiroga que no lograba sobrepasar el 2% de la preferencia electoral ¿otro al que se debía agradecer? Y a la señora Bayá, el partido que la respaldó, ADN, la “bajó” de un puntazo sin siquiera preguntarle.

En el horizonte oriental apareció Camacho, junto a Pumari, el otro líder cívico que en 2019 descolló con una actitud valiente frente al fraude. Pero, hay que ser desubicado total para incorporar en la agenda electoral el tema del federalismo, cuando la democracia pende de un hilo y hay otros temas urgentes que resolver. “Centralismo” fue la palabra núcleo de su campaña, ofrecieron el “modelo cruceño” de desarrollo, cuando todo muestra que el modelito ese se funda en la depredación de los recursos naturales, de los bosques que este año volvieron a arder sin control alguno. Otra candidatura dirigida a “sacarle tajada” a CC no más, adosada además de un discurso ultraconservador, que por poco no prometía otra Inquisición, con quema de brujas y todo, al estilo Torquemada.

Comunidad Ciudadana, torpedeada por todos los flancos, se confió demasiado en el resultado que obtuvo en 2019 y desarrolló una campaña “plana” (al decir de mi amiga Silvia Calderón, que es experta en mercadeo electoral). Pensaron que ganarían “sin despeinarse” (Andrés Gómez, dixit), y así les fue (o nos, debería decir, porque aunque no fui parte de su aparato, apoyé esa candidatura con esperanza), a pesar de que en algún lugar de mi intuición política, “algo me decía” que Carlos Mesa dudaba sobre su lugar en la historia. Me pregunto, ¿se habría sentido algo aliviado al conocer el resultado de los comicios? No lo juzgo por ello, comprendo perfectamente que sólo los humanos que no piensan mucho, los más avezados, son quienes no tienen dudas sobre nada.

En suma, hablar de fraude en estas circunstancias, me parece poco razonable. Cada quién tiene que asumir su grado de responsabilidad en este resultado, incluidos todos nosotros, por supuesto. Pero no se trata de auto flagelarse sino de aprender de los errores y seguir adelante.

QUÉ HEMOS GANADO EN ESTE TIEMPO

Primero, les hemos obligado a respetar el resultado del Referendo de 2016, a respetar el artículo 168 de la CPE. 

Segundo, les hemos obligado a aceptar que no existen “insustituibles” como pretendieron imponernos, en sus filas había habido personas capaces de asumir responsabilidades de mando. Eso es sano en democracia, Arce Catacora y Choquehuanca pudieron ser sus candidatos en 2019, pero se empecinaron en endiosar a dos no más.

Tercero, con todas las deficiencias anotadas, hemos empezado a construir una alternativa política, Comunidad Ciudadana, a la que aún le falta mucho por madurar. Ojala que, reducidas las presiones electorales, su dirigencia asuma, ahora sí, la decisión de crear una verdadera comunidad de ciudadanas y ciudadanos, donde prime el principio de la horizontalidad, capaz de superar las viejas prácticas de la partidocracia que fracasó estrepitosamente a principios de los años dos mil.

Cuarto, se ha puesto en movimiento una nueva generación con vocación política. ¡Enhorabuena! Espero que cuenten con una sólida formación que les convenza de que se entra en la política para trabajar por bien común. Tiene que haber nuevas prácticas fundadas en principios, en ética. Es demasiado fácil caer en lo otro, a ver si lo logran. Habrá que vigilar y censurar permanentemente las tendencias violentas de jóvenes “ultra”, tanto cuanto los jóvenes masistas que no temen prometernos guerra civil.

LO QUE NO OCURRIRÁ DURANTE EL PRÓXIMO GOBIERNO (LAMENTABLEMENTE)

El MAS continúa sosteniendo la retórica de ser “el partido de los indios" ¿Lo es? No lo fue durante catorce años, y en este tiempo justamente, para mí, “los indios” se convirtieron en una entelequia, en una identidad difusa y confusa de la que todavía mucha gente se agarra para generar un clivaje insuperable. Ojala fuésemos capaces de superarlo, no lo seremos mientras persista ese racismo de origen colonial, tan arraigado en nuestra sociedad, que no nos suelta. Los ideólogos del MAS han sido (y siguen siendo) hábiles sofistas del racismo, lo han convertido en su recurso de poder más potente, porque saben que toca las fibras más sensibles de la mayoría de la gente en este país, sobre todo de quienes, por una u otra razón, de una u otra forma, lo sienten en su piel. Nada le conviene más al MAS que continuar echando sal a esa herida, por eso pienso que en este próximo periodo gubernamental tampoco harán el menor esfuerzo para desarrollar políticas públicas de conciliación, de cura, de superación de lo que alimentaron con tanta saña en los pasados años de gobierno.

No habrá una reforma judicial a fondo que acabe con la corrupción, la impunidad, la arbitrariedad. Seguiremos sufriendo un sistema de justicia en el que vale más el grosor de las chequeras que la verdad.

No habrá investigación ni reparación para el Estado de los cientos de casos de corrupción registrados durante la “era Morales”, lo doy por descontado. Al “hermano Evo” todo le perdonan, incluso su “afición por las quinceañeras”.

No habrá un órgano legislativo en el que alguien del oficialismo tome la palabra con voz propia para señalar y fiscalizar las acciones del ejecutivo. Continuarán operando como siempre, bajo la orden de “aquí no se permiten librepensantes”. Una lástima, parece que alguna gente suya que entró al parlamento en esta gestión tiene potencial. De modo que le corresponderá sobre todo a CC hacer una oposición compacta, seria, fuerte; porque no pongo una micra de confianza en la bancada de Creemos, después de que Ronald MacLean revelara las cochinas negociaciones entre ese partido y el MAS.

No habrá un Ministerio de las Mujeres que se tome a cargo la agenda constitucional para, al menos, reducir las brechas de inequidad en razón de género. Dicen que avanzarán en la agenda de la “despatriarcalización”, no les creo, lo que no hicieron en catorce años, no lo harán en los próximos cinco años, menos ahora con las arcas del estado menguadas.

No habrá independencia de poderes ni institucionalidad, continuarán copando todas las instituciones para poner a “su gente” en instituciones como la Contraloría y la Defensoría del Pueblo.

Tenemos sobradas razones para esperar venganza, están con las uñas afiladas. A ver si se moderan.

¿Será capaz Arce de poner su propio sello en la próxima gestión? ¿Se lo permitirán? Evo ya voló a Caracas, presumo que para recibir instrucciones, supongo que no se arriesgarán a que les salga al frente otro díscolo como Lenin Moreno.