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La Planta de Úrea en Bulo Bulo ha estado más tiempo paralizada que en funcionamiento. En sus tres años de existencia ha parado cinco veces. La última, hace 10 meses cuando en noviembre pasado los seguidores de Evo Morales hicieron volar 200 metros del gasoducto que abastece de materia prima a la planta. El ducto fue reparado, pero la planta sigue sin prender motores.
A junio pasado las importaciones de fertilizantes subieron un 191% y las exportaciones cayeron a la mitad.
MIL MILLONES POR LA BORDA
Inauguración de la Planta de Úrea, septiembre 2017.
Este complejo fue construido por la firma surcoreana Samsung, para producir 2.100 toneladas de fertilizantes diarios a base de Amoniaco y Úrea. El gobierno anterior adjudicó este proyecto sin considerar otras ofertas inclusive más baratas. Pagó por la planta $us 953 millones que salieron de un crédito del Banco Central de Bolivia, monto que, como van las cosas, no podrá recuperar. Ha sido la inversión más alta de nuestra historia.
Con esta planta se esperaba aumentar el consumo de Úrea en el mercado interno de 19 mil toneladas en 2017 a 30 mil toneladas en 2018; incremento de la productividad y rentabilidad de los cultivos; ampliación de la frontera agrícola del país y recuperación en la fertilidad de tierras cultivadas; ahorro importante para el bolsillo del agricultor; incentivo a la producción de alimentos y sobre todo contribución a la seguridad alimentaria, según la web de YPFB Corporación.
A la fecha, después de 2 años, 11 meses, 2 semanas y 8 días, el futuro del complejo petroquímico es incierto. Ya en febrero pasado fue declarado “deficitario” y con mermas en el tiempo de su funcionamiento, según el ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, y el entonces presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Herland Soliz.
En los estados financieros de 2018 las pérdidas habían ascendido a 58 millones de dólares.
SIN PIES NI CABEZA
Las evaluaciones parciales establecen que la inversión inicial de $us 976 millones se incrementó a $us 1.264 millones, a través de un contrato modificatorio que incluía obras de transporte, almacenaje y un punto de embarque que no figuraban en el acuerdo inicial.
Una planta sobredimensionada, que en los pocos meses que trabajó lo hizo usando apenas el 7 u 8 % de su capacidad instalada.
Fue instalada con miras a la exportación pero sin haber siquiera tanteado el comportamiento del mercado internacional. Pero, además, si el 80 % de su producción iba a ser destinada para la exportación cómo fue posible que la instalaran lejos, tan lejos de los potenciales compradores.
La ubicación de la Planta en Bulo Bulo-Cochabamba es el talón de Aquiles de este proyecto porque está a mil kilómetros de su principal mercado potencial de exportación, Brasil. La distancia aumenta los costos y le resta competitividad. Su destino es acumular pérdidas, salvo que se encuentre una reingeniería milagrosa.
Todas las exportaciones realizadas, a Brasil y Cuba, se debieron subvencionar con los altos precios en el mercado interno. Es decir, es un negocio a pérdida. A esto se suma que Cuba recibió del anterior gobierno un crédito para que compre urea boliviana por un año. Contrato disuelto por la actual gestión.
También se pensó trasladar la planta a una zona fronteriza como Puerto Suárez, por su proximidad a los estados agrarios del Brasil, de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul. Hechas las cuentas se descartó esta posibilidad. Costaría otros 500 millones de dólares.
EL TRANSPORTE
En el proyecto inicial, la Úrea debía salir de Bulo Bulo hacia Santa Cruz por tren. Era otro contrato para el empresario venezolano amigo del régimen Carlos Gil que terminó creando un monopolio de este servicio. Pero, el Estado debía correr con los gastos del tendido de la línea férrea.
El Ministerio de Obras públicas mediante resolución administrativa 007 de 2013, adjudicó la construcción del tramo I de esa vía férrea Bulo Bulo-Montero a la empresa china CAMC Engineering, por un monto de Bs 722.170.582, pese a que esta empresa no tenía experiencia en el rubro ni contaba con toda la documentación legal para operar en Bolivia.
Este contrato fue gestionado por Gabriela Zapata Montaño, ex novia del presidente Morales. La CAMC subrogó la ejecución de obras a otra empresa china que, en medio camino, dejó todo abandonado. Dos años después, recién el ministerio de Obras Públicas se dio cuenta de la paralización de esta obra.
Una investigación del entonces senador Oscar Ortiz, cuando integraba la Comisión Especial Mixta de Investigación de Contratos de CAMC con el Estado (Febrero 2019), presenta una relación de las violaciones a la normativa vigente en Bolivia, con ese contrato, comenzando por la Constitución Política del Estado hasta las Normas Básicas del Sistema de Administración de bienes y servicios (NB-SABS) además de especificar las responsabilidades, el in-cumplimiento de deberes como funcionarios públicos y los fraudes que terminan en graves daños a la economía del Estado.
Existe una denuncia penal, sin embargo las investigaciones del Ministerio Público prácticamente no han avanzado. No hay ni un detenido por este caso y la Contraloría General del Estado no realizó las auditorías correspondientes. Ni siquiera la profusa difusión mediática del escándalo ha generado algún interés para resolverlo, concluye el informe de la citada comisión.
LOS CAMIONEROS
No habiendo línea férrea, el anterior gobierno tuvo que recurrir al transporte por carretera. Yacimientos ya había comprado 250 vagones por 29 millones de dólares y 500 contenedores cuyo precio nunca se dio a conocer. Inversión que no sirvió para nada porque terminó dependiendo de los camioneros amigos del régimen.
En un artículo, publicado en Página Siete, el ingeniero Hugo del Granado, describe así este conflicto:
“La Asociación de Transportistas de Bulo Bulo del trópico de Cochabamba intentó monopolizar el servicio, impidiendo el acceso de los camiones de la Cooperativa de Transporte del Oriente de Santa Cruz, amenazando con quemar sus camiones, impidiendo la salida del producto a los mercados.
Los enfrentamientos de los sindicatos de Cochabamba (que gozaba de la protección del MAS) con las organizaciones cruceñas ocasionó perjuicios contractuales y perdidas económicas a exportadores. “
LA COMERCIALIZACIÓN
Almacenes llenos por falta de mercados de exportación.
Con la constante paralización de la producción, cuyas razones aún no están completamente esclarecidas, los fertilizantes made in Bolivia desaparecieron del mercado interno. En consecuencia subieron las importaciones y se fueron a pique las exportaciones.
Esta situación lo confirman los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), procesados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que exponen que entre enero a junio de esta gestión las importaciones de Úrea (en disolución y las demás) superan $us 1,9 millones, cuando en 2019 en similar período llegó a $us 683 mil, las compras internacionales del producto. Hablamos de un crecimiento del 191%.
En cuanto a las exportaciones entre enero y abril del pasado año las ventas de Úrea alcanzaron $us 9,2 millones. Sin embargo, en esta gestión durante el mismo tiempo bajaron a $us 4,4 millones (-52%).
AUDITORIA
En julio de este año, el Gobierno informó que la estatal de hidrocarburos efectuará una auditoría a la planta para establecer la existencia o no de presuntas irregularidades en la administración, la producción y comercialización de la urea.
"Se instruyó a YPFB que elabore una auditoría de toda la implementación de la Planta de Úrea", afirmó el ministro Zamora.
La autoridad hizo el anuncio al presentar un informe oral a la Comisión de Economía Plural, Producción e Industria de la Cámara de Diputados.
"Después de la auditoría se conocerá la verdad y pido a los legisladores que tomen acciones drásticas y se establezca la responsabilidad caiga quien caiga, porque la plata del Estado fue mal utilizada", dijo en esa oportunidad Zamora, asegurando que la Planta de Amoniaco y Úrea "nunca generó utilidades al Estado boliviano y siempre trabajó a pérdida".
"El Estado hizo un mal negocio invirtiendo en esta planta, es decir que producía urea, pero perdía plata", aseveró.
El precio internacional de la urea está cuesta abajo desde hace dos años, a un promedio de 215 dólares la tonelada. En el mercado interno se vende a 347 dólares por tonelada. Por esta razón, el Gobierno determinó suscribir un acuerdo con la agroindustria cruceña que demanda entre 10 a 20 mil toneladas al año, para que el fertilizante almacenado en Bulo Bulo se destine principalmente al mercado interno.
UN DESASTRE ASEGURADO
El eterno drama de Bolivia y su economía es la inversión de millones en proyectos que no funcionan, y éste, el de Bulo Bulo, es el elefante blanco o azul más grande de nuestra historia.
Volvemos a citar al Ingeniero Hugo del Granado que en febrero de este año advirtió que la humedad del trópico y la paralización de actividades echarán a perder los costosos equipos de Bulo Bulo en cuestión de semanas.
Desde que fuera lanzada la advertencia ya han pasado 6 meses. Nadie sabe si esta planta volverá a funcionar, parecería que va camino al desastre que fue Karachipampa en Potosí.
El ministro de Energía, Victor Hugo Zamora asegura que se están haciendo trabajos de mantenimiento con una parte de los 400 trabajadores que tuvo esta empresa. 120 ya fueron despedidos.
Ese mantenimiento no garantiza que la planta vuelva a funcionar salvo una costosa inversión en equipos y personal especializado.
El tema de fondo, sin embargo, es si este proyecto algún día podrá será rentable y si podrá pagar al BCB los 1000 millones de dólares que le debe.
Tarea difícil para el próximo gobierno.
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