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Por Amalia Pando.-
El Tribunal Supremo Electoral, TSE, tomó al toro por las astas y postergó las elecciones en un mes y 12 días. Es la segunda postergación y la tercera fecha que se fija en lo que va del año.
El causante de estas incómodas postergaciones es un virus llamado Coronavirus, que se ha llevado a tantas personas queridas como el Dr. Oscar Urenda cuyo deceso ocurrió esta madrugada.
Las primeras dos fechas, la del 3 de mayo y la del 6 de septiembre, fueron consensuadas con los partidos políticos a través de un diálogo muy difícil por la polarización entre el MAS de Evo Morales que exige elecciones cuánto antes y Juntos de la presidente y candidata Jeanine Añez que quiere una jornada lo más lejana posible.
Esos dos consensos, el de marzo y el de mayo-junio, se convirtieron en leyes, aprobadas por el parlamento controlado por el MAS y promulgadas por la presidente Añez.
La última, la Ley 1304 del 21 de junio dice:
“En ejercicio de sus atribuciones, el Tribunal Supremo Electoral fijará, mediante resolución expresa, la nueva fecha para la jornada de votación de las Elecciones Generales del 2020, a realizarse en un plazo máximo de 127 días computables a partir del 3 de mayo de 2020, vale decir, hasta el domingo 6 de septiembre, conforme a criterios técnicos del Tribunal Supremo Electoral y científicos provenientes de organismos especializados en salud… “
Nótese que en la primera parte de este párrafo, el MAS reconoció que el Tribunal Electoral tiene la atribución de convocar y fijar la fecha de las elecciones. Pero, a línea seguida, con una oración incorporada al proyecto inicial, le arrebató esa atribución exclusiva y el parlamento fijó la fecha para el 6 de septiembre.
¿QUÉ PUEDE PASAR?
Esta invasión de terreno en materia de competencias, la que cometieron con la Ley 1304, puede ser considerada por el MAS como un derecho adquirido para recurrir ante el Tribunal Constitucional. Es decir, que pretenda que el parlamento comparta con el TSE la competencia de fijar las fechas para las elecciones.
Los únicos que se ha opuesto a la nueva postergación son Evo Morales, su partido y sus organizaciones sociales como el Pacto de Unidad y la Seis Federaciones de Cocaleros del Chapare que ya han lanzando gritos de guerra.
Sin embargo, hagan lo que hagan, las elecciones serán el domingo 18 de octubre, la eventual segunda vuelta el 29 de noviembre y la posesión de las nuevas autoridades en diciembre. Y esto no tiene forma de revertirse.
Si recurren al Tribunal Constitucional, tal como advirtieron, es difícil apartarse de la Constitución Política del Estado y la Ley 012 del Órgano Electoral Plurinacional que en su numeral 7 establece que es competencia privativa del TSE el “… convocar a procesos electorales… fijando la fecha de realización de los comicios y aprobando el cronograma correspondiente”. Y la CPE, en el Titulo IV, artículo 208, dice que el TSE es el responsable de “organizar, administrar y ejecutar el proceso electoral y proclamar sus resultados. “ La CPE también establece que “… las funciones de los órganos públicos no pueden ser reunidos en un solo órgano ni son delegables entre si”. Esto quiere decir, que ningún otro poder del Estado puede compartir con el TSE la competencia de fijar o postergar el día de las elecciones.
No hay modo que el Tribunal Constitucional le de la razón al MAS, ni queriendo. Primero sería un suicido porque ya no puede pisotear la Constitución como lo hizo en noviembre de 2017 cuando le dio a Evo Morales el “derecho humano” a la reelección indefinida. Por otro lado, un fallo en esta materia demora al menos un mes, estaríamos hablando de fines de agosto. Como hace el TSE para organizar elecciones en cinco o 10 días. No hay forma de hacer un cronograma electoral hacia atrás.
Sin embargo, en otro caso, es posible que el Tribunal Constitucional ayude al MAS a salvar su personería jurídica y su participación electoral de una eventual proscripción por la lectura de encuestas. La ley es la ley, pero en esta demanda hay un margen para que este tribunal pueda considerar la constitucionalidad del artículo en cuestión. Y mientras lo estudian, las elecciones ya habrán pasado con el MAS queriendo incendiar el país y las urnas.
EL PELIGRO SEGUIRÁ EN LAS CALLES
El TSE, en su última resolución, justifica la nueva postergación con los mismos criterios técnicos y científicos que se usaron en la primera postergación. Dice: “ Es claro, la protección de la salud y el ejercicio de los derechos políticos son compatibles.”
El Tribunal Electoral, espera que para octubre hayan menos infectados y menos muertos por el coronavirus y por lo tanto sean comicios más seguros y con menos abstención.
Una meta difícil de lograr si los gritos de guerra del MAS se convierten en marchas, concentraciones y bloqueos que sigan multiplicando la infección y sus mortales consecuencias.
Son una verdadera amenaza para los esfuerzos de contener la pandemia y llegar a las elecciones con un mayor grado de seguridad.
SIN MARGEN PARA OTRA POSTERGACIÓN
Muchos otros partidos y cívicos consideran que la postergación de un mes y medio no es significativa y esperaban prorrogar a la presidente Añez hasta el 2021. Pero eso no es posible porque hay un fallo del Tribunal Constitucional, éste sí muy aplicable y de cumplimiento obligatorio, que dice que el período transitorio que se inició en noviembre de 2019 debe concluir este año 2020.
Bolivia tiene que tener un gobierno electo y constitucional a más tardar en diciembre. Esta es la razón porque las últimas fechas posibles son: el 18 de octubre día de las elecciones generales y el 29 de noviembre para una posible segunda vuelta. En diciembre, Bolivia dará por concluido el gobierno transitorio, pensado para seis meses pero que duplicará su gestión por la pandemia, y también se acabará la prórroga de mandato de los parlamentarios que se han excedido en un año su periodo legislativo constitucional.
¿DE DÓNDE VENIMOS Y A DÓNDE VAMOS?
El TSE pide: “ No debemos olvidar de donde venimos. Hace unos meses se anuló la elección general, un hecho de extrema gravedad, en medio de una crisis política y social de alta tensión y polarización. Los factores de conflicto no han desaparecido, continúan presentes, amenazando desgarrar el tejido que nos une como sociedad “
Debemos elegir entre la dictadura que pregona el MAS o la democracia que defienden con una gama de matices las demás fuerzas políticas. Uno de los dos proyectos tiene que vencer. Será una pelea apretada, voto a voto. No hay maniobra o demanda judicial que evite esta confrontación. El MAS no va a desaparecer porque se le proscriba. Seria apenas darle un empujón hacia las opciones violentas, de atentados, emboscadas, de confrontación física que otra vez podría llevarnos a las puertas de una guerra civil.
Las urnas de octubre, otro octubre, se abrirán nuevamente para que la voluntad popular se exprese libremente. No será pan comido. A un año del fraude y la huida de Evo Morales se corre el riesgo de la restauración del viejo régimen. Hay luto por la estela de dolor que está dejando la pandemia, hay miedo a los grupos armados del MAS, hay sufrimiento en los sectores más golpeados por el hambre y el desempleo, y, sin embargo las urnas de octubre también podrán traernos la alegría de una nueva victoria para la democracia y el 2021 se escribirá otra historia , con una mayor dosis de esperanza, a pesar de todo, porque NO VOLVERÁN ¡
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