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Por Zulema Alanes B. Foto: VillanTv.-
“Trinidad es una catástrofe, nuestros vecinos mueren en sus casas y no vienen a recoger los cuerpos” reclama abatida Ana Karina Arce, presidenta de la Urbanización Villa Magdalena, en un mensaje enviado a Cabildeo Digital.
Ana Karina Arce, presidente de la Urbanización Villa Magdalena, Trinidad
En la capital beniana existe la percepción de que los 1.097 casos de coronavirus que figuran en las estadísticas oficiales no reflejan la realidad. Según Arce, no se cuentan todos los contagios, “Nos quedamos en casa porque los hospitales han colapsado y no hay donde sacarnos las pruebas”.
Tampoco se cuentan a todos los muertos. Varios medios de comunicación locales constataron que mientras los informes oficiales reportan 67 fallecidos por Covid-19, en el cementerio habilitado para las víctimas de la pandemia, ya se han enterrado casi 150 personas.
Desde La Paz, el médico Marcelo Vercosa terminó de activar las alertas y en un llamado por las redes sociales dijo que los integrantes de la Brigada Médica que viajaron desde la sede de Gobierno para cubrir los puestos que dejaron los galenos contagiados por el virus en Trinidad reportaron que “muchas personas que están muriendo no son registradas como Covid-19 porque mueren antes de llegar a un establecimiento médico, no se están haciendo las pruebas porque ya no hay test y los fallecimientos no se certifican como Covid-19. Son muertes dramáticas”.
Las autoridades locales han declarado "desastre sanitario” y han reconocido que la propagación del coronavirus no sólo ha colapsado el sistema de salud, sino que ha sobrepasado la capacidad técnica y económica para atender la pandemia.
LAS CRUCES DE TODOS LOS MUERTOS
Trinidad es la ciudad más golpeada por la epidemia de coronavirus. Con el sistema de salud colapsado, la gente se queda en su casa, muchos mueren sin atención médica y el cementerio Covid está casi al tope de su capacidad.
Después de permanecer durante varias semanas sin reportar un solo caso de Covid-19 ha pasado a tener familias pidiendo que alguien recoja a sus muertos de sus casas para poder enterrarlos en el nuevo cementerio habilitado para las víctimas de la pandemia.
“Han fallecido cuatro vecinos, llamamos al Sedes, a las ambulancias y no vienen por los cuerpos. En los hogares donde hay personas fallecidas hay niños que están siendo contaminados”, dice en su dramático reclamo la presidenta de la Urbanización Villa Magdalena.
El 20 abril se reportaron los dos primeros casos de coronavirus. Ese mismo día se anunció la muerte de uno de los contagiados, un taxista de 67 años, que falleció a los tres días de haber sido internado en el hospital. Ante esa muerte recién se apresuraron las gestiones para habilitar un camposanto exclusivo para las víctimas de Covid-19, que en realidad es un terreno improvisado y atendido por cuatro sepultureros que ni remotamente sospechaban que tendrían que enterrar cinco, seis, siete, ocho, diez y hasta 15 muertos en los peores días.
En poco más de un mes en el cementerio se cuentan casi 150 tumbas señaladas por delgadas cruces de madera en las que se inscriben los nombres de las víctimas. Oficialmente solo 67 han muerto por coronavirus, el resto, se exhumaron en el cementerio de Covid-19 sin tener la certificación de que ese virus los hubiera llevado a la tumba.
El periodista de VillanTV llegó hasta el cementerio, contó más de 140 cruces y corroboró con uno de los cuatro sepultureros que “Ya son como 140 difuntos… hace cuatro días fueron 15 juntos. Estaba faltando espacio, ahora están trabajando y ahora va a seguir, todo lo que estaba trabajando la maquina es lo que se van a enterrar. Ayer llegaron siete difuntos, anteayer arriba de ocho, el otro día llegaron seis”.
Los sepultureros cumplen una jornada continua, diez horas al día. Desde las 8 de la mañana, ayudados por una excavadora, preparan las tumbas y esperan los féretros. Las inhumaciones no siguen las rutinas habituales, contados familiares que pueden asistir al sepelio, deben guardar distancia y acelerar los más posible el proceso, para no exponerse al contagio del que tampoco están libres los funcionarios del cementerio, por lo que “Le dejamos a Dios que nos cuide y nos proteja” dice el sepulturero. Terminan su jornada a las seis de la tarde y retornan a sus casas con la sensación de que al día siguiente puede ser peor. “Le pedimos a toda la ciudadanía que por favor no salga de casa, es terrible perder a un familiar, es grave, mire como vienen acá, hoy se han enterrado cinco difuntos”, señalando al fondo del terreno ahora convertido en cementerio insinúa que “está faltando espacio”. Muy cerca, una destartalada camioneta de la funeraria, intenta salir del lodazal.
LOS HOSPITALES, LA OTRA CARA DE LA TRAGEDIA
Una doliente cuenta que entierra al abuelo de sus hijos y lamenta que su suegra no pueda estar presente porque “la situación está sumamente grave”. Su suegro falleció en el hospital Obrero donde, según asegura, “no hay las condiciones porque, imagínese, los enfermos están en los pasillos, sentados en la silla de ruedas, es muy triste ver esa situación”.
La propagación del Covid-19ha ha saturado la capacidad hospitalaria y ha infectado a un tercio del personal de salud. Ante la crisis, un grupo de médicos organizó desde La Paz la Campaña Solidaria Médico a Médico y al menos 20 especialistas fueron a cubrir los puestos dejados por los médicos contagiados con Covid19.
Después de una semana han reportado que el panorama no es muy alentador y los próximos días la situación podría ser peor, dijo el doctor Vercosa. “No existen medicamentos, las farmacias están vaciadas, mucha gente se está automedicando y las personas que llegan a los hospitales, llegan peor, y ya no hay mucho que se pueda hacer, mis colegas están haciendo lo imposible por salvar vidas, exponiendo sus propias vidas”, detalló.
En una entrevista en BeniTV, Charles Suarez, secretario de Desarrollo Humano del Municipio de Trinidad, admitió que “vivimos una situación complicada” y dijo que lo que se viene puede ser peor “porque sabemos que este no es el pico máximo”.
Detalló que no es la primera vez que colapsa el sistema de salud, que “las carencias datan de hace mucho tiempo. Hemos tenido emergencia por dengue el 2016, no teníamos donde internar a los pacientes, tenemos una deuda histórica de recursos humanos e ítems, tenemos carencia de profesionales y especialistas” y lamentó que durante tres años el anterior gobierno hubiera postergado las inversiones en infraestructura, equipamiento y dotación de ítems.
Pero según Vercosa la crisis actual no se asemeja a ninguna de las que Trinidad vivió en el pasado. Recordó que “muchos médicos y personal de salud siguen trabajando con síntomas graves de Covid-19, sin posibilidad de acceder a pruebas de diagnóstico, están trabajando enfermos porque no hay quien los supla”.
Convocó a la solidaridad porque “lo que está ocurriendo en Beni puede ocurrir en cualquier lugar de Bolivia. Es momento de ayudar, no espero ayuda de los políticos que están concentrados en la lucha por el poder. Mientras nuestros compatriotas benianos están sufriendo y muriendo, no hay un solo barbijo en Trinidad”.
Campaña de solidaridad en La Paz
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