Mónica Cristina Kräuter Romano recibió a Infobae en un rinconcito de España, en la ciudad de Valencia, donde se tuvo que refugiar luego de ser amenazada al investigar el tipo de bomba lacrimógena que los cuerpos policiales usan en Venezuela. Al verla tan sencilla, casi serena, uno no se la imagina a simple vista que tenga la fuerza y persistencia que la llevó a hacer un trabajo de investigación tan importante, que luego resultara en su tesis para el doctorado en desarrollo sostenible.
"Esto es un genocidio", sentencia al referirse al uso de bombas lacrimógenas sobre la población y como ejemplo evidencia que el municipio Chacao en Caracas, durante los años 2014 al 2017, fue convertido en una cámara de gas. Además del mortal uso de las bombas directamente contra el cuerpo de manifestantes y la exposición a la que son sometidos los militares, no solo cuando los entrenan con bombas lacrimógenas para elevar el nivel de tolerancia sino en el uso de las bombas vencidas que las convierten en arma letal.
Confiesa que para el estudio formal debía tener suficientes bombas, suficiente muestra, buenos equipos de química y quiénes estuvieran dispuestos a hacer el estudio cromatográfico. "Quien hizo todo los estudios cromatográficos fue una persona muy acérrima al chavismo y apoyó mucho a Hugo Chávez".
Kräuter facilita su investigacióna a quien quiera. "Este caso debe llegar a niveles legales. No sé cómo hacerlo. Y la verdad, tuve mucho miedo porque fui amenazada".
Destaca que no había estudios sobre el uso de las bombas lacrimógenas vencidas, porque a ningún país se le ocurrió usar bombas vencidas, solo a Venezuela. "El 30 de abril 2019, por primera Venezuela usa el gas CN, que aunque es legal, ya no se está usando en ninguna parte del mundo, porque es mucho más fuerte". Además de su costo es muy supeior. "Una bomba lacrimógena está entre 36 a 58 dólares, 110 dólares cuesta la de granada de mano".
Antes de irse a prisa, suplica que haga lo posible para que el mundo sepa lo que el gobierno venezolano está haciendo contra la población civil y contra los militares que no saben los efectos que tienen sobre ellos las bombas que usan para reprimir manifestaciones. "Hay algo que no me deja dormir. Yo estoy convencida de que hay muchas personas en Venezuela que tuvieron mucho tiempo bajo los efectos de las bombas y que a mediano plazo, cinco o diez años, van a manifestar síntomas de esos efectos".
-Suponía que todas las bombas lacrimógenas eran iguales y que el único daño que producían era hacernos llorar. ¿Entonces no es así?
-Yo también pensaba lo mismo. Pero un día en Las Mercedes (Caracas), año 2014, víctima constante de bombas lacrimógenas, me tiré a la calle a recogerlas para saber qué contenían y por qué siento que me ahogan. Como soy química me las llevé al laboratorio de la Universidad Simón Bolívar para hacer un análisis químico. Compruebo que no son gas sino polvillo muy fino. Las bombas nacieron desde los romanos, así que la química se ha usado desde hace mucho tiempo. A principios de la II Guerra Mundial, en 1914, los alemanes en Bélgica, en un enfrentamiento, lanzan gas cloro, matando a 300 soldados y dejando ciegos a tres mil. A raíz de eso aparece el protocolo de Ginebra en 1925, que Venezuela firmó. El mundo se alarma porque casi todos los compuestos químicos son tóxicos. Fue en la Convención sobre el Uso de Armas Químicas en 1997 que se define la lacrimógena como arma química no letal.
-¿De qué depende la letalidad?
-De muchos factores, fundamentalmente la toxicidad del compuesto y las concentraciones para que sean letales. Por ejemplo, del cianuro se requiere una concentración muy pequeñita para que una persona la inhale y muera. Para una bomba lacrimógena se requieren concentraciones mucho más amplias. No vemos a una persona que muera de inmediato a consecuencia de una bomba lacrimógena. Hay muchos toxicólogos en el mundo que se están negando a que se sigan usando las bombas lacrimógenas porque han demostrado tanto en mamíferos como ratas, conejillos de indias y cochinillos pigmeos de que son cancerígenas, son mutagénicas (alteran el ADN), son teratogénicas y clastogénicas (es decir que modifican la formación del feto y pueden generar abortos involuntarios) y demostraron que generan problemas en órganos nobles como corazón, pulmones e hígado de manera irreversible a quien está expuesto con frecuencia o tiempo prolongado. Y de ahí arranco mi investigación, aunque es muy difícil conseguir información sobre bombas lacrimógenas.
//Fuente: Infobae//