Vía: Datápolis |
La rebaja de las calificaciones refleja la evaluación de Moody's de que los actuales desafíos de gobernanza y el mayor riesgo político interno han exacerbado las presiones de liquidez externa a niveles críticos como resultado de una disminución persistente de las reservas de divisas que amenazan con una crisis de balanza de pagos, se lee en una nota de prensa de la calificadora.
La aprobación por el Congreso (Asamblea Legislativa) de una nueva Ley del Oro proporcionó un alivio temporal de la liquidez en 2023, lo que permitió al Banco Central (de Bolivia) convertir una parte de sus grandes tenencias de oro en reservas líquidas de divisas, pero el nivel de reservas ha seguido disminuyendo.
Los préstamos pendientes de instituciones de desarrollo multilaterales y bilaterales, una importante fuente de divisas para el soberano, no habían sido aprobados por el Congreso hasta hace muy poco debido a luchas políticas internas entre diferentes facciones del partido gubernamental gobernante.
Los préstamos proporcionan financiamiento esencial para el déficit de cuenta corriente de Bolivia en el corto plazo, pero no abordan las necesidades de financiamiento externo del país en el largo plazo. Aunque los pagos de principal de los dos bonos soberanos internacionales pendientes de Bolivia no vencerán hasta 2026, las persistentes presiones de liquidez externa han aumentado los riesgos crediticios soberanos.
La perspectiva estable refleja la opinión de Moody's de que los riesgos al alza y a la baja para el perfil crediticio de Bolivia permanecen equilibrados. Los desembolsos entrantes de préstamos en moneda fuerte de instituciones multilaterales de desarrollo, las recientes medidas gubernamentales destinadas a apuntalar las reservas de divisas, combinados con la estructura favorable de las obligaciones de deuda externa de Bolivia, ayudarán a mitigar algunas de las actuales presiones crediticias de corto plazo.
Sin embargo, Moody's espera que persistan importantes desafíos crediticios, incluidos niveles muy bajos de reservas de divisas, niveles decrecientes de producción en el sector de hidrocarburos y un elevado riesgo político interno.