Por: Rosa Talavera Simoni. Foto: Walter. Ossio.-
Las medidas anunciadas por la Presidente Añez al cerrar la tarde de este miércoles quizás alcancen mejores resultados que los hasta ahora logrados por el gobierno. Fue en un discurso que al fin acabó con el afán de sonar dulce y maternal, para ser reemplazado por una voz firme, aunque no exenta de empatía, que nos recordó a la Jeanine anterior a la campaña electoral.
La más importante de todas, sin duda, es la anunciada entrega de 1.600.000 (un millón seiscientos mil) canastas solidarias en todo el territorio nacional. Habrá que ver todavía la logística que se tiene preparada para hacer realidad esta oferta en el menor tiempo posible.
El número de canastas es elevado y no se ha precisado si es por familia o por persona, o si será entregada por una sola vez. Aparentemente será una entrega de una sola vez por persona, porque de ser por familia, alcanzaría a 8.000.000 (ocho millones) de personas, asumiendo 4 personas por familia. Ciertamente, ocho millones de personas representa más del 70% de la población, un porcentaje que excede con mucho la proporción de personas en situación de pobreza, según los indicadores oficiales recientes.
Como quiera que sea, la entrega de canastas solidarias, aunque fuera por una sola vez, sumado a los 500 bolivianos por niño de escuela fiscal, puede ser un incentivo fuerte para que la gente “que vive al día”, acepte quedarse en casa en el período de cuarentena. Pero es indispensable que la entrega sea rápida y se focalice, inicialmente, en los sectores y regiones más vulnerables. La otra medida orientada a ayudar a los hogares, es el pago de facturas de energía que no superen los Bs120 mensuales y hasta el 50% de las facturas de agua, durante los próximos 3 meses, iniciando, se supone por la de marzo, algo de más fácil ejecución, que requiere una coordinación efectiva con las empresas que prestan estos servicios básicos, y la garantía de que el gobierno honrara el pago de las facturas en tiempo y forma.
Desde el punto de vista macroeconómico, esta medida, así como otras que se puedan tomar para apoyar también a las empresas, buscando que puedan sortear la tormenta, demandarán la adopción de una política fiscal expansiva que redundará inevitablemente en un aumento sustancial del déficit fiscal.
Sin embargo, no será la primera vez, ni Bolivia el primer país, que deba recurrir a una política de endeudamiento público. De hecho, la historia económica mundial muestra ejemplos de gran endeudamiento en el período de entreguerras, después de la Segunda Guerra mundial y, más recientemente, durante la crisis financiera de 2008.
En esos tres momentos, los niveles de endeudamiento registraron porcentajes superiores al 100% del producto interno bruto de la mayoría de los países desarrollados. La experiencia mostró que los países que, como el Reino Unido, optaron por la austeridad, tuvieron costos más altos en términos del daño que registraron sus economías que aquellos como Estados Unidos y otros países europeos que optaron por políticas expansivas.
En América Latina, el financiamiento de los déficit fiscales que sin duda serán una consecuencia del COVID19, enfrentará serias dificultades, en un momento en que todos los países, desarrollados o no, requieren endeudarse para evitar el colapso total. Es probable que los fondos que se puedan obtener de la cooperación internacional o de la colocación de bonos en el exterior, sean escasos y que Bolivia, como otros países de la región, deba recurrir a préstamos de nuestro propio Banco Central, echando mano de las reservas internacionales netas (RIN) que todavía existen, pese al dispendio que se produjo entre 2016 y 2019, cuando estos recursos fueron utilizados para financiar proyectos de dudosa rentabilidad, cuando no desviados a fines menos santos. Lo deseable sería que el uso de las RIN se realice con la mayor prudencia posible, en las actuales circunstancias a fin de obtener el máximo rendimiento de cada boliviano que se gaste para financiar las medidas de salvataje.
Además de garantizar que las familias puedan parar la olla en este período, hay otras medidas que será necesario adoptar, para que los hogares y las empresas puedan capear el temporal, y que demandarán recursos fiscales. En un reciente artículo publicado por el economista venezolano y profesor de la Universidad de Harvard, Ricardo Haussman y que fue publicado por el economista boliviano, Gonzalo Chávez A. en su cuenta de Facebook, se incluye el siguiente menú de medidas: Expandir la protección sanitaria, proteger las planillas salariales, ofrecer seguros de desempleo adicionales, demorar el pago de impuestos, evitar las quiebras, apuntalar al sistema financiero.
Una anotación al margen: la restricción de circulación impuesta a los mayores de 65 años, requerirá la adopción de medidas que permitan que aquellas personas que caen en ese rango y no tienen personas más jóvenes en el seno del hogar, puedan abastecerse de alimentos y otros insumos esenciales. La alternativa podría ser que se autorice a los supermercados a establecer un horario especial y en días señalados, exclusivo para personas mayores de 65 años.
Medidas anunciadas por la Presidente Jeanine Añez
Texto del Decreto