Foto: OIT |
Más de 2.000 millones de trabajadores en el mundo son parte de la economía informal, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En el caso de Bolivia, 8 de cada 10 personas todos los días buscan su sustento en las calles.
El primer criterio supone cerca del 90% de la fuerza laboral de los países de bajos ingresos y más de dos tercios del empleo en países de ingresos medios, señala el organismo con datos de 2020.
La fuerza laboral informal representa más de la mitad del total de personas empleadas en al menos nueve países latinoamericanos. Por ejemplo, en Perú, se estima que un 68,4% de los trabajadores estaban empleados en el sector informal ese año. En Argentina, este porcentaje asciende a un 49,4%. No así en Uruguay y Chile, donde alrededor de una cuarta parte de los empleados ejercen actividades remuneradas en el mercado laboral informal.
Para ese período de análisis, la OIT señaló que la tasa de informalidad laboral en Bolivia ascendió a un 84,9%.
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El pasado 7 de enero, el Ministerio de Economía informó que la tasa de desempleo en Bolivia llegó a 5,2% en el mes de octubre de 2021, cuando en julio del año pasado registró un 12%. En esa oportunidad, el titular de esa cartera de Estado, Marcelo Montenegro, lo consideró como una buena noticia.
Frente a ello, Los Tiempos consulto al sociólogo y exinvestigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) Bruno Rojas quien opina que esto refleja que las políticas de reactivación de empleo y la economía del Gobierno de Luis Arce, son débiles y no dan resultado, por lo que la población busca la manera de generar ingresos.
“Es complicado que el país pueda recuperarse, y lo que está haciendo la población es buscar sus propios medios de subsistencia, a toda costa, con mucho sacrificio y moviliza a toda su familia para generar ingresos”, dijo.
A la fecha, el dato del desempleo se mantiene al margen que el gobierno de Luis Arce reconoció que “resta mucho por hacer”.
Entonces la pregunta es: ¿El desempleo disminuyó?
La respuesta hace una semana la dio Rojas. “Sí, pero a costa de más empleo informal. Basta caminar por las calles y ver una cantidad de personas enorme vendiendo productos con tal de generar ingresos. Ésa es la cara del desempleo: es más trabajo informal, precario, sin seguridad social, seguro de salud”.
Por tanto, la disminución del desempleo parece explicarse más por la mayor autogeneración de fuentes de trabajo en el sector informal, dada la lenta recuperación de las actividades económicas de los sectores estatal y empresarial, señala el investigador.
Antes de la pandemia, Bolivia ya mostraba una crisis de empleo debido a la creciente precarización de las condiciones de trabajo, alta informalidad y subempleo, crisis que tocó fondo con la pandemia. Y a la fecha, parece no mejorar la situación.