Por: Gonzalo Chávez A. |
En un capítulo inédito de la exitosa serie Dr House, la economía boliviana llega al hospital para ser atendida por el galeno cascarrabias y su equipo. Bien mal estoy doc, todo me duele, otra clase estoy, de todo ya he tomado: infundia de gallina chapareña, matecito de tuercas, jarabe de achachairu, me sometido a todo tipo curas como ser: siete fumadas poderosas, me han soplado el octupucio, he dormido con gatos negros y hasta pasto he comido, pero no se me pasa la pobreza, la corrupción y la falta de desarrollo. ¡Ayyy doctorcito ayúdeme puessss,. Bueno mi amable señora, responde el Dr House, al parecer usted no necesita un médico sino la reencarnación de Houdini y Freud. Aquí curamos no hacemos milagros.
Bienvenida, soy la Dr. Foreman, he revisado sus antecedentes y principales indicadores. Por lo visto hasta el 2019 usted estaba muy bien, cuando fue atacada por golpititis aguda, según su auto diagnóstico, pero ahora veo que usted está oxigenando muy bien, el año 2021 creció cercano al 6%, las exportaciones llegaron a 10 mil millones de dólares, el desempleo bajó a la mitad y la inflación fue en torno de 1%. Veo que está saliendo adelante.
Wow¡! Hoy el Dr. Foreman amaneció con un solo ojo, notable. Y hace un diagnóstico cíclope de primer año de medicina, exclama el Dr. House. Lamento contrariar su juvenil entusiasmo, Dr. Foreman, pero antes de seguir debemos realizar no solamente diagnóstico de algunas variables macroeconómicas de corto plazo sino un análisis más estructural. No se necesita haber cursado la universidad para ver qué la distinguida dama arrastrar problemas crónicos en el cuerpo y en el alma, remata House y ordena: Laboratorios completos sangre, orina, una tomografía y varios otros exámenes.
Dr. House, acaban de llegar los exámenes ordenados por usted, anuncia solemnemente la Dra. Cuddy, y evidentemente como lo había sugerido House el problema es más complejo y requiere de un abordaje integral. Y si me permite me gustaría hacer algunas precisiones sobre los indicadores exitosos presentados por mi colega Foreman con más entusiasmo que realidad.
Veamos el caso del PIB. El crecimiento de este es fruto de un rebote estadístico, cabe recordar que el año pasado la economía se contrajo en algo como -9 %. Es común que después de caídas tan fuertes, en un primer momento, la subida puede ser espectacular. Cuándo uno lanza una pelota impulsada por fuerza por mejores precios de las materias primas y por un caudaloso río de gastos e inversiones públicas, en un primer momento, la esfera rebotará muy alto pero dado que después no se puede mantener la fuerza inicial, los rebotes serán cada vez más bajos. El Dra. Cuddy agarra la pelota del Dr House y la lanza con fuerza al piso y esta rebota hasta el techo pero antes de llegar a la puerta sus movimientos son mucho más atenuados.
Además, el resultado del PIB es un promedio de sectores que crecieron mucho como minería 50 % o construcción 35 % pero también dentro de él están sectores como servicios, comercio, gastronomía que aún tienen tasas muy bajas de crecimiento. En suma, el crecimiento fue heterogéneo y desigual.
Viendo el entusiasmo de House, el Dr. Wilson entra al ruedo del diagnóstico y dice: Otro indicador es la tasa de desempleo que bajo a la mitad, de 11,6 a 5,2 . Otra vez si colocamos en el microscopio en este dato, veremos que la mayoría de los empleos generados fue en el sector informal que son de muy baja calidad. Cabe recordar que el 80 % de los trabajos en Bolivia son en la economía subterránea.
Para no quedarse atrás el Dr. Foreman menciona que en el caso de las exportaciones estas superaron los 10.000 millones de dólares en el 2021. Sin embargo, este aumento se debe sobre todo a un efecto precio. El valor de los minerales del petróleo, el gas y la soya subieron significativamente. El aumento de los volúmenes fue menor. Entre enero y noviembre del 2021, el total de las exportaciones llegó a 9.935 millones de dólares, un incremento del 62% respecto al 2020 y del 23% respecto al 2019. Sin embargo, el volumen exportado fue de solo el 10,5% (respecto al 2020) y 4,1% (respecto al 2019).
Bueno, estos son algunos indicadores pero: ¿qué pasa con el déficit público, las reservas internacionales, la deuda interna y externa? Debo recordarles que un buen diagnóstico debe ser integral no sólo mirar lo que parece estar bien. Por favor actúen como galenos no como visitadores médicos, dice mordaz Dr. House apoyándose con dolor sobre su bastón.
La señora, tiene, por ejemplo, un déficit público crónico, desde el 2014, gasta e invierte más de lo que recauda. Pero House, te olvidas que hay inversión en infraestructura y empresas públicas eso podría ayudar en el futuro, dice Foreman. Veo que usted crees en la inmortalidad del chancho y que la tierra es plana, picha el Dr. House. El historial médico económico de la paciente muestra que varias de estas inversiones son improductivas. ¿Hay algo más inútil que un museo que es visitado por 10 personas al año o un aeropuerto al que no llegan aviones, o una empresa de azúcar sin insumos? Además, la tomografía del sector público muestra subsidios/ tumores muy grandes, como en los hidrocarburos, que pueden ayudar a maquillar el corto plazo pero que tarde o temprano harán metástasis. Queridos colegas ¿creen que engordando la burocracia y malgastando los recursos en propaganda la economía sanará?, pregunta House.
Además, la paciente ha perdido mucha sangre, más de 10,000 millones de dólares que reservas internacionales, creen que con eso se puede mantener su tipo de cambio fijo por mucho tiempo? ¿Y que me dicen de la deuda interna, que aumento mucho? Aumentar deuda externa podría ayudar pero hasta ahora no consiguieron un centavo de los mercados internacionales, el año pasado prometieron 3,000 millones de verdes. Por otra parte, la anemia de capital humano es brutal. ¿Con un sector informal que atrae al grueso de los recursos humanos y no exige ni educación y menos aún productividad cómo quieren crecer de manera sostenible? .
| Gonzalo Chávez A. Es economista. Estudios doctorales en la Universidad de Manchester (Inglaterra).
Maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard, Maestría en Política Económica en la Universidad de Columbia de la ciudad de Nueva York y Maestría en Economía y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC/RJ).