El presidente Arce en Naciones Unidas

Por: Jaime Aparicio Otero | 

La característica de un servicio exterior improvisado, sin oficio, es que utiliza la política internacional del Estado con fines de política interna. Esa estrategia de manipular la política exterior bajo una mirada provinciana y de corto alcance quedó demostrada en el reciente discurso del presidente Luis Arce en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde, en lugar de ocuparse de los temas urgentes que afectan al país y cuya solución requiere la coordinación y cooperación internacional, intentó –sin éxito– acusar falsamente a la Unión Europea y a la OEA de propiciar un golpe de Estado en Bolivia.

Lo que hay que observar en este tema:

La Asamblea General de las Naciones Unidas es un foro anual donde los líderes del mundo plantean alternativas de solución a problemas que afectan a sus sociedades, pero que tienen una naturaleza global y por tanto deben ser enfrentados mediante la cooperación internacional. En ese contexto, no tienen cabida ni despierta ningún interés un mensaje cargado de lugares comunes, slogans, conceptos de los años 60, frases sin contenido ni propuestas inteligentes. Discursos como el del presidente Arce son irrelevantes en un foro global donde hablan representantes de 193 países.

En primer lugar, repitió la desgastada cantaleta del golpe de Estado, convencido de que a fuerza de repetir una mentira ésta se vuelve verdad. Pero el mayor error del Presidente fue utilizar la Asamblea General para acusar a la Unión Europea, a la OEA, a Luis Almagro, y al ex Presidente Macri, de haber participado en un supuesto golpe. Este gafe diplomático obligó a la UE a responder contundentemente al gobierno y ratificarle que “no hubo golpe sino una pacificación” del país mediante una sucesión constitucional aprobada por todos los partidos con representación parlamentaria, incluido el MAS.

En segundo lugar, una sorprendente e incoherente propuesta del Presidente fue la de proponer el refinanciamiento o alivio de la deuda. Un mensaje poco afortunado en momentos en que buscan emitir bonos de deuda con altos intereses en los mercados financieros privados internacionales.

En tercer lugar, una muestra del doble estándar del presidente fue el de presentarse en la ONU como un defensor del medio ambiente y la madre tierra, a sabiendas de que su gobierno impulsa el extractivismo salvaje, la expansión de la frontera agrícola para ampliar la oferta de coca-cocaína, las invasiones depredadoras de las comunidades indígenas en las tierras bajas, que precisamente en estos días marchan en defensa de sus tierras y de su dignidad.

En cuarto lugar, desconociendo el principio de que los gobiernos deben velar por los intereses permanentes de su país y no por simpatías ideológicas destructivas de sus propios objetivos, es difícil entender cuál fue la razón por la que Arce asumió en la ONU la defensa de la dictadura cubana, justamente cuando en todo el mundo circulan las imágenes crueles de la represión brutal que ejerce Diaz Canel contra su propio pueblo.

Finalmente, en el tema marítimo. El Presidente intentó equivocadamente reinterpretar a su favor la sentencia de la Haya que sepultó el tema de una salida libre y soberana de Bolivia al mar. Más honroso hubiese sido no referirse al tema que tratar de esconder o sacar un provecho inexistente de la mayor catástrofe de la política exterior boliviana desde la pérdida del litoral.

– En su primer discurso como Presidente de Bolivia en la Asamblea General de la ONU, Arce pudo ser positivo, propositivo, plantear iniciativas concretas y realistas, pero prefirió contaminarse con los 15 años de Evo Morales y adoptar un tono acusatorio innecesario. En lugar de proponer soluciones creativas y buscar acercamientos cooperativos que ayuden a paliar efectiva y realísticamente los efectos de la pandemia y de la crisis económica en el país, el Presidente adoptó la cultura de culpar a otros de nuestros propios males.  Esa práctica quejumbrosa no soluciona los problemas urgentes de la sociedad boliviana, sólo sirve para evitar asumir responsabilidades y descargarlas en otros.

Jaime Aparicio Otero es abogado y diplomático. Ha sido embajador de Bolivia en EEUU, ante la OEA y Agente de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Ha sido Presidente del Comité Jurídico Interamericano de la OEA.

| Jaime Aparicio es abogado, diplomático, periodista y asesor jurídico boliviano que se desempeñó como embajador de Bolivia ante la Organización de los Estados Americanos y como agente ante la Corte Internacional de Justicia en la disputa del Silala con Chile durante la administración de Jeanine Áñez.

​Aparicio obtuvo una licenciatura en Derecho de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz, es diplomado de la Academia Diplomática boliviana y tiene un diploma del Instituto de Estudios Políticos de París.