Por: Edwar Ayma
“La Justicia espera que una mujer muera para recién actuar” son las primera palabras de la víctima.
Renata, es el nombre ficticio de una mujer de 42 años, madre de dos niños de 5 y 8 años. Denunció en Cochabamba a un abogado prestamista por violencia física y psicológica, pero la fiscal Jimena Barrios lo imputó solo por la psicológica
Hoy es una víctima viva del machismo y la intolerancia. La encontramos una mañana de lunes muy temprano, piso 8, del edificio Pinto Palace, juzgado 23 de la familia.
Viste ropa abrigada, es delgada de constitución, cuelga un bolso rojo en el hombro izquierdo donde lleva varios archivadores con papeles de sus procesos. Todos los días recorre varios juzgados, busca celeridad en sus denuncias, busca justicia que le devuelva la tranquilidad.
Hace 7 años se casó con un abogado, Walter Daniel R.A., tras medio año de matrimonio comenzaron los conflictos. Ella trabajaba en una empresa y él no soportaba verla salir todas las mañanas. Perturbado por celos enfermizos y el alcohol, comenzó con el maltrato. Primero psicológico, luego del insultos e intimidación hasta la agresión física y sexual. Son meses de golpes, insultos y humillaciones.
“Él me golpeaba poniéndome una almohada sobre mi cuerpo para que no dejara marcas” afirma Renata, mientras cierra los ojos y le saltan las lágrima.
La pesadilla
El tormento que comenzó hace siete años fue cada día en aumento. Renata dice que luego de los golpes la violaba en un ritual de violencia y humillación. El abogado con una moralidad promiscua hacía gala de tener amantes en locales nocturnos. Mientras convivía con él fue contagiada con una grave enfermedad, ITS. Él se jactaba de su machismo, “solo hago pieza con las prostitutas, nada mas, luego ya ni las vuelvo a ver”, se lo decía en la cara. Las agresiones continuaron no solo contra ella sino también contra toda su familia. Ella no se animaba a denunciar por miedo y la vergüenza social, el qué dirán los vecinos y amigos.
Un día, finalmente , él abandonó la casa pero se llevó todo lo valioso, bienes adquiridos con el dinero de Renata, documentos de créditos prendarios , se llevó también varios vehículos y otros bienes recibidos como garantía de prestamos. Ante el reclamo de la víctima, el agresor respondió :
“Te voy a matar a vos y toda tu familia” recuerda Renata como una de las tantas amenazas del abogado W.D.R.A.
Amenazas e intimidación
Todo hacía presumir que el tormento terminaría, sin embargo, el ataque se dirigió donde más duele: la custodia de los dos hijos. El marido amenaza con quitarle la guarda potestad de los niños, sobre los cuales también ejerce violencia y les enseña a manipular un arma de fuego y otros instrumentos antimotines. Ella, atemorizada, presentó una denuncia por violencia y la imputación salió ya hace dos meses, sin embargo hasta el día de hoy no existe día y hora para la audiencia cautelar. Él, por ser abogado, se siente protegido por sus colegas del Ministerio Público mientras el peligro para Renata aumenta como las amenazas y la violencia.
La ley 348 protege a la mujer, pero las víctimas enfrentan un grave problema, la poca efectividad de un sistema judicial que al parecer, espera que la mujer muera para luego aparentar ser implacable.