Yusra Mardini,es una de las estrellas del equipo de Refugiados de la cita olímpica de Tokio, mismos que participan sin pertenecer a una nación y lo hacen bajo la bandera de los cinco aros. Ella tiene una historia muy dura, pero por demás inspiradora, de la que resaltamos algunos puntos.
Debido a la crisis social y política, perdió su casa, el lugar en el que entrenaba y todo con lo que creció. Ella huyó de su país, Siria, por la guerra.
Tomó rumbo hacia Grecia, pero en medio del mar Egeo el motor de la embarcación en la que viajaba, con otros 20 refugiados, se detuvo. Decidió lanzarse al agua y junto a su hermana y un par de personas más, empujó el bote durante más de tres horas hasta llegar a la isla cercana. Salvó su vida y la de la gente que la acompañaba.
Logró refugio en Alemania, donde perseveró en la práctica y, tras no abandonar su sueño, hoy puede decir que ha estado en dos ediciones de los Juegos Olímpicos.
Con 18 años, llegó a participar en Río 2016. Y ahora, con 23 años, volvió a tener otra participación olímpica y fue la abanderada del Equipo de Refugiados en Tokio 2020.
Su siguiente meta es una medalla olímpica, sin embargo, por su historia de vida, hasta esa pieza de metal queda pequeña.