Por: José Luis Saavedra |
Es el título del nuevo libro que estamos a punto de publicar con la editorial Kamake. De qué se trata, como bien dice el título, de una serie extraordinariamente rica, interesante y por demás fascinante de conversaciones con la más importante líder indígena de la Bolivia contemporánea: Ruth Alipaz Cuqui, quien es originaria de la nación uchupiamona y actualmente miembro de la dirigencia de la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (CONTIOCAP).
Cuál es el contenido primordial del libro, fundamentalmente las luchas y las movilizaciones protagonizadas por los pueblos y las comunidades indígenas en y por la defensa del agua, el territorio y la vida. Y por qué esta lucha, por la propia radicalización del extractivismo moderno colonial y capitalista prohijado -en Bolivia- tanto por el régimen MASista como por el conjunto de las empresas transnacionales que, con todo y nacionalización, continúan operando en el país y saqueando -impunemente- nuestros recursos naturales y bienes comunes.
Es así que, en el decurso de los últimos tres lustros, asistimos, en Bolivia, a procesos societales sumamente interesantes y por ello mismo significativos, tanto en términos teóricos como también políticos e incluso históricos. Por una parte, la decadencia irremisible de las organizaciones indígena originario campesinas, del otrora pacto de unidad, todas ellas subsumidas -clientelarmente- por el régimen MASista. Por otra, reiteramos, la radicalización del modelo moderno colonial y extractivista propio del capitalismo dependiente y periférico.
Cuál ha sido la respuesta de los pueblos y comunidades indígenas frente a este proceso complejo y por tanto complicado. Ha habido y hay dos tipos de respuesta. Una, la de los pueblos de tierras altas, es decir los aymaras y quechuas, que se han subordinado mansamente -por supuesto mediados por una compleja serie de prebendas- al gobierno MASista. Otra, la de los pueblos y comunidades de tierras bajas, es decir del oriente, el Chaco y la amazonia, que se han articulado en una red muy interesante de resistencias territoriales.
Que los aymaras y quechuas se hayan subordinado al gobierno de turno no es novedad, hay un montón de antecedentes históricos que prueban lo que estamos afirmando, sin ir lejos, digamos al pacto de (supuesta) reciprocidad instaurado por el virrey Toledo (en el siglo XVI), basta con nombrar el ominoso pacto militar campesino instaurado por el dictador Barrientos. De manera que no vale la pena abundar acerca de esta tendencia cuasi natural de subordinación al poder dominante.
En cambio, la historia de las luchas y resistencias de los pueblos y comunidades de tierras bajas es proverbial y por demás heroica. Tanto en el contexto de la historia colonial y republicana, como en el más reciente, del denominado estado plurinacional, no ha dejado de haber marchas y movilizaciones. Más aún, frente a las opresivas y represivas arremetidas del extractivismo depredador y los consiguientes imperativos de la defensa del agua, el territorio y la vida.
Las luchas de resistencia territorial de los pueblos y comunidades de tierras bajas tienen, además, una característica extraordinariamente maravillosa, y es que están lideradas por mujeres valientes, quienes no sólo han logrado persistir y resistir en y con la defensa de los bienes comunes, como y principalmente el agua, el territorio y la biodiversidad, a pesar de las múltiples agresiones y violencias patriarcales, principalmente contra el cuerpo y la dignidad de las mujeres, prohijadas por el régimen MASista en alianza con las empresas y corporaciones transnacionales.
Las movilizaciones lideradas por las mujeres dirigentes de las resistencias territoriales han logrado – prácticamente- paralizar los megaproyectos extractivistas tan afanosamente impulsados por el gobierno del presidente Evo. Estas maravillosas victorias indígenas son pues supremamente importantes ya que, de hecho, el gobierno del MAS -con todo y su fuerza represiva- no ha podido edificar las mega hidroeléctricas en el Bala Chepete, ni en Rositas; tampoco ha podido construir la carretera trans cocalera por el TIPNIS y, lo más importante, no ha podido ingresar a la Reserva de Tariquia.
Importa por tanto resaltar el logro realmente histórico de las movilizaciones lideradas por las mujeres valerosas y que consiste, precisamente, en la superación de la fragmentación organizacional y tender hacia la articulación de las resistencias territoriales en una entidad mancomunada: la Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (CONTIOCAP) y cuya coordinación general está, por ahora, a cargo de la líder indígena originaria de la nación uchupiamona: Ruth Alipaz Cuqui.
Es precisamente con Ruth Alipaz Cuqui, que, en el transcurso de los últimos tres años, hemos estado conversando pródigamente acerca de una serie de temáticas relacionadas con el devenir histórico, político y cultural de los pueblos y comunidades indígenas, con-centrándonos en las resistencias contra el extractivismo y la consecuente defensa del agua, el territorio y la vida. Y que hoy tenemos la grata satisfacción de poder anunciar al público lector la sistematización de tales conversas y su publicación en un formato de libro impreso.
Conversar con la líder indígena Ruth Alipaz Cuqui ha sido y es, sin duda alguna, una experiencia en verdad fascinante, no sólo por su lucidez e insurgencia ética y política, sino también por su extraordinaria calidad humana. Más aún por su propia personalidad de ser una mujer realmente gran-diosa -pachamamita- y cuyas cualidades hoy se expresan -admirablemente- en el ejercicio del liderazgo indígena y el devenir victorioso de las movilizaciones sociales en y por la defensa de la Casa Grande.
Consiguientemente, elaborar el libro de “Conversaciones”, más que un trabajo, ha sido una intensa experiencia de aprendizaje teórico, político y epistemológico, principalmente por ayudarnos a entender la centralidad de la contradicción, hoy por hoy fundamental, entre el capital y la vida, entre quienes promueven la muerte y quienes luchan por la vida, sin dejar de lado la explotación del trabajo por el capital, la racialización de las poblaciones indígenas, la dominación de género y la consiguiente violencia machista y patriarcal, hoy radicalizada por las arremetidas y agresiones extractivistas.
Es precisamente la comprensión de las contradicciones fundamentales de nuestro tiempo la que nos permite plantear el por qué y el para qué del libro de las Conversaciones. Por qué, fundamentalmente porque, a pesar del prodigioso heroísmo de las resistencias territoriales contra el extractivismo depredador, hasta ahora no hay un solo libro acerca de tales heroicidades y hace falta pues que haya al menos un libro (ojalá haya más libros) y más aún desde y a partir de la propia palabra de las/os líderes indígenas.
Y para qué el libro de las Conversaciones, esencialmente para demostrar que aquí, en Bolivia, en consonancia con las tendencias globales de defensa de los derechos y el medio ambiente, hay lucha, hay resistencia y hay una tenaz defensa del agua, el territorio y la vida por nosotras/os y las generaciones venideras.
Finalmente, importa indicar cómo hemos trabajado el libro, primordialmente hemos sostenido una serie muy densa de conversaciones -no entrevistas, porque no estamos intermediados por preguntas y respuestas- con Ruth Alipaz Cuqui, con quien hemos estado pensando en conversación (“la conversación es un ejercicio de la vincularidad por excelencia”, como suele decir la maestra Rita Segato) durante los últimos tres años acerca de su devenir personal, organizacional y molecular.
El libro es pues un ejercicio intenso de la actitud discipular, es decir de escuchar: atender y entender la palabra lúcida y valiente de la líder indígena Ruth Alipaz Cuqui. Nos interesa por tanto que la palabra de la hermana Ruth se irradie principalmente hacia las generaciones jóvenes, se superen los extractivismos depredadores de la Madre Tierra y se fortalezcan las heroicas luchas por la defensa del agua, el territorio y la vida, de manera que podamos disfrutar de la vida en toda su plenitud y biodiversidad.
Yupaychani ñañay Ruth! Gracias, hermana Ruth, de verdad muchas gracias por su paciencia, por su generosidad, por su lucidez y por su valentía. Que Dios y la Pachamama la protejan, la cuiden y la resguarden hoy y siempre. Pachi.
| José Luis Saavedra es miembro de Somos Sur y profesor de teoría y política poscolonial.