Primero en Estados Unidos y luego en Bolivia, esa fue la figura que manifestó el procurador general del Estado, Wilfredo Chávez, sobre el exministro de Gobierno Arturo Murillo, quien debe purgar su pena en primera instancia en el país del norte.
Se está a la espera de lo que imponga la justicia norteamericana por los delitos de lavado de dinero y soborno, y una vez concluida esa, recién el Estado boliviano podrá gestionar la extradición de la exautoridad, actualmente recluida en el Centro de Detención Federal-FDC de Miami.
Bolivia a través del procurador se hizo presente en Estados Unidos y contrató un staff de abogados para evitar que Murillo negocie con la justicia norteamericana para bajar la pena que debe cumplir.
Sin embargo el país se embargó en otro proceso contra el exministro, con el fin de recuperar efectivamente el sobreprecio de 2.3 millones de dólares producto del negociado en tiempos de pandemia.