POR: ZULEMA ALANES B |
Estornudos, sabotaje y celebración, las tres señales del gobierno al cierre de una semana en la que Bolivia superó los 3.000 contagios y provocó hasta 87 muertes por Covid-19 en un día.
El pico de la tercera ola ha llegado pero el gobierno parece no haberse dado por enterado. El Viceministerio de Culturas convocó, en plena plaza Murillo, a una masiva concentración para reivindicar la morenada como patrimonio ancestral del país. El Ministerio de Gobierno, instruyó sabotear las cuarentenas que varias alcaldías y gobernaciones decretaron para evitar una mayor propagación del virus. Y el jefe del MAS, se presentó sin barbijo en un programa de radio y no dejó de estornudar durante una entrevista en la que habló sobre la pandemia del coronavirus.
Todo, en medio de la escasez de oxígeno y medicamentos y el inminente colapso de los servicios de emergencia en el sistema de salud, además de una severa presión sobre maestros, retenidos como rehenes en varios centros educativos del Chapare.
Señales muy preocupantes, dijo a Cabildeo Digital el exministro de Salud, Guillermo Cuentas, en un momento en que “desde el punto de vista epidemiológico, la pandemia aún no está controlada”.
ENTRE ESTORNUDOS Y DANZAS
En plena pandemia, Evo Morales, se presentó sin barbijo y con un fuerte resfrío a una entrevista en la radio Kawsachum Coca. El periódico El Deber detalló que “se sonó la nariz durante 19 veces y estornudó en tres ocasiones mientras daba una entrevista al periodista Ramiro García (…) ninguno de los dos utilizó barbijo, a pesar de que ambos estaban a menos de un metro uno del otro y hablaron de la incidencia del coronavirus en el país y en el mundo”.
El jefe del MAS, dijo que las cifras que se registran en esta tercera ola de la pandemia “son preocupantes” y aseguró que hizo sugerencias y recomendaciones al Gobierno para controlar la expansión de la enfermedad.
En tanto, en plaza Murillo, una concentración saludaba el paso de bandas y fraternidades folklóricas en un acto destinado a reivindicar el patrimonio de Bolivia sobre la danza de la Morenada como respuesta a los intentos del Perú de registrarla como originaria de ese país.
Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, se agruparon sin ninguna previsión de distanciamiento social, muchos sin barbijos, se confundieron entre los bailarines y convirtieron la plaza central de la sede de gobierno en un espacio de contagio.
“Grave, muy grave”, dijo el exministro Cuentas y calificó los hechos como una “afrenta a la salud” porque en su criterio “son conductas que están a contrapelo de las medidas que deben tomarse frente a un virus que es muy letal, la variante brasileña que circula en el país produce un porcentaje mayor de contagios y la sintomatología es más agresiva, afecta a segmentos más jóvenes, incluidos adolescentes y niños, que en pocos días necesitan tratamiento en cuidados intensivos”.
SABOTAJE OFICIAL, TERRITORIOS SIN LEY
“La falta de oxígeno y medicamentos; la irregular llegada de vacunas y el boicot del Min. De Gobierno contra alcaldías y gobernaciones, muestran el estado de la crisis y la irresponsable gestión estatal. La vida y la salud de nuestros compatriotas están en juego”, escribió el expresidente Carlos Mesa en su cuenta de Twitter.
Apuntó al Ministerio de Gobierno que el domingo instruyó a los efectivos de la Policía Nacional no acatar las medidas determinadas por los gobiernos subnacionales para controlar la expansión de la pandemia y sancionar a los infractores.
Cuatro regiones se encapsularon el fin de semana y resolvieron poner en vigencia la reducción de horarios de circulación tanto peatonal como vehicular.
El instructivo de esa cartera de Estado determinó de manera taxativa que “todo tipo de medidas que estén encaminadas a estipular multas económicas o detenciones indebidas por los gobiernos subnacionales no serán de acatamiento de la entidad del orden”.
Un comunicado de la Alcaldía de La Paz aseguró que el gobierno actúa “en contraruta de lo que el país necesita en estos momentos de tanta gravedad” y recordó que rige la “Alerta naranja” en el municipio porque “el país atraviesa nuevamente por una situación de extrema dificultad” debido al incremento de contagios y a que los “hospitales están colapsados, lo que incluye la casi nula disponibilidad de salas de terapia intensiva (UTI)”.
Ante el anuncio del gobierno central, los controles en calles y locales públicos en Cochabamba, La Paz y Santa Cruz fue confiado a pocos policías y a la Guardia Municipal.
Y en tanto el instructivo del gobierno central intenta neutralizar las medidas decretadas por municipios y gobernaciones, en el Trópico de Cochabamba al menos 300 maestros fueron virtualmente tomados como “rehenes”.
“Se sienten amenazados y desesperados, con temor de que no podrán llegar a sus hogares por las determinaciones adoptadas supuestamente para controlar el Covid. Denunciamos este amedrentamiento y exigimos proceso a los responsables”, denunció Norma Barrón, ejecutiva de la Federación de Maestros de Cochabamba, al periódico Los Tiempos.
Con anterioridad, los mismos dirigentes impusieron las clases presenciales, provocando la expansión de los contagios tanto entre maestros como alumnos, a cuya consecuencia se lamentó la muerte de al menos un maestro o un administrativo del sistema educativo cada día.
MUCHAS SEÑALES DE ALARMA
La crisis es inminente, advirtió el exministro Guillermo Cuentas, y detalló que “hay muchas señales de alarma que de no desactivarse derivarán en un cuadro muy complejo”.
En su criterio, desde el punto de vista de la oferta de servicios de salud estales “se sigue teniendo las mismas deficiencias que se tuvo al principio, primero una demanda insatisfecha muy grande, dificultades en la provisión de oxígeno, ningún avance en el tema medicamentos”.
Cuentas aseguró que la lógica del gobierno ha sido “mucha publicidad y propaganda y muy poca información, educación y comunicación, lo que ha derivado también en falta de compromiso de la población con su propio autocuidado e incluso con la resistencia a la vacuna”.
Por la inacción del gobierno, señaló Cuentas, a esta altura “no se han adquirido medicamentos que ya están disponibles en el mercado para los pacientes moderados y graves, especialmente para la gente que no tiene seguro de salud”.
La consecuencia es que, en medio de la crisis económica, “las carencias del sistema sanitario están imponiendo un gasto catastrófico que las familias no pueden solventar, hay una especulación perversa que nadie controla, otra vez se ha disparado el costo de las pruebas de laboratorio para el diagnóstico, el gobierno ya no tiene plan masivo de pruebas, tampoco existe política de medicamentos para el tratamiento de Covid que debían ser gratuitos, la campaña de vacunación está un poco lenta”.