Por: Amalia Pando |
En una audiencia judicial, el abogado de Montería – Colombia, Abelardo de la Espriella, dijo en tono apasionado las palabras que cito para comenzar este relato:
“El peor delincuente de todos es el funcionario judicial que desconoce la Ley para fabricar pruebas y perseguir a un inocente.
Ese, es el peor bandido de todos, peor que los narcos, que los paramilitares, que la guerrilla.
Porque el funcionario judicial está obligado a acatar la Ley. El funcionario judicial representa el espíritu de la Nación y de la Democracia.
Estos políticos de pacotilla pueden enloquecer todos, pero los jueces no se pueden enloquecer porque son nuestra conciencia, son el alma de nuestra sociedad.”
XIMENA
Ximena Mendizábal estuvo al borde de la muerte por Covid-19. En esos instantes de tanto sufrimiento, frente a la inminencia del adiós final, recurrió a su Dios para abogar por su vida y prometerle a cambio, ser buena, actuar correctamente y no hacer daño nunca a nadie.
De esta promesa se acordó cuando en su condición de jueza decidió la libertad irrestricta del activista cochabambino Yassir Molina.
La detención de Molina fue ordenada por el ministro de la injustica, Iván Lima, y fue cumplida por un grupo de civiles armados que llegaron a disparar en vía pública, causando pánico en el vecindario. O, tal vez eran policías sin uniforme ni orden judicial ni un citatorio fiscal. Se lo cargaron así no más, sin más ni más.
Molina reapareció frente a la juez del Juzgado Tercero en lo Penal, encargada de dictar medidas cautelares. Los fiscales del gobierno lo acusaron de ser cabecilla de una organización terrorista y dijeron tener vídeos. La juez pidió ver los vídeos, las pruebas, pero nada, nada de nada. Entonces dispuso la liberación irrestricta de Molina. Los fiscales del gobierno quedaron azorados.
El ministro de la injusticia anunció sanciones contra la juez Mendizábal y ella denunció que los fiscales del gobierno se reunieron con el Procurador del Estado para elaborar una orden de aprehensión en su contra. Injusticia que podría producirse en las próximas horas.
Pero, antes de que aquello suceda, ella les mandó un mensaje:
“Estudien derecho y sepan que los jueces somos independientes”, dijo.
REGINA
La excepcional conducta de Ximena Mendizábal contrasta con la de Regina Santa Cruz, la jueza que envió a la cárcel de Obrajes a la ex presidente constitucional de Bolivia, Jeanine Añez.
Esta jueza con seguridad no tiene promesas pendientes con Dios, pero sí compromisos muy terrenales con Lima y demás poderosos circunstanciales.
La jueza Santa Cruz, que aceptó realizar una audiencia de medidas cautelares en la noche de un domingo, no pidió pruebas, tampoco se preguntó qué hacía una exmandataria en un juzgado ordinario, ni las circunstancias oprobiosas de su detención en Trinidad, ni siquiera se preguntó cuál era el delito supuestamente cometido por Jeanine y los dos exministros que mandó a prisión.
LIDIA
Lidia Patty es la exdiputada del MAS que firmó la demanda por un supuesto golpe de Estado que habría ocurrido en noviembre de 2019.
Lidia es dirigente de las Bartolinas de Charazani-La Paz. Entró al parlamento como suplente de Manuel Canelas que la dejó de titular cuando juró como ministro de Comunicación de Evo Morales.
Lidia Patty, en el parlamento, el 21 de enero de 2020 aceptó la renuncia de su jefazo, Evo Morales; aprobó la Ley 1270 para extender los mandatos de la expresidente Jeanine Añez y de todos los parlamentarios; aprobó la Ley 1266 para anular las fraudulentas elecciones de 2019 y convocar a nuevas elecciones; participó de la elección de los nuevos vocales del Tribunal Electoral; y, nunca tomó la palabra para denunciar algún golpe de Estado.
Es evidente que la demanda que lleva su firma fue redactada en el despacho de Iván Lima quien en este gobierno cumple las funciones del maloso de Juan Ramón Quintana.
JEANINE
Iván Lima recibió de Evo Morales la orden de encarcelar a Jeanine Añez. No de juzgarla sino encarcelarla.
La oportunidad se presentó después de las subnacionales pues Jeanine postuló para gobernadora de su Departamento natal, el Beni, y le fue mal, sacó el tercer lugar con un 16 %.
Tras ese resultado parecía que la expresidente estaba en la ruina política y sin la protección que brinda el respaldo popular.
No se les ocurrió que su detención podía provocar la indignación que sacó el 15 de marzo a miles de ciudadanos a las calles en las principales ciudades del país.
Además del repudio popular, Lima se enfrenta a un bochorno judicial de alcance internacional.
ADRIANA
Lima inventó un delito insólito contra Jeanine, supuestamente cometido cuando era senadora y no en su condición de expresidente.
Con ello, su objetivo es saltar el escollo de los privilegios que tiene como expresidente, condición que obliga a ir a un Juicio de Responsabilidades que debe ser aprobado por 2/3 en el parlamento y que, además, garantiza su defensa en libertad. No, no quieren ni pueden ir a un Juicio de Responsabilidades.
Entonces, ¿qué hizo la senadora Jeanine Añez para merecer la cárcel de Obrajes? Ella no apareció durante los 21 días de resistencia al fraude de Evo Morales y nunca pidió la renuncia de nadie, no se la puede acusar de golpe Estado.
Jeanine apareció en el vacio de poder, el 12 de noviembre de 2019, cuando Evo Morales ya estaba en México y cuando Adriana Salvatierra y Víctor Borda, presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados, ya habían renunciado, y cuando los demás asambleístas del MAS se debatían en la duda de renunciar o no renunciar.
Sin embargo, el ministro de la injusticia inventó un delito. La senadora Añez habría obligado a Salvatierra a renunciar para beneficiarse de la sucesión constitucional.
Y, según los fiscales del gobierno, la conspiración contra Adriana tuvo lugar en una reunión en la Universidad Católica de La Paz, en la que participaron Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Samuel Doria Medina, y representantes de la Iglesia Católica y de la Unión Europea.
En consecuencia, todos ellos deberían ir presos. Pero, nótese, la única que no estaba en esa reunión era Jeanine Añez.
Es tan absurda la acusación, que no logran precisar cuál es el delito, tan absurda como afirmar que Jeanine presenta riesgo de fuga por su condición de divorciada.
La jueza Regina Santa Cruz, quien admitió esta atrocidad judicial, sustentó el castigo sin crimen en la existencia de un testigo.
EL AMIGO DE LIDIA
Se llama Antonio De la Fuente, es el testigo clave de la Fiscalía, sin que se hubiese establecido de qué hecho es testigo. Trae a la memoria a otro testigo clave, al Viejo en el Caso Terrorismo, al que pagaron para que dijera mentiras y que después se arrepintió.
De la Fuente tiene una larga trayectoria en los delitos de estafa y extorsión. Las víctimas del Caso Terrorismo lo recuerdan como el mensajero del ex fiscal Sosa y el actual ministro de Defensa, Edmundo Novillo, es uno de muchos, que lo demandó por extorsión.
En Página Siete, De la Fuente explicó que apareció de testigo contra Jeanine Añez por ser “amigo” de la querellante Lidia Patty y aclaró que no cobró ni un centavo.
Reveló que, en noviembre de 2019, tras la huida de Evo Morales, él salvo la democracia porque rompió las renuncias de los asambleístas del MAS, gracias a ello, la Asamblea volvió a funcionar, dijo.
Al final de cuentas De la Fuente sí será un buen testigo. Su versión confirma que entre el 11 y el 12 de noviembre de 2019 en la Asamblea Legislativa hubo una renuncia colectiva del MAS. Esa conducta política fue ajena a Jeanine quien llegó a La Paz recién el 12. La renuncia colectiva fue resultado de una instrucción política cuyo objetivo fue crear un prolongado vacío de poder para que el pueblo clame por el retorno de Evo Morales.
Adriana Salvatierra, por su parte, reveló de dónde vino esa orden. Dijo que su renuncia fue “acordada” con Evo Morales. Instruida por el Jefazo y acatada por ella. Jeanine no tocó pito. Si el delito fuera la renuncia de Salvatierra, Evo Morales debe ir preso.
Pero, como se vio, la estrategia del vacío de poder fue otro absurdo. Los asambleístas del MAS, con Eva Copa a la cabeza, se dieron cuenta de ello, rompieron sus renuncias y volvieron a sus curules. Tarde, para entonces ya era tarde para el MAS pues Janine Añez, Segunda Secretaria del Senado, ya había llegado a la Plaza Murillo para asumir la Presidencia del Estado Plurinacional.
Adriana Salvatierra, a su vez, se había metido a la Embajada de Argentina, pero salió de allí cuando sus colegas rompían sus renuncias y al retornar a la Asamblea se dio cuenta que había perdido la Presidencia del Estado Plurinacional, que había quedado en manos de Jeanine, y la conducción de la Asamblea, en manos de Eva Copa.
No hubo un doble golpe de Estado, uno en el Ejecutivo y otro en la Asamblea Legislativa. No. Lo que hubo fue un craso error histórico por parte de Evo Morales, Quintana y sus compinches cubanos. Creer que ante el vacío de poder Bolivia iba a llorar la ausencia del tirano y pedirle de rodillas que vuelva a gobernar. Grave error, tan grave como el encarcelamiento de Jeanine Añez y las amenazas contra los electos Negro Arias y Luis Fernando Camacho.