Por: Zulema Alanes B. |
“No me voy a callar”, advirtió Amparo Carvajal y dejó en claro que “todo lo que hago es reclamar por los derechos humanos, seguiré exigiendo verdad y la justicia”.
En declaraciones a Cabildeo Digital, la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia (APDHB), respondió así a los duros ataques de voceros afines al gobierno por llamar a defender a ex jefes policiales y militares de los procesos instaurados en su contra y exigir que cese la detención de la expresidenta Jeanine Añez y sus dos exministros para que se defiendan en libertad.
“Los derechos humanos son universales, y si el Estado los atropella, es mi deber defenderlos”, dijo Carvajal que también fue conminada por exdirigentes de su directorio a convocar a un congreso para renovar la APDHB.
“Hay intereses muy fuertes, intentan tomar la Asamblea, no es la primera vez, lo han hecho en otras oportunidades. Nos acechan, nos presionan, pero no lograrán que abandonemos la defensa de los derechos humanos”, una y otra vez, repitió: “no me voy a callar”, como para que no quede duda de que “el camino que hemos elegido, es un camino sin retorno”.
En su opinión hay un doble rasero en quienes critican su trabajo a la cabeza de la APDHB “quieren arrancarnos la defensa de los derechos humanos, pero no porque lo estemos haciendo mal, sino para actuar con total impunidad, eso es lo triste, es inaceptable”.
Una guerrera de muchas batallas
Amparo Carvajal recordó que desde que asumió la presidencia de la APDHB, el 3 de julio de 2016, no tuvo un momento de pausa, “nos hicimos cargo en un momento crítico para la democracia, a poco del 21F que es el origen de la crisis política que hasta hoy afecta al país”.
En estos seis años a la cabeza de la APDHB estuvo presente en todas las movilizaciones ciudadanas en defensa de la democracia y en contra del fraude electoral. En una de sus primeras acciones, levantó la acusación contra Leopoldo Fernández por el caso Porvenir. Defendió la inocencia del médico Jhiery Fernández injustamente sentenciado a 20 años de cárcel por una violación que no cometió¬; y reclamó la libertad del dirigente cocalero Franklin Gutiérrez. Se enfrentó al cerco de los cocaleros que le impidieron llegar al Polígono 7 del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) junto a miembros del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza. Estuvo al lado de los mandiles blancos defendiendo el derecho a la salud.
Fue acosada sistemáticamente por el oficialismo por ponerse abiertamente al lado de quienes reclamaban el respeto al referéndum del 2016. Organizaciones afines al MAS tomaron en varias oportunidades la sede de la APDHB, “fallaron siempre que quisieron controlar nuestra casa y no creo que ahora puedan lograrlo” dijo segura de sí misma.
Evo Morales la vinculó con la “derecha pro imperialista” porque no cesó en denunciarlo como el responsable de la sistemática violación de los derechos humanos y de advertir que el dirigente cocalero iba camino a convertir su gobierno en una dictadura.
Su posición crítica al Gobierno se puso nuevamente de manifiesto cuando iniciaron las detenciones de militares y policías, y se avivó luego de la detención de la presidenta Jeanine Añez y sus exministros.
Y esta vez los ataques no sólo fueron del gobierno. El pasado 20 de marzo, el vicepresidente de la APDHB, Edgar Salazar, pidió convocar a un congreso para cambiar a la presidenta de la institución.
Amparo Carvajal desoyó el pedido y dijo que Salazar “no tiene moral para exigir congreso, no sólo abandonó las funciones que le encomendaron sino que intervino la Asamblea respaldado por la Central Obrera Boliviana que, lamentablemente también está al servicio del gobierno”.
Se ratificó en todos los pronunciamientos que emitió como presidenta de la APDHB, “en apoyo a los policías y militares, reclamando por Jeanine Añez, lo hice y lo volveré a hacer, porque en ambos casos el gobierno está violando sus derechos” y rechazó las insinuaciones de Salazar que “se hizo elegir en el Congreso pero que nunca cumplió la misión que le encomendaron”.
Lo apuntó como parte de una estrategia orientada a copar y controlar la APDHB, “pero no voy a ceder a las presiones, continuaré en la tarea que me encomendaron el 2016”, dijo a Cabildeo Digital.
“La Asamblea no soy yo, es la gente”
Amparo Carvajal recordó, una y otra vez, que en 1974 fue una de las cofundadoras de APDHB y con la fortaleza que le dan los 45 años de militancia ininterrumpida en defensa de los derechos humanos, no dudó ni un minuto en afirmar que “moriré por esa causa, me quedé en Bolivia para defender los derechos de las víctimas de una dictadura, ahora defenderé a quienes son atacados por un gobierno que está eligiendo el camino de la represión y el enfrentamiento”.
Las últimas semanas fue objeto de ataques directos pero también arremetieron contra ella “desde las sombras”. Afines al partido de gobierno, pintarrajearon la fachada del edificio de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, en la céntrica avenida 6 de Agosto, y dejaron mensajes que repiten en las redes sociales: “Amparo facha”, “Pititas”, “Golpista”.
“A mí me pueden atacar todo lo que quieran, pero no me van a callar” dijo a Cabildeo Digital y dejó en claro que “la Asamblea no soy yo, es toda la gente que viene a esta casa en busca de reparación y justicia porque se han vulnerado sus derechos humanos y porque la siente suya, sabe que aquí hay espacio para defender todas las causas legítimas”.
A lo largo de su vida desafió a varios regímenes dictatoriales, superó el cáncer y logró controlar la expansión de unas cataratas que “me estaban dejando ciega” y todo hace ver que tiene la misma resolución que mostró en agosto de 2018, cuando lanzó un reto público al entonces ministro de Gobierno, Carlos Romero, y lo conminó a pedirle disculpas o detenerla de inmediato, cuándo éste la acusara de apoyar a organizaciones criminales en los Yungas del departamento de La Paz.
“La verdad te hace fuerte e invencible” aseguró al cierre de la entrevista.