Si en los años de las vacas gordas el gobierno de Bolivia hubiese invertido acertadamente y ahorrado divisas tendríamos un gran soporte para atenuar el impacto abrumador de estos años de vacas flacas.
La Fundación INASET en un estudio del período 2006 – 2018 analiza los componentes y los beneficiarios del crecimiento económico de esos años, análisis que permite explicar las dificultades actuales para enfrentar y superar la crisis, acrecentada por el impacto del Covid-19.
LOS AÑOS DORADOS
Bolivia vivió la mayor expansión económica de los últimos 70 años aunque seguimos entre los tres países de menor desarrollo de América Latina, según INASET.
El aumento de los precios internacionales de las materias primas y particularmente del petróleo benefició a toda la región. La pregunta es ¿Qué hizo el gobierno de Bolivia con los ingresos extraordinarios de esa bonanza?
CRECIMIENTO INSOSTENIBLE
“Desde el 2006 el crecimiento de la economía está sustentada por los sectores que no deberían crecer” dice INASET.
Se refiere a la Administración Pública y a los sectores extractivos. El prisma usado para esta evaluación son el nivel de ingresos de la población y la creación de empleos.
Los sectores que aumentaron su participación en el Producto Interno Bruto, PIB, son : impuestos, extractivismo, construcción, comercio y administración publica.
Los bancos crecieron tres veces más que el promedio del PIB nacional, la construcción el doble, al igual que la Administración Publica y la recaudación de impuestos.
En cambio disminuyó el aporte al PIB de la agricultura y la manufactura.
En conclusión, los sectores que menos aportaron a la generación de ingresos y empleo fueron los que más crecieron.
MODELO ECONÓMICO
El modelo económico impulsado por Evo Morales y su ministro de Finanzas , el ahora presidente Luis Arce, estuvo basado en el estímulo a la demanda interna.
CONSUMO DE LOS HOGARES
La demanda que genera el consumo de los hogares, en alimentación, vivienda, transporte, etc, no creció de forma significativa, puesto que los sectores económicos más dinámicos en la economía no aportan al aumento de los salarios ni a la generación de empleos dignos.
Mercado informal | Foto: El DiarioSegún INASET, se vivió una “sensación térmica de bienestar” cuando en la realidad el consumo de hogares disminuyó en un 10 %, del 77 % al 67 %. “No hubo una reducción estructural de la pobreza. La mayoría de la población siguió generando ingresos en la informalidad, el subempleo y el cuenta-propismo”, dice INASET.
CONSUMO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
En cambio, como resultado de la presión impositiva, aumentó los ingresos y el consumo de la Administración Pública, que representó el 11 % del PIB, y también las inversiones estatales que subieron del 13 al 23 % de la demanda interna.
DEMANDA POR LA INVERSIÓN PÚBLICA
La Inversión Pública no mejoró la capacidad ni la diversificación productiva interna. Los mega proyectos en los que se embarcó el gobierno no funcionaron o lo hicieron a medias, y sumados se llevaron la bonanza de la década pasada.
El país siguió dependiendo de su matriz extractivista , el gas y los minerales, que no necesitan del uso intensivo de mano de obra, en el primer caso, o generan empleos precarios, en el segundo.
Los departamentos de Potosí y Oruro, que tienen dramáticos bolsones de pobreza, son los que registran un mayor crecimiento del sector extractivo, la minería, en su PIB departamental. En Potosí tiene una participación del 30 % y en Oruro del 23 %.
Para Tarija, la explotación del gas representó el 70 % de su PIB departamental.
En estos tres departamentos marcados por el extractivismo, la bonanza no dejó ninguna nueva matriz productiva, en cambió crecieron las deudas regionales y los casos de corrupción.
El resultado para el país ha sido una mayor dependencia de las importaciones destinadas al consumo interno y una economía sujeta a los vaivenes de los precios internacionales de las materias primas.
IMPUESTOS
Los impuestos fueron un componente destacado en los PIB departamentales. En Tarija, La Paz y Santa Cruz tuvieron un aporte destacado.
En Tarija, el 2010, representaron el 40 % del PIB regional; en La Paz subieron en un 8,3 % y en Santa Cruz en 7,8 %.
En general, en todos los departamentos, los impuestos, la Administración Publica y el sector extractivo fueron gravitantes en el crecimiento de los PIB departamentales.
Ese ciclo comenzó a decaer en 2014 y entró en crisis en 2019 por la parálisis de la economía mundial y caída de los precios internacionales como resultado de la pandemia del Coronavirus.
CAIDA SOCIAL DEL CRECIMIENTO
INASET puntualiza que dos sectores importantes para la generación de empleo no crecieron, a pesar de la bonanza de los años 2006 al 2018. Se trata de las manufacturas y la agricultura.
Entre las manufacturas, el sector que marca la excepción, por su crecimiento, es la producción de cemento que está vinculada al boom de la construcción.
La agricultura es el rubro que más ha caído en su aporte al PIB nacional debido a la menor actividad en su sector tradicional o agricultura campesina.
La caída no fue mayor gracias a Santa Cruz donde la industria de la soya representa un 45 % de la producción nacional agrícola, que además tuvo un crecimiento del 1,5 %.
OTRA ECONOMÍA ES POSIBLE
El extractivismo no ayuda a salir de la pobreza estructural, por el contrario, es el motor de la precarización del empleo y la concentración del ingreso.
Si, en cambio, lo que se quiere es una economía al servicio de la satisfacción de las urgentes necesidades de la población, como el empleo y la salud, se tiene que mejorar la capacidad productiva interna, apoyar a los sectores que generan valor agregado y encontrar mecanismo de distribución del ingreso, dice finalmente el estudio de INASET.