La pandemia de coronavirus nos cambió la vida. A poco de cumplirse un año de ese 31 de diciembre de 2019, en que la autoridad sanitaria de la ciudad china de Wuhan emitió una alerta sobre una serie de casos asociados a un misterioso virus respiratorio, la pandemia de Covid-19 sigue extendiéndose por el planeta.
Algunos expertos la han calificado como la peste del siglo XXI, lo cierto es que desde que irrumpió por primera vez en nuestras vidas, ha dejado muerte y ha puesto al mundo al revés.
Con el Covid-19, la muerte se ha llevado a padres, madres, hermanos, abuelos, amigos, vecinos y ha puesto fin a todo: sueños, planes, familia. Nadie estaba preparado para esto, ni nadie se hubiera imaginado nunca, que, un año después, estemos en el mismo punto.
Son tiempos duros y raros. Un enemigo invisible nos ha puesto a reflexionar y a reorganizar la vida, en todos los sentidos. Se acabó el tiempo de las certezas, la incertidumbre es la norma.
Un desastre global
Un año después, el desastre sigue siendo global. Ahora todos somos los otros. Según la OMS, a nivel global hasta el 21 de diciembre se han notificado al menos 75.479.471 casos y 1.686.267 fallecidos. Los países de fuera de Europa que han registrado más casos son: Estados Unidos (17.592.760), India (10.031.223) y Brasil (7.162.978).
La pandemia de coronavirus no muestra síntomas de remisión. En Europa una nueva cepa pone en vilo a varios países. El virus continúa avanzando sin tregua, especialmente en Estados Unidos y Brasil, que en el ranking mundial de contagios ocupan el primer y tercer lugar, respectivamente, y la cifra más alta de muertos. Otro de los focos se sitúa en India, con más casos a nivel mundial.
Los datos se actualizan minuto a minuto, y muestran que la incidencia acumulada continúa subiendo. Este lunes se registraron 13.289 muertes a nivel global.
Y la indiferencia nacional
En Bolivia, hasta este 21 de diciembre, fallecieron 9.043 y un total de 150.385 personas contrajeron la enfermedad. Y, según el reporte oficial, este lunes se registraron 362 nuevos casos, reiterando un crecimiento sostenido en los departamentos de La Paz y Santa Cruz.
Desde el pasado 7 de diciembre, no se puede estimar la tasa de mortalidad debido a que el gobierno dejó de publicar los decesos desagregados por departamento, un dato importante para el control epidemiológico de los contagios.
Las autoridades de Salud han anunciado que no se tomarán medidas extraordinarias ante el recrudecimiento de la pandemia aun cuando varios gobiernos de la región -Uruguay, Perú, Argetina, Chile y Colombia- ya decidieron suspender los vuelos desde y hacia Inglaterra que ha alertado sobre una tercera ola de contagios con una nueva cepa del virus, mucho más virulenta.
El Ministerio de Salud dejó de mostrar la cantidad acumulada de casos positivos de Covid-19 desde el inicio de la pandemia y se limita a reportar el número de casos confirmados por día. Expertos epidemiólogos consideran que no existe información oficial confiable que permita estimar un posible rebrote.
Más allá de las cifras
El coronavirus ha traído muerte, ha sembrado el caos, ha confinado países y cerrado fronteras, ha separado a las familias, ha castigado a los más vulnerables.
En un abrir y cerrar de ojos la pandemia del Covid-19 cobra víctimas, nos coloca en medio de la tercera ola de propagación y deja en el ambiente una sensación de vulnerabilidad total. Nunca antes tantos millones de personas en tantos rincones del mundo habían tenido tanto miedo. Es un miedo extraño. Ese miedo que recuerda que no eres nada.
Pero también ha sacado lo mejor de nosotros, ha despertado la solidaridad y la creatividad. Nos ha obligado a recordar que los héroes son personas comunes y corrientes. El poder de la solidaridad ha servido para aplacar la sensación de miedo e impotencia. Y ha permitido que la gente piense en el prójimo y que se ponga en los zapatos del otro.
Mención aparte merece la comunidad médica sin cuyo valor, dedicación y entrega estaríamos totalmente desprotegidos o muertos. Ese ejército de batas blancas que, en todos los rincones del planeta, sigue combatiendo este flagelo.
El mundo no es igual después de la pandemia. No sabemos aún qué mundo resultará de esta guerra prolongada y de alta intensidad.