Por Zulema Alanes B .-
Los discursos de posesión de Luis Arce, como presidente, y David Choquehuanca, como vicepresidente, marcaron dos líneas paralelas y dejaron más dudas que certezas respecto al rumbo que tomará el nuevo ciclo del Movimiento Al Socialismo (MAS) al mando de una nueva gestión de gobierno, según analistas consultados por Cabildeo Digital.
Por sus dichos, Arce dejó ver su lado revanchista mientras que Choquehuanca se mostró conciliador, dijeron, por separado, el abogado y activista, Alejandro Almaraz, y el politólogo Gonzalo Rojas y coincidieron que lo único común en los flamantes dignatarios fue que dejaron por fuera a Evo Morales. “Nadie mencionó al depravado que fugó”, escribió, por su parte, Jorge “Tuto” Quiroga en su cuenta de Twitter.
Y desde Comunidad Ciudadana, respondieron los enunciados del vicepresidente David Choquehuanca reclamando por la restitución de los 2/3 en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Un discurso de barricada
“Arce elaboró un discurso de barricada, pero especialmente pobre, bastante similar a la retórica del Evo, lo que nos hace pensar que, en lo fundamental, presidirá un gobierno con el sello del pasado”, dijo Almaraz.
En su primer discurso como presidente, Luis Arce, aseguró que “Bolivia fue escenario de una guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más humildes”. Dijo que el gobierno de transición no cumplió con la pacificación del país “sembró muerte, miedo y discriminación” y tampoco garantizó la convocatoria inmediata a elecciones y utilizó la pandemia “para prorrogarse de manera ilegal e ilegítimo” y desatar “la persecución y criminalización” contra la dirigencia del MAS-IPSP y de movimientos sociales con un saldo de “muertos, heridos, encarcelados, perseguidos, asilados y exiliados”.
El periodista Tufí Aré destacó: “29 minutos de mensaje, 17 de ellos mirando el retrovisor”. Por su parte, el abogado y periodista, Andrés Gómez Vela, comentó que “Arce habló como dirigente político identificando enemigos”.
En opinión de Gonzalo Rojas, fue un discurso “cargado de rencor, de bronca y con cero autocritica”. Añadió que Arce “muestra que no ha terminado de leer la dimensión de la crisis, ni de asumir que somos una sociedad fracturada”. Recordó que la crisis política comenzó cuando el MAS decidió violar la Constitución prorrogarse en el poder y desobedeció el mandato del 21 de febrero de 2016.
“A Arce sólo le faltó amenazar”, dijo Rojas y lamentó que en su primer discurso “insista en sostener lo insostenible, justifique el fraude, hable de golpe y desconozca que Morales y García Linera eran ilegales e inconstitucionales”.
El presidente reservó muy pocos minutos para prometer “un gobierno que sea para todos y todas sin discriminación de ninguna naturaleza” y garantizar que durante su gobierno buscará “reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz”.
Los 17 minutos de Choquehuanca
En opinión de los analistas, el discurso de Arce echó por la borda las reflexiones previas del vicepresidente David Choquehuanca y su llamado a "superar la división, el odio, el racismo, la discriminación entre compatriotas” y su promesa de “ya no más persecución a la libertad de expresión, ya no más judicialización de la política, ya no más abuso de poder”.
Rojas dijo que Choquehuanca “se mostró conciliador, pero falta que sea verdad, como ya lo conocemos es difícil entusiasmarse” y reconoció que “en general desarrolló una línea discursiva que recoge los desafíos que deben encararse en la coyuntura, para vendrá el tiempo de las concreciones y sólo entonces sabremos si hay coherencia entre los dichos y los hechos”.
Almaraz coincidió que fue un discurso renovador frente a las prédicas características del MAS, pero se mostró escéptico porque en su criterio “queda por ver si Choquehuanca va a poder superarse a sí mismo, superar su carácter que siempre lo ha hecho huir de las confrontaciones y conflictos para colocarse en una actitud pasiva”.
"El cóndor levanta vuelo solo cuando su ala derecha está en perfecto equilibrio con su ala izquierda" sostuvo Choquehuanca al convocar a la unidad, reivindicó como un principio del vivir bien la “obligación de comunicarnos, obligación de dialogar” y prometió que “vamos a promover las coincidencias opositoras”. También aseguró que “unidos valemos más, estamos en tiempos de volver a ser Jiwasa, no soy yo, somos nosotros”.
Según Rojas, el discurso del vicepresidente “afirma los valores de la democracia y fue bien recibido porque se vienen días difíciles, esperemos que no violentos, que podrían permitir reorganizar las cosas, pero para ello se necesita voluntad política e institucional”.
Almaraz, que compartió con Choquehuanca espacios en el gobierno del MAS, insistió en su escepticismo porque “en el pasado, no fue capaz de defender sus convicciones, él tenía grandes desacuerdos con la gestión del MAS antes de ser defenestrado por el Evo, pero calló y sacrificó su imagen y su proyección política y optó por replegarse”.
Empero, admitió que “él sabe que debía ser el presidente y eso posiblemente le cambie la perspectiva, su situación ya no es la anterior, está empoderado y del poder del voto y ya no depende del pulgar de Morales, y puede hacer la diferencia”.
La prueba de los 2/3
En su condición de vicepresidente, Choquehuanca preside la Asamblea Legislativa Plurinacional, y en criterio de los analistas, la controversia respecto a los dos tercios pondrá a prueba la sinceridad de sus enunciados discursivos.
“Crucemos los dedos para que todos los dioses andinos operen para que se restablezca los dos tercios cuya eliminación constituye un atentado a la representación de la circunstancial minoría”, dijo Rojas.
Justamente, en medio de la toma de juramento y en presencia de mandatarios e invitados internacionales, la bancada de Comunidad Ciudadana protestó con carteles por la eliminación de los dos tercios de los reglamentos de las cámaras de Senadores y Diputados.
Parafraseando a David Choquehuanca que aseguró que “la empatía por el otro o el bien colectivo sustituye al individualismo egoísta” reclamaron que los 2/3 expresan mejor el bien colectivo que el individualismo de la mayoría simple, le recordaron que si cree que “garantizar equilibrios en todo tiempo y espacio es saber administrar todas las energías complementarias” debe admitir que 2/3 es complementariedad.
Dieron sentido, una a una, a las frases del vicepresidente: “Nuestra revolución es la revolución de ideas, es la revolución de equilibrios”, los 2/3 equilibran mayorías con minorías. “El nuevo tiempo que estamos empezando será sostenido por la energía del ayllu, la comunidad, los consensos, la horizontalidad, los equilibrios complementarios y el bien común”, los 2/3 aseguran los equilibrios complementarios. “Es urgente que seamos seres aptos de sostener equilibrios para sí y para la comunidad», los 2/3 equilibran las fuerzas de la comunidad. “Ya no más abuso de poder, el poder tiene que ser para ayudar, el poder tiene que circular, el poder, así como la economía se tiene que redistribuir», suprimir los 2/3 fue un abuso de poder, restituirlos permite redistribuir el poder. “El nuevo tiempo significa sanar heridas, mirarnos con respeto, construir hermandad, armonía, integración», sin los 2/3 no hay armonía ni integración.
A prueba de crisis económica
El discurso presidencial puso acento en el programa de su gobierno e hizo hincapié en la superación de la crisis económica a través de “la redistribución, los bonos” y la promesa de “trabajar para recuperar los niveles de crecimiento que el gobierno de facto hizo añicos”.
Apelando a indicadores que dominaba cuando ejercía como ministro de Economía, Arce dijo que el país “está en medio de una recesión profunda. Nuestro país pasó de liderar el crecimiento de Latinoamérica a presentar la caída más fuerte en los últimos 40 años”.
Sin embargo, en criterio de Almaraz el nuevo gobierno “va a dar continuidad a las políticas que rigieron hasta el 2019, es decir, un gobierno conservador en términos económicos, una relación más estrecha con algunos organismos internacionales, un gobierno bastante de derecha y proempresarial”.
Y según Rojas, la actual coyuntura no permitirá “repetir el milagro económico de los tiempos de bonanza”, por tanto, “la economía que constituyó el fuerte de la campaña electoral, podría ser el flanco débil del gobierno del que hasta ahora solo conocemos sus discursos inaugurales”.