Después de 18
años, ha sido muy bienvenido el debate entre candidatos . Si bien hemos tenido
dos encuentros, el organizado por la FAM y la CUB es un ejemplo de lo que no es
un debate: fue claramente sesgado hacia alguno, y recurrió a preguntas
personalizadas para “resaltar al mensajero, no para debatir los mensajes”, anulando
el objetivo central de un debate: conocer y comparar todas las opiniones sobre
un mismo tema.
De todas maneras,
los candidatos se pronunciaron públicamente sobre sus propuestas. Más allá del
contenido de los planes de gobierno presentados al TSE, lo que los candidatos
dijeron en los debates queda en la ciudadanía como la esencia de la propuesta. Como
aporte hacia un voto informado, analizamos el realismo y la pertinencia de las
propuestas expuestas por los candidatos que se pronunciaron con detalle sobre dos
temas vinculados: la reactivación de la economía y el empleo. A partir de esta
nota, controlamos la veracidad y realismo de las ofertas que los candidatos
hicieron en “el fin de semana de debates”, citándolos por orden decreciente de
la intención de voto que tenían hasta el momento del debate.
Luis Arce, candidato
del MAS y primero en intención de voto, participó en el encuentro (¿?) de la
FAM-CUB, y el domingo en una entrevista en Red UNO. El telón de fondo de la
propuesta es la Agenda 2025, con sus 13 pilares y 4 prioridades: i) continuar con
los bonos “hasta que la demanda interna reaccione”; ii) industrialización con
sustitución de importaciones; iii) turismo interno; y, iv) desarrollo
agropecuario para la seguridad alimentaria.
Considera
inviable mayor endeudamiento externo para salir de la crisis porque “Bolivia ya
está en el límite del que nos permiten”, por lo que plantea financiar su
programa mediante una “moratoria concertada” en el pago de la deuda multilateral
(800 millones de dólares anuales), y con un nuevo impuesto al ingreso que
“afectará apenas al 0,01% de la población”.
Entre los
proyectos que menciona: retomar la industrialización del Mutún; continuar con
la del gas (producir melanina); desarrollar la cadena del Litio que, además de
baterías, darían lugar a otras 41 industrias (no especificadas); y generar más
de 300.000 empleos con la producción de biodiesel, reciclando aceites vegetales
y ampliando la demanda de alcohol anhidro. Busca mantener el precio
subvencionado sustituyendo 3 millones de litros/día de diésel importado, con
dos plantas a ser construidas en Santa Cruz y Cochabamba.
Para el
control de realidad de esta oferta, partamos por los 300.000 empleos esperados
por la producción de biodiesel. Las pequeñas plantas diseñadas para reciclar
aceite comestible en empresas o comunidades pequeñas, requieren aproximadamente
una persona ocupada por cada 30.000 litros anuales de biodiesel producido. En
procesos comerciales, la productividad laboral aumenta en 10 o más veces, por
lo que no son inusuales procesos en los que se requiere un trabajador por cada 300,000
litros producidos.
Implica que, sujeto
a un análisis de costos (aceite, alcohol y la eficiencia energética del
proceso) que efectivamente muestren la viabilidad comercial de la sustitución, producir
los 1,2 millones de TM de diésel que hoy importamos, podría crear 4.000 empleos
directos, no 300.000.
La
industrialización del Litio fue uno de los proyectos estratégicos del primer
gobierno del MAS. Buscaba producir entre 20 y 40 mil toneladas de carbonato de
litio hasta 2010. Diez años después de esa meta, no hay producción comercial de
ningún producto exportable derivado del litio. Hasta donde se conoce, la YBL
todavía no ha definido un proceso probado para extraer competitivamente las
sales de litio de las salmueras de Uyuni. La industrialización, bajo cualquier
forma, deberá esperar a resolver plenamente este paso inicial, porque
determinará los insumos requeridos, el producto primario del litio que se
obtendrá, y todos los procesos ulteriores para llegar a los productos que
demandan los mercados. Competir en los productos “boutique” de litio, necesita
además conocer cómo opera y quién controla las tecnologías necesarias en este mercado,
súper especializado y, con frecuencia, monopólico.
Respecto a las
prioridades inmediatas, la industrialización con sustitución de importaciones,
y el desarrollo agropecuario para la seguridad alimentaria, requieren
flexibilizar (devaluar) el tipo de cambio para evitar la competencia de
productos importados más baratos, lo que iría contra la columna central del
modelo adoptado por el MAS y que el candidato Luis Arce declara que se preservará.
Preservando el cambio fijo, sustituir las importaciones es (casi) imposible.
Finalmente, en
condiciones de alta eficiencia del gasto, un rápido ejercicio de contabilidad
del crecimiento muestra que, para reducir la caída del PIB en 1%, habría que
inyectar entre mil y 1.500 millones de dólares. En consecuencia, los 800
millones anuales que el MAS esperaría de la moratoria del pago de la deuda
multilateral serían insuficientes para pagar los bonos (600 millones de dólares
anuales) y frenar la caída del PIB. El propuesto impuesto a la riqueza, que
según el Candidato generará entre 5 y 15 millones de dólares, además de ser
insignificante, probablemente también sería inviable en los escenarios
previsibles.
Proyecto de “Diálogo Laboral Social en época
electoral” de la Fundación INASET