Por Zulema Alanes B.
Los ojos del mundo están puestos en las Elecciones Generales 2020, a un año del fraude electoral que precipitó la renuncia de Evo Morales e inició la transición hacia la recuperación de la democracia en Bolivia.
En medio de la pandemia del coronavirus, más de 110 observadores internacionales llegaron al país para seguir de cerca la jornada de este 18 de octubre con la misión de verificar la transparencia de las Elecciones Generales y contribuir a superar el trauma del fraude electoral.
Como nunca antes, las misiones de observación electoral gozan de mucha credibilidad y confianza debido al impecable trabajo realizado por la OEA que, en noviembre de 2019, confirmó el fraude electoral que denunció el pueblo boliviano movilizado en las calles.
El histórico dictamen de la OEA estableció que hubo “operaciones dolosas” en las elecciones del 20 de octubre de 2019 que alteraron “la voluntad expresada en las urnas”. El TSE proclamó vencedor a Evo Morales por un margen del 10,57% de votos sobre Carlos Mesa, forzando un 0,57% de diferencia para evitar una segunda vuelta.
El informe de la OEA, que se conoció en un ambiente de convulsión e indignación ciudadana, impidió que se consumiera el intento prorroguista de Morales Ayma y abrió el camino para un nuevo proceso electoral que culmina este 18 de octubre.
LEALTAD DEMOCRÁTICA A LOS RESULTADOS ELECTORALES
La exhortación surgió en respuesta al candidato a la presidencia del MAS, Luis Arce, denunció intentos de fraude y amenazó con movilizar a sus correligionarios en caso de no ser proclamado ganador como lo proyectan las encuestas de intención de voto.
Francisco Guerrero, secretario de fortalecimiento de la democracia de la OEA, llamó a todas las fuerzas políticas a actuar con “prudencia y patriotismo” y a “respetar el resultado de la jornada electoral”.
Dijo que lo más importante es que “exista lealtad democrática a los resultados” y exhortó a contribuir a “un clima de paz y tranquilidad social” y a “decir no a la violencia”.
La posibilidad de que se manifieste un clima de tensión durante y luego de las elecciones también preocupa a la misión de seis expertos de la Unión Europea. Alexander Gray, que encabeza esa delegación, dijo que esperan que el proceso electoral sea democrático inclusivo, transparente y creíble,
Gray se hizo eco de la preocupación del nuevo embajador de la Unión Europea, Michael Dóczy, respecto a la beligerancia que puso de manifiesto durante el periodo de campaña electoral y que en su percepción alerta sobre un “posible estallido de violencia después de las elecciones”.
El diplomático exhortó a “bajar las tensiones, a preservar la paz y respetar las reglas de juego democrático”.
José Antonio de Gabriel, representante de la misión de observación electoral del Centro Carter, calificó de confiable el padrón electoral que en algún momento fue cuestionado y ponderó que el TSE “explicó todas las dudas que se pudieran producir sobre él” y recordó que desde julio hace seguimiento a la organización de las elecciones en tiempos de pandemia y que, asimismo, analizar la propaganda electoral en redes sociales y la dinámica de la desinformación.
En tanto a La Ruta de la Democracia le preocupa que se intente descalificar el proceso electoral antes de que se produzca, anticipando una disconformidad con eventuales resultados adversos.
A través de un pronunciamiento, la coalición institucional que logró acreditar una misión de observación electoral nacional, lamentó que se hubiera vuelto a mencionar “riesgos de fraude y puesto el foco en la agenda de transparencia sin antes utilizar los procesos de impugnación establecidos para este tipo de reclamos”.
MUCHOS OJOS PARA EVITAR EL BOICOT
Dijo que “las competencias o facultades de una misión de observación electoral residen en un proceso de veeduría imparcial” y que “si bien sus informes no son vinculantes en términos jurídicos, mejoran la administración electoral y dan confianza al electorado”.
Aseguró que este proceso electoral “requiere de muchos ojos vigilando”, y que, además de las misiones de observación electoral nacional e internacional, a la protección del voto también contribuyen los delegados de partidos políticos, los jurados electorales en las mesas y los ciudadanos.
Con el trauma del fraude electoral todavía latente, la presencia de observadores electorales es vital, no sólo el día de la votación sino también luego del 18 de octubre, porque el peligro de la violencia no está despejado.