Por Zulema Alanes B.-
Además de acentuar la recesión democrática y provocar un estado de estrés electoral, la pandemia de Covid-19 reconfigurará el mapa político de Latinoamérica, aseguró Leandro Querido, director ejecutivo de Transparencia Electoral con sede en Argentina y, advirtió que Bolivia no se librará de los efectos políticos de la crisis sanitaria.
Leandro Querido, director Transparencia Electoral en Argentina.
En entrevista con Cabildeo Digital, el politólogo de larga experiencia en misiones de observación electoral, recordó que los procesos electorales anteriores a la pandemia de Covid-19 en Latinoamérica, ya mostraron algunos problemas como consecuencia de la recesión democrática.
“El concepto de recesión democrática tiene que ver con el freno que tuvo la economía de América Latina en los últimos años, en la etapa previa a la pandemia, que generó algún tipo de demandas en el sistema político que no han podido ser digeridas, provocando, a su vez, impactos en los procesos electorales, en la volatilidad del voto y en cierta anomia con respecto a las perspectivas del elector”, señaló.
Según el analista, Bolivia y Perú son claros ejemplos de la recesión democrática y de la tensión electoral pre pandemia. “En Bolivia, las elecciones del 2019 fueron denunciadas de fraudulentas y provocaron el fin de 14 años de gobierno de Evo Morales que terminó en el exilio. En Perú, la crisis política obligó al presidente Martín Vizcarra a disolver el Congreso y convocar a elecciones “extraordinarias”, en enero 2020, un año y cuatro meses antes de que los parlamentarios cumplan su mandato de cinco años”.
LA PANDEMIA VINO A COMPLICAR MÁS LAS COSAS
Según Querido, “La pandemia de Covid-19 llegó en un escenario de deterioro institucional y democrático “y vino a complicar más las cosas porque las economías se cerraron por varios meses, esto ha generado un tendal de problemas, ha crecido la pobreza, los sectores medios se han empobrecido, y esto le genera más tensión al sistema político y es probable que se manifieste también en el comportamiento electoral de futuras elecciones”.
El experto advirtió que las autoridades electorales trabajan en un contexto de estrés, producto de la tensión política y del reto que significa organizar elecciones bajo estrictas normas de bioseguridad, “algo inédito para lo que ningún sistema electoral estaba preparado”.
Recordó que el primer país que decidió ir a una elección nacional en medio de la pandemia fue República Dominicana, el 5 de julio, en una especie de ensayo electoral que mostró nuevos desafíos para las instituciones democráticas en Latinoamérica.
El ausentismo, sea por desinterés o por miedo al coronavirus, es uno de los desafíos que, según Querido, no se puede pasar por alto dado que puede impactar en la legitimidad de las elecciones. También apuntó al tema financiero, puesto que las medidas de bioseguridad han obligado a todos los países a incrementar sus gastos electorales y, dijo que otro tema no menos importante es que la pandemia ha puesto en la mesa el desafío de que Latinoamérica empiece a prepararse para dar el salto al voto electrónico y al voto digital.
UN REMEZÓN CON CONSECUENCIAS POLÍTICAS
El pronóstico de Querido es que la gestión de la pandemia tendrá consecuencias políticas y restará posibilidades de reelección a los gobiernos de turno, porque los problemas sociales y económicos se agudizaron y las sospechas de corrupción avivaron las protestas sociales. Sin embargo, consideró que no se reflejará en un retorno hacia los regímenes populistas que dominaron los espacios de poder en la última década.
Recordó que antes de cerrar el año, se realizarán cuatro elecciones en la región, dos nacionales y dos municipales y previó que los comicios nacionales tendrán una mayor complejidad. El 18 de octubre, en Bolivia, la población definirá en las urnas si decide cerrar un ciclo para iniciar el proceso de recuperación de la institucionalidad democrática y, el 25 de octubre, en Chile, un plebiscito nacional definirá si la ciudadanía está de acuerdo con inaugurar un proceso constituyente para la aprobación de una nueva Constitución.
Las otras dos elecciones programadas para este año tendrán un alcance local. En Brasil, las elecciones municipales se realizarán desde el 15 hasta el 29 de noviembre y, según Querido, es previsible que la baja en la popularidad de Jair Bolsonaro no afecte a los candidatos de su partido.
Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou
Uruguay se ha convertido en una pequeña gran excepción dentro de América Latina. Su presidente, Luis Lacalle Pou, mantiene una aprobación por sobre el 60% por su manejo de la pandemia. El primer contagio de Covid-19 se detectó en marzo, apenas dos semanas después de que asumiera el cargo y, pasados cinco meses, exhibe el menor número de casos en la región. “La situación contrasta con la realidad del resto del continente”, dijo el politólogo y pronosticó que es previsible que, en las elecciones departamentales y municipales, los candidatos del Partido Nacional cosechen los frutos de la buena gestión de la pandemia a cargo de Lacalle.
En el caso de Bolivia, Querido opinó que a todas luces “el manejo de la pandemia golpeó al gobierno de Jeanine Añez, que dijo que no iba a ser candidata pero se habilitó para buscar el apoyo de la gente en las urnas” y añadió que el panorama se torna complejo por la disputa de los partidos que representan la oposición al Movimiento Al Socialismo (MAS), aunque “hay que si bien tiene un piso muy importante también tiene un techo muy limitado y la figura de Evo Morales no es buena, por las denuncias de fraude y corrupción a las que ahora se suman las causas de estupro”.
BOLIVIA, UN TRIBUNAL ELECTORAL A LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS
El TSE cumple con el calendario electoral
En Bolivia, según Querido, la renovación del Tribunal Supremo Electoral ha sido muy importante “está generando certidumbre en los partidos y candidatos que compiten, la autoridad electoral es confiable, ha concitado el respaldo internacional y hay confianza en el trabajo que desarrolla”.
Dijo que el TSE no la tuvo fácil, “asumió en contexto de crisis, tuvo poco tiempo para llevar adelante el proceso electoral, no pudo imponer reformas innovadoras porque no tiene tiempo y se maneja con las reglas del proceso anterior, pero está llevando adelante, y bien, todo lo que tiene que ver la implementación de las elecciones”.
Querido opinó que uno de los desafíos será organizar la votación en el exterior porque muchos países aún no han levantado el confinamiento, “es el caso de Argentina donde continuamos con las restricciones de la cuarentena, las escuelas están cerradas, el tránsito entre distritos es muy complicado, la cuestión biosanitaria podría complicar el proceso electoral”.
Pero más allá de ello, insistió que “el mayor riesgo para el proceso electoral boliviano en el exterior es la injerencia de Argentina en la soberanía electoral boliviana, en este contexto se va a hacer una elección, un escenario de mucho conflicto potencial por las redes clientelares que inciden en los distritos donde votan los bolivianos, que disponen de recursos estatales que se distribuyen en forma de subsidios y alimentos, a través de organizaciones sociales paraestatales y el aparato político del gobierno que se va a volcar abiertamente para que el voto de la comunidad boliviana en apoyo a Evo Morales sea contundente”.