Texto y foto por Eduardo Pando.-
Las estadísticas económicas publicadas por el INE suelen tener un rezago natural en la presentación de la información. Las estadísticas, a mayo, tanto del desempleo abierto (7,3%) como del índice general de actividad económica mensual (-5,6%), ya muestran un deterioro marcado. La crisis fiscal por caída en los precios y volúmenes de hidrocarburos y por la caída en las recaudaciones impositivas son señales inequívocas del difícil escenario económico que tendrá que enfrentar el país en los siguientes meses.
El Plan Nacional de Reactivación del Empleo se presentan como un plan ambicioso de mediano plazo que busca por un lado la generación del empleo de grupos vulnerables a través de un programa de empleo de emergencia; el apoyo al sistema de intermediación financiera para dotar de liquidez pero también generar las condiciones para reprogramar préstamos y reactivar la economía por el lado de la oferta, la necesidad de ordenar y priorizar el gasto fiscal haciendo un balance y estado de situación de los fidecomisos y finalmente apoyar a las Entidades Territoriales Autónomas en el financiamiento de sus planes de inversión y reprogramación de deudas.
Poder implementar el Plan requiere de acuerdos con la Asamblea Plurinacional puesto que el financiamiento externo depende en gran medida del financiamiento externo que ya ha sido gestionado por el Gobierno pero que no puede ser efectivizado sin la aprobación de la Asamblea.
El Plan representa el eje de la política económica de reactivación, en ese entendido se extraña que no se aborde la necesidad de reforzar la protección social para grupos vulnerables, se a través de transferencias condicionadas u otros instrumentos de apoyo, el tamaño limitado de los fondos para el empleo de emergencia (sólo 100 millones de bolivianos) y haber concentrado sus instrumentos de apoyo a través de fondos de apoyo a las entidades de intermediación financiera (más de 20.000 millones de bolivianos).
La necesidad de desarrollar espacios de acuerdos mínimos entre el Gobierno de transición y la Asamblea controlada por el Movimiento al Socialismo se hace imprescindible para acordar un paquete de medidas que pueda ser implementado y permita no solo la gestión de la crisis, sino además determine condiciones de estabilidad económica y saneamiento fiscal para la futura administración. Todo indica que el próximo gobierno tendrá que construir acuerdos y consensos entre fuerzas políticas para gobernar, nada impide empezar ahora.
Andrés Torres y Armando Ortuño presentan elementos novedosos del análisis del Plan y también proponen mecanismos de articulación política para alcanzar esos mínimos. El programa completo en el siguiente link.