Por Zulema Alanes B.-
Un gobierno improvisado y un legislativo anacrónico ponen al país ante el riesgo de agravar la crisis sanitaria, económica y política, según coincidieron Juan del Granado y Manuel Morales que urgieron a concretar un acuerdo nacional. ¿Estamos en un momento de poder dual? Ambos coincidieron que el actual momento no se configura como tal debido a que tanto el Ejecutivo como el Legislativo se están agotando en su transitoriedad y en su falta de legitimidad.
Según Del Granado, el Gobierno surgido de la improvisación forzada por los acontecimientos, no ha logrado pasar de la provisionalidad, mientras que la anacrónica Asamblea Legislativa no refleja en absoluto la actual correlación de fuerzas del país y, ambos, han sido incapaces de generar agendas compartidas y consensuadas para llevar adelante la transición.
Manuel Morales, añadió que para caracterizar el actual momento es insuficiente referirse sólo a estos dos poderes del Estado, y es necesario poner en escena al poder judicial y al órgano electoral que pueden incidir en la búsqueda de una salida a la crisis. No hay que desdeñar el poder de los dos tercios del MAS en el legislativo, dijo, y hay muchas dudas razonables respecto del poder judicial, pero también falta de iniciativa y afirmación de su autonomía en el órgano electoral y, en la base, la población atrapada en la pugna entre políticos que están demostrando total incapacidad para dar respuesta global a los problemas derivados de la pandemia del coronavirus.
Del Granado añadió que, en general, el país atraviesa un momento de pobrísima institucionalidad. El órgano judicial, dijo, es un desastre, una tragedia total, como quedó en evidencia de manera gráfica cuando luego de la huida de Evo Morales, al día siguiente las cúpulas del poder judicial se volvieron absolutamente favorables al nuevo gobierno y, aunque viabilizaron la transición, mostraron una carencia absoluta de moralidad pública y personal. Recordó que, hace cuatro años, alentaron la violación de la Constitución prorrogando indefinidamente a Evo Morales y, también avalaron la sucesión de Añez. Y aunque el Tribunal Supremo Electoral tiene connotaciones distintas, no ha podido construir legitimidad.
Ambos coincidieron que el país está ante una situación generada por el golpe de estado consecutivo que consumó evo Morales desde el 21 de febrero de 2016 y que concluyó con el fraude electoral del 2019, a lo que se ha sumado la pandemia.
A ello hay que sumar la candidatura presidencial de Jeanine Añez, que en el despliegue de la pandemia y en la prórroga de la transitoriedad se ha tornado como un factor que agudiza la crisis, dijo Del Granado. En su criterio, la presidenta debió haber sido la promotora de un gran acuerdo nacional, que debía comprender al conjunto de los actores políticos e institucionales, para una agenda nacional de la transición democrática, pero no fue posible porque es candidata.
¿Añez debe renunciar a su candidatura? Según Morales, que renuncie o no ya es intrascendente porque a estas alturas los problemas nacionales son más grandes que lo que ella represente para su entorno político y, hoy, la preocupación de la gente está centrada en la situación económica y el pico de la pandemia. En términos económicos, dijo, se ha demostrado que somos un país pobre, el gas se ha hecho gas, la minería no es una opción para salir de la crisis y la soya es un proyecto empresarial que no aporta mucho. Secundó la propuesta de un acuerdo nacional que más allá de las camisetas partidarias debe encarar la crisis superando las medidas de emergencia porque, en su criterio, no está próxima la luz al final del túnel porque pandemia no va a desaparecer en un par de meses y persistirá por un año o dos.
En opinión de Del Granado, el país vive una transición que tiene proyección histórica, una transición mayor que tiene tres momentos. Una transición electoral que, se le encargó a la presidenta Añez, debía pacificar el país, normalizar las actividades y llevar adelante elecciones, pero que se ha entrampado por su candidatura, por la pandemia y por las deficiencias y desaciertos de la gestión gubernamental. La segunda transición será el nuevo gobierno, el que surgirá de las urnas y que tendrá que formular programas y propuestas para enfrentar la crisis y que, junto con la pandemia, deberá gestionar la renovación institucional, ética, económica, plurinacional y democrática, y que puede llevar varios años. Un tercer momento de la transición que será estratégica, porque tiene que ver con el nuevo modelo estatal, de reformas institucionales y constitucionales. Estos tres momentos, dijo, exigen un acuerdo nacional.
Manuel Morales reclamó no perder de vista la victoria democrática del pueblo boliviano frente a la corrupción, el autoritarismo y el fraude, y lamentó que, por acción de los políticos, no se pueda concretar esa victoria en el terreno electoral e institucional. Advirtió que no hay que bajar la guardia porque los sectores radicales del MAS no descartan un retorno fáctico con el uso de la violencia. Dijo que sea cual fuera el resultado de la política se debe seguir apostando a la democracia y aseguró que este es un momento para la generosidad porque el pueblo boliviano enfrenta un agudo sufrimiento.
Juan Del Granado se sumó a la apuesta democrática porque la democracia se ha constituido en una forma de vida, no solo una forma de gobierno que hay que llenar de contenidos. Por ello, subrayó, las posiciones antidemocráticas más tarde o más temprano van a fracasar.
A continuación, la entrevista completa: