Por Zulema Alanes B. Foto: Ampliado de la COB anuncia movilizaciones.
En tiempos de coronavirus, el desempleo es la otra pandemia planetaria que está dejando sin su fuente laboral a millones de personas. En Bolivia, eufemismos como relocalización y desvinculación se propagan como un virus. Cientos de trabajadores sin trabajo no tienen quien reclame sus derechos.
En ese panorama, el exdirigente sindical, Lucio Gonzáles, y el abogado laboralista, Gonzalo Rodríguez, coincidieron que la otrora poderosa Central Obrera Boliviana (COB) está en su mala hora, sin capacidad de respuesta frente al cierre o achicamiento de las empresas por efectos de la pandemia y sin iniciativas de defensa de los derechos de miles de trabajadores que engrosan cada día las filas de la desocupación. En otros tiempos, dijeron, la máxima organización laboral, estaría discutiendo una estrategia para restaurar la economía, salvar las cadenas de producción y defender las fuentes de trabajo de sus afiliados. Sin embargo, no muestra iniciativa y es incapaz de articular respuestas colectivas y solidarias. Sigue en la agenda del partido político por el que hipotecó su independencia político sindical por más de una década, no reclama por los despidos –una nueva relocalización que hoy llaman desvinculación–, sólo se limita a lanzar conminatorias electorales.
UNA ORGANIZACIÓN SIN LEGITIMIDAD NI LEGALIDAD
Según Lucio Gonzales, como nunca en su historia, la COB ha perdido su capacidad de conducción de la clase trabajadora y “no tiene legitimidad porque hace un año ha culminado su mandato, actualmente la dirigencia sólo se sostiene en una Resolución Ministerial que ha negociado con el gobierno de transición y no tiene legalidad porque no emana de un Congreso”.
Juan Carlos Huarachi, secretario ejecutivo e la COB
El exdirigente de la COB, señaló que “después de Jaime Solares, quienes le sucedieron, Trujillo, Montes y Huarachi –exceptuando la gestión de Mitma– han actuado por consigna partidaria y hoy nuevamente intentan llevar a las bases tras móviles políticos”.
Y según el abogado laboralista, Gonzalo Rodríguez, la actual dirigencia de la COB no está a la altura de las expectativas de quienes representa. “Sin duda una de las preocupaciones presentes es la estabilidad laboral, la crisis sanitaria tiene efectos en el ámbito social y económico, hay tendencia hacia la pérdida de empleo y muchas empresas aprovechan para reducir planilla y despedir injustamente a los trabajadores”. Añadió que sumado a todo lo descrito, “los trabajadores que han logrado conservar su trabajo, deben ser protegidos con medidas de bioseguridad, y corresponde a los sindicatos y federaciones y, por tanto, a la COB promover y exigir protocolos de bioseguridad”.
UNA AGENDA RENOVADA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Opinó que, en la situación de crisis, “lo que espera el trabajador es certidumbre, hay normas que protegen la estabilidad laboral como un derecho fundamental, es un mandato de los tratados internacionales de derechos humanos velar por el pleno empleo y la protección contra el despido”. Y recordó que esos tratados tienen carácter vinculante y son de cumplimiento obligatorio.
Insistió que aun del impacto de la pandemia “está prohibido el despido sin justa causa, y no es válido el argumento de ‘fuerza mayor’. Solo hay justa causa por negligencia o delito cometido por el trabajador y si no hay esta causa el despido es injustificado, tiene el derecho opcional de cobrar beneficios o replantear su reincorporación a través del Ministerio de Trabajo”.
Por tanto, no justifica que la COB no active los recursos legales para denunciar la denominada ‘desvinculación’, una forma renovada de relocalización, o el uso de la figura civil de ‘fuerza mayor’, porque no son propias del derecho laboral y no pueden ser reconocidas como válidas por la judicatura del trabajo, ningún juez aceptará esas causales de despido.
Y en opinión de Gonzales los pliegos petitorios son, efectivamente, un instrumento de lucha para activar los mecanismos de la ley, pero “la instancia que puede garantizar su cumplimiento, es el sindicato, la federación, la COB. Cuando se tiene una organización sindical fortalecida y organizada, con sustento ideológico, pero con independencia sindical, es probable conseguir muchas aspiraciones, pero cuando una organización está vendida o se ha convertido en la célula de un partido político, se sacrifican las conquistas para los trabajadores”.
Añadió que en la actual coyuntura “existe un divorcio entre la COB y sus organizaciones afiliadas, los dirigentes no están cerca de las bases, no están sintonizando y menos aquilatando los problemas de este momento y los que se vienen en el futuro”.
Según el abogado laboralista, en tiempos de pandemia, además de la batalla por la estabilidad laboral, las organizaciones sindicales deben incorporar en su agenda el resguardo de las condiciones de trabajo justas y satisfactorias.
Y reclamó a la COB una nueva agenda que también incorpore los desafíos de bioseguridad para el retorno de los trabajadores a sus fuentes laborales. “No es admisible que regresen a trabajar con riesgo de contagio. Hay sectores que están enfrentando condiciones extremas, han muerto trabajadores de las refinerías, de las procesadoras de azúcar. Hace una semana en Huanuni se ha reportados 130 trabajadores contagiados y siete fallecidos, la lista puede ser muy larga. El ministerio de trabajo no ha actuado en la aprobación de protocolos de bioseguridad poco antes de la cuarentena flexible, tuvieron tres meses de emergencia sanitaria para asumir su rol, no hicieron su trabajo, y no aprueban los protocolos de seguridad que tramitan las empresas”.
Y al cierre de la entrevista, coincidieron en auspiciar otros tiempos para las organizaciones sindicales. Recordaron que “no hay nada sin las bases”, “no hay solución desde arriba sino desde las bases”. Reclamaron por “la independencia sindical” y por la urgencia de renovar las dirigencias de sindicatos, federaciones, CODES y, por supuesto, la COB.
A continuación, la entrevista completa.