Por Sonia Montaño Virreira. Foto: El Deber.-
Hace seis meses que Evo Morales escapó de Bolivia, resultado del fraude electoral y la revuelta popular que durante veintiún días, paralizó pacíficamente el país colocando los derechos democráticos en el centro de la agenda política. No valieron los elogios del FMI y otros organismos internacionales que dieron argumentos a sus fans quienes no se cansaban de repetir que Bolivia era campeón en la disminución de la pobreza. Morales llegó a decir que ya faltaba poco para ser como Suiza, quizás pecando de exceso de entusiasmo…
Lo que sí se puede probar con evidencia es que el gobierno del MAS y su caudillo pasarán a la historia como los protagonistas del mayor deterioro moral e institucional de la historia. Como ya se sabe la pandemia que aún no muestra su peor cara en Bolivia, está desnudando el estado real de la economía, la política y la sociedad. Si no fueran por los actos de solidaridad y generosidad de mucha gente, si no fuera por el sacrificio del personal médico y la disciplina de la mayoría de la sociedad, sería muy fácil concluir que ya estamos hundidos.
LOS LADRILLOS NO PUEDEN SALIR, NO HAY PLATA
En materia económica, sabemos lo que se viene y donde estamos. Estamos constatando el despilfarro y sabemos que estamos ad portas de la peor crisis económica de la historia. Sabemos que los primeros en ser auxiliados son los viejos amigos de Evo y los actuales aliados de Añez como los agroindustriales o banqueros. Lo de los transgénicos es nada más la punta del ovillo. El desempleo y la informalidad nos están llevando a la ilegalidad, como lo demuestra el descontento de cocaleros del Chapare que lamentan el cierre de fronteras y la baja en la comercialización de los “ladrillos” y por lo tanto de efectivo. Sabemos que el PIB caerá, pero no sabemos cuanto caerán los ingresos por narcotráfico y tampoco hay certeza acerca de los mafias que pescarán en río revuelto apoyando a sectores deprimidos que se sienten abandonados por su jefe.
El MAS RECUPERA LA INICIATIVA
Como era de esperar, el MAS que tuvo catorce años para construir un aparato político, no ha sido derrotado. Hubo un momento en que parecía que entrábamos en un período de calma, en una alineación virtuosa de los astros cuando Jeanine Añez y Eva Copa, fueron las protagonistas de un pacto democrático que permitió al gobierno provisional cumplir su misión principal cual era la de convocar a elecciones.
Ese logro, encendió las alarmas en el MAS que, apoyado en un poderoso aparato internacional donde conviven algunos presidentes derrotados y sus amigos, así como en intereses oscuros vinculados al narcotráfico, han iniciado una ofensiva que comenzó negando la existencia del COVID 19, pidió el aumento de los bonos aprobados por el gobierno, pasando por demandar el “derecho al trabajo” y concluir exigiendo la renuncia de la Presidenta. Para ello están bloqueando caminos y puentes y cometiendo delitos como dejar sin agua a la población de Kara Kara, atacando medios de transporte que trasladan médicos en El Alto y otros lugares o, como ocurrió en Caranavi, donde han hecho escapar a una doctora porque querían quemarla por haber dicho que había un caso, entonces hay que tener cuidado con la información porque la población no reacciona adecuadamente. Los pobladores no querían que se diga que hay coronavirus” de acuerdo a René Sahonero. director del SEDES La Paz.
LA DERECHA SE SOBREGIRA
Por otra parte, el entusiasmo desatado por la gestión de Añez para reconducir el proceso, encendió las ambiciones y los cálculos de la derecha montada en el gobierno que atizó el entonces fantasma del masismo, para impulsar la candidatura de Añez , con certeza el error más grande y la razón por la que todos sus actos de gobierno, los buenos y los malos son leídos en clave electoral y sirven para movilizar a las bases masistas y aparentemente para paralizar al gobierno que está contribuyendo con su propia cuota de estupidez y corrupción. El último hecho relacionado con la compra de los respiradores y que ha terminado con la detención del recientemente nombrado ministro de salud y otros funcionarios ha iluminado las continuidades entre el gobierno del prófugo y el actual. Se ve la permanencia de operadores políticos, la persistencia de arbitrariedades justificadas por la urgencia, el nepotismo y la indolencia. No solo eso, en torno a este hecho hemos visto con estupor que el candidato del MAS y ex dueño de las finanzas, Luis Arce declara indignado ante la corrupción sin ruborizarse ni mencionar que él es el principal responsable del robo en el Fondo Indígena y muchos otros t hechos de corrupción. No solo eso, el cinismo del envalentonado candidato no se refiere al abandono dejado en salud y educación, causas directas de las dificultades que actualmente enfrentamos para superar la pandemia.
Último pero no menos importante, el papel jugado por el BID al que el gobierno boliviano recurrió para darle un toque de transparencia a la compra de los 170 ventiladores objeto del escándalo. Ni el BID ni el gobierno pueden mostrar transparencia y quedan aún muchas, demasiadas preguntas por resolver: ¿Cuál es la genealogía política o familiar de las empresas comercializadoras que en todo el mundo se destacan por el lucro inmoral?. ¿Quiénes armaron el tinglado de la compra?. ¿Con qué contactos?. ¿Cuánto se pagó a quién?. ¿Qué empresas y personas están involucradas?. Mientras tanto, claro, presumimos la inocencia de un ministro que si es inocente, debe irse igual, por responsabilidad y la Presidenta si de verdad le queda sensatez, debe renunciar a su candidatura pensando en el bien común. De lo contrario nos seguiremos hundiendo.