Por Zulema Alanes B.-
La violencia machista es la otra pandemia que cobra víctimas en el periodo de cuarentena, ataca a niñas, niños y adolescentes, cobra la vida de las mujeres y siembra temor en los hogares bolivianos.
Cinco feminicidios, 43 violaciones a niñas, niños y adolescentes y 1374 casos de violencia familiar se registraron en todo el país en poco más de un mes, entre el 17 de marzo y el 22 de abril, según la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV).
El reporte policial detalla que entre las víctimas de las agresiones sexuales figuran menores de entre dos y 10 años. Con las 43 violaciones cometidas en el periodo de cuarentena, suman 250 los casos de violación durante el primer trimestre del año.
Según la FELCV, desde el inicio de la cuarentena se registraron cuatro feminicidios en el país, empero el Ministerio Público informó que, hasta el 23 de marzo, se registraron cinco feminicidios, sumando un total de 31 muertes de mujeres producto de la violencia machista, en lo que va del año.
La mayoría de los casos de violencia familiar, 1.374, se registraron en el eje del país, aunque Santa Cruz casi duplica los casos de La Paz, y Cochabamba ocupa el tercer lugar entre los departamentos más violentos.
Un informe de la Fiscalía General del Estado detalla que la violencia contra niñas, niños, adolescentes y mujeres, tipificados en la Ley 348, son los delitos más denunciados y, en términos generales, el índice de otros hechos delictivos descendió durante la cuarentena.
Viviendo con el enemigo
Los datos son elocuentes y ponen en evidencia que los hogares se constituyen en espacios de alto riesgo para niñas, niños, adolescentes y mujeres, dijo a Cabildeo Digital la psicóloga Marynés Salazar y explicó que en un contexto de confinamiento se acrecienta la tensión frente al coronavirus.
Según la especialista, “debido a la emergencia sanitaria, que ha recluido a todas las familias a sus casas, la primera persona con la que rivalizan los agresores es la pareja, pero en su búsqueda de poder, incluso arremeten contra sus hijos y, en muchos casos, de forma tan deplorable como son las violaciones”.
Dijo que, en primera instancia, se desencadenan manifestaciones de violencia psicológica, pero también pueden darse situaciones de violencia sexual primero contra la pareja y, luego, contra otros miembros de la familia, “el agresor necesita sentir que tiene el poder y el control del cuerpo de las otras personas de su entorno íntimo, y la violencia física es el correlato de todo este proceso”.
Salazar recomendó estar alertas ante cualquier situación que se observe “tanto en nuestras casas como en las casas vecinas, hay personas que virtualmente están viviendo con su enemigo, en la lucha por ejercer el poder, los agresores están lastimando a muchas personas, y quienes llevan la peor parte son niñas, niños y adolescentes, que son los más débiles en la cadena de víctimas afectadas por la violencia machista”.
Paradojas de la cuarentena
En criterio de la socióloga, Ximena Machicao, “la violencia machista, con o sin coronavirus, es un hecho naturalizado, una catástrofe humana a la que están expuestas las mujeres, las niñas y adolescentes a lo largo de sus vidas”.
En su opinión, el coronavirus no trajo consigo la violencia machista, pero admitió que es posible que incluso haya subregistro debido a que por las restricciones de la cuarentena muchos casos no se denuncian, por tanto, “es difícil dimensionar realmente lo que está pasando en el encierro”.
Para Machicao, la paradoja de la cuarentena es que “tiene el objetivo de proteger de los riesgos para la salud, pero, a la vez, puede significar un periodo de alto riesgo para muchas personas en sus hogares que, se supone son los lugares donde debían sentirse protegidas, pues como se sabe las calles son también espacios de alto riesgo, y actualmente están libres de depredadores sexuales y feminicidas”.
Sostuvo que efectivamente las condiciones de la cuarentena pueden agudizar la violencia machista, “pero no tenemos otro camino que el encierro, el coronavirus nos tomó por sorpresa, se lo veía muy lejos y llegó de pronto, y nos encontró en un estado de indefensión total”.
Activar las alertas tempranas
Ambas especialistas coincidieron que lo único que queda es activar las alertas tempranas para denunciar los casos de violencia machista.
Marynes Salazar apeló a la vigilancia ciudadana, “poner ojos y oídos atentos a lo que ocurre en casas vecinas y alertar a las autoridades en caso de sospechar de hechos de violencia”.
Por su parte, Ximena Machicao, señaló que el encierro no debe imponer el silencio y recordó que existe una ruta crítica para denunciar la violencia contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes en todo el país.
Desde hace seis años, la línea gratuita 800-140348 ha sido habilitada por la FELCV para recibir denuncias por violencia.