10 de noviembre: el día de la rendición
El 10 de noviembre marca un antes y un después en la historia reciente de la democracia. Ese día amaneció muy temprano con la noticia de la emboscada a los cooperativistas mineros en Challapata. El ataque armado a una caravana de flotas y cinco mineros heridos por paramilitares del MAS transformaron la celebración del aniversario cívico de Potosí en radicalización de la protesta. Fue el principio del fin.
Los hechos se aceleraron ese mismo día. A las 6 de la mañana, se conoció desde Washington el informe preliminar de la OEA que confirmaba el fraude electoral y recomendaba la realización de nuevas elecciones. El propio Secretario General de la OEA reveló que, la noche previa, Evo Morales intentó evitar que ese informe se haga público.
Una hora después, en la base aérea de la FAB, Morales anunció en conferencia de prensa que decidió remover al TSE (Tribunal Supremo Electoral) y convocar a nuevas elecciones. Un día antes, anunció un diálogo nacional que fue rechazado por el candidato opositor Carlos Mesa.
Morales se parapetó en la base militar. No volvió a Palacio y tampoco fue a la residencia de San Jorge.
Al medio día, la COB se sumó al pedido de remoción del TSE, demandó nuevas elecciones y admitió que Morales debe renunciar “si es necesario”. A las dos de la tarde apareció el video de las Fuerzas Armadas en el que el Gral. Kalimán, el militar de confianza de Evo Morales, sugirió al Presidente que renuncie a su mandato para pacificar al país. Más tarde, se pronunció el Comando de la Policía en el mismo sentido. A las 15:11 de la tarde Morales partió de la base aérea rumbo a Chimoré. Se supo que en ese vuelo redactó su renuncia.
A las 16:25 se reunió con la cúpula violenta del Chapare y a las 16:51 Morales renunció a la presidencia y denunció un golpe de Estado para sacarlo del poder. Al día siguiente abandonó el país rumbo a México, aunque en la víspera, en su primera conferencia de prensa en la FAB, había dicho “no tengo por qué escapar”. Antes también dijo “no renunciaré”. Renunció y se escapó.
Pocos minutos después de la renuncia se multiplicaron los pronunciamientos de la oposición, la ciudadanía se volcó a las calles pero no hubo tiempo para el festejo. Ese 10 de noviembre se tornó violento. Desde el Chapare Evo Morales declaró la guerra y a las 23:00 horas, muchos barrios de la sede de Gobierno fueron atacados por grupos afines al MAS armados con bombas molotov y dinamitas. La mayor violencia se desató en la zona sur de la ciudad de La Paz, allá donde la resistencia ciudadana al fraude fue más contundente atacaron viviendas particulares, prendieron fuego a los Puma Katari e incendiaron las casas de Waldo Albarracín y Casimira Lema, periodista de TVU. Fue el inicio de 10 días de violencia incesante, la ofensiva de Evo Morales que instruyó cercar las ciudades hasta matar de hambre a la población, dejó un lamentable saldo de heridos y muertos en Senkata, El Alto, y Sacaba, en Cochabamba.
Miedo en La Paz, violencia en El Alto, resistencia organizada en todo el país. Cuadra por cuadra, las pititas se convirtieron en barricadas de un gran combate por la democracia.